Expertos VIU | Infraestructura verde: Planificar y diseñar un futuro sostenible
A finales de febrero del año pasado, el Grupo de Trabajo II del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por su siglas en inglés) señaló en su informe Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad, su contribución al Sexto Informe de Evaluación del IPCC, que “La evidencia científica acumulada es inequívoca: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta”. Unas conclusiones que no hacen más que ratificar la experiencia que millones de personas estamos viviendo a diario, con ejemplos recientes, como las olas de calor del pasado verano septentrional, las nevadas históricas de EEUU provocadas por la tormenta Elliot en octubre del año anterior o las catastróficas inundaciones de Pakistán en septiembre del mismo año.
Aunque la necesidad urgente de adoptar medidas contundentes resulta evidente, los diversos intereses geopolíticos y económicos en juego dificultan enormemente obtener acuerdos sustanciales y con un impacto profundo, cómo ha evidenciado la reciente COP27. Por eso, las acciones locales; muchas de ellas con proyección global, o insertas en redes cooperativas internacionales; tanto de iniciativa privada como con el respaldo de las administraciones locales, son hoy más importantes que nunca, ya que permiten actuar con la agilidad que la situación exige y guiándose únicamente en pos del bienestar de los entornos y las personas. Sin duda, uno de los frentes en que estas iniciativas tienen un gran potencial de impacto y de aplicación inmediata, es en el terreno de la infraestructura verde.
El Dr. Daniel Jato Espino; doctor en Ingeniería Civil, investigador sénior de la Escuela Superior de Ingeniería, Ciencia y Tecnología de VIU, docente en la Maestría Oficial en Ingeniería y Gestión Ambiental e investigador principal del grupo GREENIUS de la Universidad; es uno de los investigadores más destacados de España en la materia, por lo que nos pusimos en contacto con él para conocer más sobre cómo la infraestructura verde puede ayudarnos a combatir el cambio climático y resistir mejor sus consecuencias.
Comencemos por lo básico ¿Qué engloba el término Infraestructura Verde?
No es una pregunta trivial, porque en la literatura se pueden encontrar múltiples definiciones con distintas implicaciones de lo que es la infraestructura verde. En las investigaciones de nuestro grupo GREENIUS, nos alineamos con la Unión Europea, que define la infraestructura verde como una “red estratégicamente planificada de espacios naturales y seminaturales con valores ambientales diseñada y gestionada para proporcionar una gran variedad de servicios ecosistémicos”.
En relación con esta definición, se pueden hacer dos apreciaciones. En primer lugar, a pesar del color que acompaña al término, además de zonas verdes, esta definición también incluye espacios azules (lagos, estanques, etc.) si hay ecosistemas acuáticos implicados. Por otra parte, también es importante destacar la parte de “red estratégicamente planificada”. No se trata únicamente de disponer zonas vegetadas aisladas, sino de interconectarlas para que esos beneficios que obtenemos los humanos de los ecosistemas se optimicen.
¿Cómo se puede contribuir desde la Infraestructura Verde a un urbanismo sostenible?
Se puede contribuir mucho y de muchas formas. La transformación de las ciudades en lugares habitables, inclusivos, sanos, sostenibles, seguros, ordenados, compactos y resilientes es el principal propósito de la Nueva Agenda Urbana de las Naciones Unidas. El medio ambiente y el urbanismo ambiental basado en la implementación de Infraestructura Verde están llamados a jugar un papel decisivo para lograr un urbanismo sostenible. Una concepción más verde de las ciudades se traduce en diversos servicios como protección del suelo, conservación de la flora y la fauna, reducción de la contaminación atmosférica y acústica, movilidad sostenible, eficiencia energética, consumo responsable y muchos otros.
Ejemplo de Infraestructura Verde en Calcuta, India
¿Qué papel juega la infraestructura verde dentro de la lucha contra el cambio climático?
Las bondades de la infraestructura verde para mitigar el cambio climático están muy documentadas en la literatura científica. En primer lugar, pueden ayudar a su prevención de forma directa e indirecta. Por un lado, puede actuar como un sumidero de dióxido de carbono, que es uno de los gases de efecto invernadero de mayor impacto debido a la magnitud en que se emite. Por otro lado, su potencial para regular la temperatura también permite reducir el consumo energético de los edificios, con la reducción de emisiones que ello conlleva.
Además, la infraestructura verde también juega un rol reactivo ante los efectos del cambio climático. Su poder regulador, ya mencionado con anterioridad, permite atenuar episodios de altas temperaturas, cuyo efecto puede ser realmente difícil de sobrellevar cuando se está en un entorno construido y artificializado. La infraestructura verde también tiene un impacto positivo en relación con la gestión del agua debido a su capacidad de captación de agua de lluvia. En un contexto en el que las olas de calor y las tormentas cada vez son más frecuentes e intensas, disponer de una red de infraestructura verde puede ayudar a prevenir daños humanos y materiales.
Ejemplo de Infraestructura Verde en Nueva York. Parque High Line, creado en una línea de ferrocarril elevada abandonada
¿Nos puedes dar ejemplos de implementación de Infraestructura Verde en la actualidad?
Como ya hemos comentado, la infraestructura verde debe entenderse como una red estratégicamente planificada. En ese sentido, la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas menciona diversos elementos que pueden formar parte de la Infraestructura Verde a distintas escalas. El punto 5 se refiere a elementos urbanos ‘verdes’, que quizá son los más fáciles de categorizar y reportar como ejemplos concretos.
En Xàtiva, por ejemplo, se han realizado distintas actuaciones, incluyendo una balsa de laminación-infiltración, una cubierta verde o una cuneta vegetada. También se pueden destacar casos como los de Ciudad Real y Cudillero (Asturias), donde se han llevado a cabo procesos de renaturalización urbana mediante la aplicación de pavimentos permeables vegetados. Otro ejemplo de estos elementos verdes urbanos son los estanques de detención, como el instalado junto al Pabellón de Deportes de la Universidad de La Coruña. Se puede acceder a información e imágenes de estos ejemplos a través del mapa de RedSUDS, una iniciativa para registrar este tipo de elementos, especialmente cuando tienen una finalidad de gestión del agua.
¿Nos puedes contar sobre el trabajo de investigación que realizas en este campo?
El tipo de investigación que hago y, por extensión, hace el grupo GREENIUS de VIU se centra en el análisis, modelado y evaluación de las cuatro familias de Servicios Ecosistémicos que proporciona la Infraestructura Verde. Utilizamos diversas herramientas como Sistemas de Información Geográfica (SIG), algoritmos de machine learning y métodos estadísticos para determinar los beneficios de la Infraestructura Verde en términos de servicios de aprovisionamiento (agroalimentación, reutilización de agua), regulación (calidad del aire, polinización), soporte de hábitat (protección de la biodiversidad y de los hábitats) y culturales (bienestar físico y mental, recreación).
Las 4 familias de Servicios Ecosistémicos que proporciona la Infraestructura Verde
Ahora mismo estamos desarrollando un proyecto de investigación financiado por la Generalitat Valenciana que aborda estos cuatro bloques. Como ejemplo de algunos trabajos que ya hemos realizado en esta línea, puedo mencionar estudios en los que demostramos los beneficios de los espacios verdes para reducir el efecto Isla de Calor y mejorar la salud mental durante el confinamiento por COVID-19, así como su potencial para combatir la despoblación rural en la Comunidad Valenciana.