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Dra. Elisabet Navarro Tapia, pasión, curiosidad y esfuerzo para entender qué significa estar vivo

 

Incrementar la representatividad y la visibilidad de los referentes femeninos en ciencia sigue siendo una tarea fundamental. La falta de visibilidad de ejemplos notorios y numerosos es una de las grandes barreras que explican, en parte, la desigualdad de género en campos como la investigación o las carreras STEM. Esta falta de representatividad contribuye a socavar la confianza de las nuevas generaciones de potenciales científicas en sus posibilidades, lo que tiene como consecuencia una pérdida insostenible de talento en el área científica.

Por ello, para hacer nuestro pequeño aporte, hemos creado esta sección, destinada a celebrar y visibilizar a las científicas de VIU durante todo el año, contribuyendo de esta manera a la presencia en el universo digital de más referentes femeninas que puedan inspirar a las niñas de hoy a ser las científicas de mañana.

En esta entrega, nuestra protagonista es la Dra. Elisabet Navarro Tapia. Doctora en Biotecnología, Licenciada en Biología Molecular y Máster en Investigación en Biología Molecular; la Dra. Navarro Tapia es Coordinadora de la Maestría Oficial en Epidemiología y Salud Pública de VIU. Ha desarrollado una extensa carrera investigadora, ejerciendo en el Dpto. de Biotecnología de los alimentos del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (CSIC), y en el grupo IDIBAPS del Hospital Clínic de Barcelona. En VIU es Investigadora Principal del grupo de investigación Epidemiología Clínica, Genética, Epigenética y Molecular (ECLIGEM) y Co IP del grupo Genómica nutricional, adicciones y Salud Pública (GNASP).

El amor por la ciencia ha acompañado a Elisabet desde que tiene recuerdos “Mi madre siempre me ha dicho que desde muy pequeña cuando me preguntaban que quería ser de mayor decía que quería ser ‘bióloga’ “, cuenta. Los recuerdos de una infancia feliz, rodeada de tíos, primos y abuelos, dejan adivinar en el amor que su abuelo le inculcó por la naturaleza durante sus habituales excursiones por el monte, una de las claves por su fascinación por entender cómo funciona lo vivo. Su entorno también fue fundamental, como, por ejemplo, un profesor de ciencias naturales al que llamaban ‘Don Ángel’ y que con 7 u 8 años “un día nos dijo ‘os voy a decir un nombre que nunca se os olvidará, es el nombre de nuestro material genético y se llama ácido desoxirribonucleico’. Recuerdo ese momento perfectamente, me quedé mirando a mi profesor asombradísima, jamás había escuchado una palabra tan rara y que además tuviera un significado real”.

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Elisabet Navarro Tapia, de niña junto a su perro

La Dra. Elisabet Navarro Tapia, de niña junto a su perro

Su fascinación primigenia no tardó en evolucionar en vocación, llevándola a licenciarse en Ciencias Biológicas en la Universidad de Valencia, primero, y a realizar un Máster en investigación en biología molecular a continuación. Gracias a este postítulo obtuvo una beca FPU, que le permitió realizar un doctorado en Biotecnología en el CSIC, en el laboratorio de Biología de sistemas en levaduras de interés biotecnológico del IATA, liderado por la Dra. Amparo Querol. Elisabet recuerda ese período como “una época dura, ya que el doctorado te exige mucho sacrificio, tanto a nivel personal como en el día a día en el laboratorio” pero no duda ni un instante en afirmar que “conforme pasan los años me reafirmo en que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida” ya que “Un doctorado no solamente te aporta a nivel profesional, es más que un título, te enseña a resolver problemas, tomar decisiones, pensar “fuera de la caja” y ser resiliente. Además, tuve la suerte de formar parte de un laboratorio maravilloso, donde tanto compañeros como jefes fueron un gran apoyo y me ayudaron a crecer como persona y profesional”.

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Dra. Elisabet Navarro Tapia, junto a sus padres el día en que se doctoró en en el El Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos-IATA-CSIC, en Paterna (Valencia), 7 de Marzo del 2016

La Dra. Navarro Tapia junto a sus padres, el día en que se doctoró en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos-IATA-CSIC. 7 de Marzo de 2016. 

Una vez terminado el doctorado, a su pareja le ofrecieron un puesto de investigador en Barcelona, por lo que decidieron mudarse y comenzar una nueva etapa que duraría 6 años. Un tiempo que Elisabet ocupó en profundizar aún más en su carrera investigadora y expandir su campo de acción laboral. Estudió un Máster de Dirección de Proyectos en LaSalle “que fue la puerta de entrada a la industria Biotech como Manager científico”. Esta fue la etapa en que descubrió el mundo de la microbiota y los probióticos, trabajando durante unos años diseñando y testando nuevos probióticos destinados a la mejora de patologías tan distintas como el cólico del lactante o dislipidemia. “Fueron años de un gran desarrollo profesional ya que conecté el mundo puramente científico con el empresarial, aprendí a dirigir proyectos de investigación, estudios clínicos y a escuchar que necesitaba el mercado para poder traducir el conocimiento obtenido en un laboratorio en soluciones tangibles para la sociedad”, recuerda.

