Alumni VIU | Mari Carmen Morales. Aprendizaje continuo para innovar en atención temprana
Mari Carmen Morales (Córdoba, España) es graduada en Logopedia. Ha empleado gran parte de su enseñanza a formarse sobre la atención temprana. Al interesarse cada vez más por esta rama socio-sanitaria, Mari Carmen decidió cursar el Maestría Oficial en Necesidades Educativas Especiales y Atención Temprana de VIU. Compaginó su formación junto a un trabajo en un centro de intervención y desarrollo infantil, lo cual la condujo a investigar sobre las dificultades comunicativas de los infantes. Gracias a ello, pudo desarrollar su TFM sobre el Programa AT para mejorar las habilidades en el lenguaje de los niños con Retraso Global del Desarrollo (RDG), por el cual se le otorgó un premio en su municipio natal, Hinojosa del Duque. La entrevistamos para saber más sobre este tema y sus perspectivas de futuro.
Cuéntanos sobre ti
Soy Mari Carmen Morales, tengo 23 años y soy logopeda. Desde que comencé mis estudios, sabía que quería desempeñar mi trabajo en el ámbito de la atención temprana. Mi motivación por esta extraordinaria rama socio-sanitaria iba aumentando a medida que conocía más sobre ella, pero sentía que necesitaba una formación especializada con la que descubrir fuentes de información, referentes y conocimientos actualizados y profundos, más allá de los que ofrecían cursos breves o mi autoaprendizaje. Cuando hallé el plan de estudios de la maestría en necesidades educativas especiales y atención temprana de la Universidad Internacional de Valencia, supe que este me aportaría aquello que buscaba.
¿Qué te motivó a investigar sobre las habilidades comunicativas de infantes con RGD?
Mientras cursaba el máster, trabajaba en el centro de intervención y desarrollo infantil en el que continúo actualmente. Uno de los servicios más demandado es la valoración del desarrollo, existiendo preocupaciones comunes entre las familias que lo solicitan, destacando las dificultades comunicativas de sus hijos. En la mayoría de los casos, se trata de niños de 18 a 30 meses que manifiestan un retraso significativo en varias de las áreas del desarrollo sin causa aparente. Junto a la intervención, se inicia un proceso médico que tiene como objetivo encontrar el motivo de las dificultades, pero existe un abanico muy diverso e incluso no siempre es posible, por lo que la prioridad de los profesionales debe ser elaborar un diagnóstico de necesidades individualizado, a través un razonamiento clínico respaldado por la evidencia científica. Este, aplicado al área de la comunicación, era mi objetivo como profesional, de ahí mi necesidad por investigar sobre las habilidades comunicativas de los infantes con RGD.
El tema de tu TFM, por el cual ganaste el Premio de Maestría y Fin de Grado del municipio Hinojosa del Duque, trata sobre el Programa de AT para mejorar habilidades comunicativas de infantes con RGD, ¿podrías explicarnos en qué consiste dicho programa?
El Retraso Global del Desarrollo es el término que engloba a aquellos niños menores de cinco años que presentan dificultades en varias áreas del desarrollo, y suele preceder a otros diagnósticos más concretos como la discapacidad intelectual o trastorno del espectro autista. El programa propuesto unifica la importancia de la intervención temprana, para aprovechar al máximo la neuroplasticidad y la influencia que tiene la implicación familiar; y la estimulación en el ambiente natural, en pro del desarrollo comunicativo de los niños diagnosticados. El objetivo principal, es potenciar el desarrollo de habilidades básicas como el contacto ocular, el señalado, la imitación o la atención conjunta, que suponen, además, la base para el desarrollo de otras áreas como la social. De este modo, se ofrece un programa integral compuesto por una valoración inicial, una intervención desglosada en 27 sesiones desarrolladas a lo largo de 9 semanas, para cada una de las cuales se detallan las diferentes actividades, especificando el objetivo de cada tarea, los materiales necesarios y cómo se debe poner en práctica. Tras este programa intensivo, se realiza una reevaluación para comprobar su impacto en el desarrollo del niño. Yo he tenido la oportunidad de poner en práctica este programa, realizando algunas adaptaciones para cada caso, y sí he comprobado su eficacia en la mayoría de los casos, aunque las principales limitaciones que tiene es la gran implicación familiar que requiere y el sobreesfuerzo que le supone al profesional el desplazamiento continuado al hogar. Esto hace que la aplicación del programa no siempre sea la idónea, repercutiendo en los resultados obtenidos.
