La Psicología Humanista, teoría y principios terapéuticos.
La Psicología Humanista, también conocida como la tercera fuerza psicológica, surgió oficialmente en Estados Unidos en 1961 con la creación de la American Association for Humanistic Psychology (AAHP). Entre los miembros fundadores de la asociación se encontraban algunos nombres importantes en la historia de la psicología, como Abraham Maslow, Anthony Sutich, Joe Adams, Dorothy Lee y Clark Moustakas. Este acontecimiento marcó el resultado de un proceso que llevaba años en desarrollo en el interior de la psicología. Muchos rechazaron la idea de un sujeto reprimido propuesta por el psicoanálisis y la rigidez mecánica del conductismo. En la década de 1960, el mundo quería hablar sobre libertad y espiritualidad después de dos guerras mundiales, y el humanismo fue visto como un signo de los tiempos.
Descarga nuestra guía gratuita: Las áreas de la psicología y la aplicación de las nuevas tecnologías
Qué plantea la Psicología Humanista
Para el humanismo, el hombre no es un ser esclavo de sus instintos e ideas reprimidas, como lo hace ver el psicoanálisis, ni una máquina programable que pueda ser manipulada por conductistas a partir del entorno. Para la Psicología Humanista, el hombre es libre y autodeterminado; su comportamiento y su perspectiva son altamente subjetivos y son importantes en la terapia. Según los humanistas, el sujeto es esencialmente bueno y se desarrolla gracias a su deseo de realización. Algunos conceptos clave del humanismo incluyen:
- El hombre tiene una tendencia innata a la autoactualización, también conocida como la tendencia formativa según Carl Rogers, uno de los padres fundadores del movimiento. Esto implica que después de satisfacer sus necesidades básicas (nutrición, seguridad, etc.), el ser humano tratará de desarrollarse a sí mismo y alcanzar su mayor potencial.
- El individuo debe ser aceptado como es.
- El hombre es innatamente bueno y tiene una tendencia natural a ser saludable y mantener relaciones interpersonales significativas.
- El ser humano es libre, autoderminado.
- La enfermedad surge cuando el hombre no es él mismo, es decir, cuando no desarrolla todo su potencial.
- La psicología debe enfocarse en la subjetividad y en la perspectiva que el hombre tiene del mundo. Los conductistas ignoran la subjetividad, pero el humanismo la pone en el centro de todo su enfoque, porque el hombre y su forma de ver lo que le rodea son importantes.
Principios fundamentales de la terapia humanista
Al igual que cualquier corriente psicológica, el humanismo no solo tiene una concepción teórica sobre su entorno, sino que, a partir de ese marco explicativo, crea métodos terapéuticos destinados a aliviar a sus clientes. Porque sí, para el humanismo, la persona que acude a un terapeuta no es un paciente, sino un cliente con quien se relacionará casi como iguales. Hay varias terapias surgidas de la Psicología Humanista, como la terapia centrada en la persona de Carl Rogers y otras no directamente humanistas, pero sí inspiradas en este paradigma, como la terapia gestalt y las que surgen de la psicología positiva. En la actualidad, el conocido coaching bebe directamente del humanismo. Entre los principios fundamentales de la terapia humanista clásica se encuentran:
- Mantener una actitud de comprensión empática hacia el cliente y su experiencia subjetiva.
- Respeto por los valores culturales del cliente y por su libertad de expresión.
- Explorar los problemas del cliente de forma auténtica y colaborativa para ayudarle a ganar conciencia sobre sí mismo y responsabilidad.
- Explorar las expectativas y metas del cliente, incluyendo lo que espera obtener del proceso terapéutico.
- Estimular la motivación del cliente
- Clarificar el papel de ayuda del terapeuta sin interferir en la autodeterminación del cliente.
- Negociar un contrato que clarifique la dirección que desean tomar en la terapia.
Limitaciones y aportes de la Psicología Humanista
La Psicología Humanista ha llegado hasta nuestros días como un enfoque inspirador, pero con limitaciones marcadas. Entre ellas:
- Ignora los determinantes biológicos en el ser humano.
- Conceptos muy subjetivos y, por lo tanto, difíciles de demostrar a través del método científico.
Sin embargo, la historia de la psicología reconoce que el humanismo trajo al hombre y su subjetividad al centro de este campo, lo empoderó y alejó muchos prejuicios alrededor de las terapias psicológicas: las personas, a partir del humanismo, ya no van a terapia solo porque están enfermas, también van porque quieren alcanzar la mejor versión de sí mismos.