Barcelona también marcaría un punto de inflexión en el desarrollo de Elisabet como investigadora, ya que durante su estancia se unió al al grupo de investigación del Dr. Óscar García, jefe de neonatología del Hospital Clínic de Barcelona, especializado en el estudio del Síndrome alcohólico fetal En este grupo es donde he realizado la mayor parte de mi carrera investigadora y a día de hoy sigo como investigadora posdoctoral en él”, explica. El grupo desarrolla una línea de trabajo principal orientada a saber cómo la ingesta de alcohol y otros tóxicos afecta al neurodesarrollo del feto durante el embarazo. Dentro de este trabajo, investigan el desarrollo de nuevas terapias para mejorar la calidad de vida de los niños con síndrome alcohólico fetal, un ámbito en que la Dra. Navarro Tapia cuenta que “he podido unir mis conocimientos de la industria de probióticos con la investigación clínica”.

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Dra. Elisabet Navarro Tapia en el Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM) en Barcelona. 2017

La Dra. Navarro Tapia en el Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM) en Barcelona, durante su primera año como investigadora postdoctoral en el laboratorio del Dr Óscar García en el  Grup de Recerca Infància i Entorn (GRIE). 2017.

Una vez concluida su experiencia en Barcelona, volvió a Valencia donde se incorporó a ADM Biopolis como científica senior en Probióticos y a la Universidad Internacional de Valencia, donde actualmente ejerce como docente e investigadora, impartiendo clases en la Maestría Oficial de Nutrición y Salud y en la Maestría Oficial de Epidemiología y Salud Pública, en el cual además es coordinadora.

Aunque su amor por la ciencia fue prácticamente innato, el entorno familiar y extendido de Elisabet fue fundamental para que pudiera florecer y convertirse en una larga y fructífera carrera. Un ejemplo, el regalo que sus abuelos le hicieron a los ocho años por reyes “un juego llamado Micronova, que básicamente era un microscopio de juguete (que para ir con pilas y ser para niños iba bastante bien) con muestras para poder observarlas”. La curiosidad de la pequeña Elisabet le llevó a explorar las posibilidades que ese juguete le ofrecía “Me encantaba, y más allá de utilizar las muestras de la caja yo misma hacía mis propias muestras con todo lo que tenía a mi alcance. Una vez dejé agua con tierra y restos de plantas varios días y cuando puse una gota en el microscopio y vi tanta vida en tan poco espacio tuve claro que mi vida iba a estar dedicada a desentrañar todo ese misterio que en aquel momento no comprendía muy bien”, recuerda con una sonrisa.

Ese apoyo e incentivo de su entorno ha sido una constante a lo largo de su carrera “Tanto mi familia como amigos siempre me han apoyado en mi carrera investigadora y se han interesado por las investigaciones, aunque a veces no comprendieran muy bien que es lo que hacía”, cuenta. Una situación que se repite con su pareja, quien, según explica “ha sido un pilar fundamental todos estos años. También es científico y sabe que significa querer dedicarse a este mundo, cuando tenía que ir los fines de semana al laboratorio o quedarme por la noche escribiendo algún artículo o proyecto siempre me decía “venga Eli, a por ello”. Por eso, Elisabet afirma que “Mi carrera científica también se la debo a todos ellos por el apoyo y confianza que me dan cada día”. 

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Elisabet Navarro Tapia en el festival de Navidad del Colegio Claret (Xàtiva), año 1989

Elisabet en 1989 el festival de Navidad del Colegio Claret (Xàtiva)

Respecto a los referentes científicos que le han inspirado a lo largo de su vida, la Dra. Navarro Tapia destaca especialmente la figura de Hipatia de Alejandría “siempre me ha cautivado. Hipatia fue una de las primeras mujeres científicas y un emblema de la libertad de pensamiento y la búsqueda del conocimiento. Tenía un carisma y una brillantez intelectual únicos y su legado representa la defensa de la razón y la libertad intelectual”, cuenta. Actualmente, este abanico de referentes se ha enriquecido con la experiencia y el trabajo, e incluye a “compañeros y jefes que he conocido. Cada uno de ellos han destacado por alguna cualidad que he tomado como referencia y de ellos intento aprender cada día”. 

Haciendo un ejercicio de imaginación, si la Dra. Elisabet Navarro Tapia le pudiera hablar a la Elisabet niña que sueña con convertirse en científica, le diría que “será duro pero que valdrá la pena, que tendrá que perseverar y no rendirse porque al final los resultados llegarán y que con pasos cortos pero firmes alcanzará lo que se proponga. También le diría que con su trabajo busque siempre hacer del mundo un lugar mejor, esa es la motivación más potente”. Un mensaje que hace extensivo a todas las niñas que sueñan con ser científicas y que no cuentan con el apoyo de su entorno, al que añade que “esa curiosidad que tienen, es la base de todo científico y es una fuente de poder, que la ciencia las necesita. Les recordaría a grandes científicos que también pasaron por barreras similares, a Rosalind Franklin, por ejemplo, que su padre no quería estudiara ciencia y ella fue clave en el descubrimiento de la estructura del ADN gracias a la cristalografía”; y que también “se mantuvieran valientes contra todas las negativas o frases del tipo ‘tu no vales’”, ya que “son opiniones vacías que lo único que buscan es hacer daño”.

Porque si de algo conoce la Dra. Elisabet Navarro Tapia es sobre el esfuerzo y la perseverancia, y la satisfacción que estos pueden provocar cuando animan una pasión “cuando un resultado sale como esperabas, es un momento de gran euforia porque ese experimento lleva una carga de trabajo detrás enorme. Cuando estás frente al resultado, en ese momento eres la única persona que lo sabe y es un instante mágico”, cuenta con un entusiasmo que contagia y que transmite ese amor por el querer saber que le ha movido desde que daba sus primeros pasos por la naturaleza junto a su abuelo.