"El programa propuesto unifica la importancia de la intervención temprana, para aprovechar al máximo la neuroplasticidad y la influencia que tiene la implicación familiar; y la estimulación en el ambiente natural, en pro del desarrollo comunicativo de los niños diagnosticados"
El RGD afecta entre 1% y 3% de los niños. ¿Cómo se realiza el diagnóstico?
Para realizar el diagnóstico debe realizarse una exhaustiva valoración que confirme la existencia de un desfase entre la edad cronológica del niño y la edad equivalente obtenida en pruebas estandarizadas en dos o más áreas del desarrollo. Para disminuir el margen de error, es importante que dicha valoración se lleve a cabo por un equipo multidisciplinar que conozca tanto el desarrollo típico como las alteraciones que pueden aparecer en el neurodesarrollo, e integrar test estandarizados, como el Inventario de desarrollo Battelle o la escala Bayley, pautas de observación semiestructuradas en el ambiente natural y en el clínico y entrevistas con la familia. Un buen diagnóstico requiere de profesionales formados para recoger e interpretar la información obtenida a través de diversos medios, no podemos basarnos en una sola fuente de información.
¿Qué aspectos te interesan más sobre las necesidades educativas especiales? ¿Tienes pensado continuar investigando en esta área?
Personalmente, creo que las necesidades educativas especiales son un gran ovillo en el que todo está relacionado, y cada profesional encuentra una punta diferente dependiendo de sus inquietudes, sin duda, mi punta es la neuroplasticidad. Me fascina esa asombrosa capacidad que tiene nuestro cerebro, muy especialmente en los primeros años de vida para reorganizarse estructural y funcionalmente, creando y modificando conexiones sinápticas para favorecer o superar dificultades. Aunque ahora hay mucha divulgación de información sobre la neurociencia, es un ámbito científico muy joven, por lo que constantemente se van descubriendo nuevos datos, por eso es fundamental seguir investigando sobre él. Por otro lado, me interesan mucho las dificultades del aprendizaje. Por lo que veo en mi práctica clínica creo, que hay carencias a nivel de divulgación de la información y formación entre profesionales, lo cual dificulta la detección y atención en edades tempranas. Ejemplo de ello, son los niños con dificultades específicas en la lectura o la escritura que comienzan a recibir apoyo cuando su desempeño académico se ve gravemente afectado por sus dificultades. Por eso, quiero animar a los alumnos de la maestría en necesidades educativas especiales a que se interesen por esta asignatura, e incluso realicen sus trabajos finales sobre las DEA, se necesitan protocolos de detección y programas de intervención temprana. Por supuesto yo seguiré estudiando e investigando sobre todos estos temas, el aprendizaje continuo es fundamental para reciclar y actualizar nuestra práctica clínica. Si algo tengo claro es que no tengo límites en este sentido, y espero que esta sea también la filosofía de muchos estudiantes, hay que trabajar día a día para superarnos y dar lo mejor de nosotros mismos, sin miedo a dudar o a equivocarnos, porque no hay duda tonta y de los errores también se aprende.
¿Qué destacarías de tu experiencia formándote en VIU?
Cuando decidí que iba a continuar mis estudios cursando un maestría, me encontraba en una situación personal difícil, ya que mi padre estaba luchando contra el cáncer, y para mí era fundamental estar cerca de mi familia en esa etapa, sin tener que sacrificar la calidad de mi formación. Gracias a la metodología y los valores de la VIU pude compatibilizar, no solo mis circunstancias personales, sino también laborales mientras seguía aprendiendo y nutriéndome de los conocimientos más actualizados.