Tu Historia Hace Ciencia | Dra. Marta González García: La curiosidad por todo, como camino para llegar a la ciencia
La representatividad y la visibilidad de los referentes femeninos en ciencia sigue siendo una tarea fundamental. La falta de ejemplos notorios y numerosos es una de las grandes barreras que explican, en parte, la desigualdad de género en campos como la investigación o las carreras STEM. Esta falta de representatividad se traduce en una falta de confianza, que tiene como consecuencia una pérdida insostenible de talento en el área científica.
Por ello, desde VIU hemos creado esta sección, destinada a celebrar y visibilizar a las científicas de VIU durante todo el año, contribuyendo de esta manera a la presencia en el universo digital de más referentes femeninas que puedan inspirar a las niñas de hoy a ser las científicas de mañana.
En esta entrega, nuestra protagonista es la Dra. Marta González García, doctora en Física y Matemáticas, licenciada en Matemáticas y Máster en Análisis y visualización de Datos Masivos. La Dra. González García es PDI de la Escuela Superior de Ciencia y Tecnología de VIU, impartiendo docencia en el Grado en Matemáticas, en el de Ingeniería Informática, en el de Ingeniería en Organización Industrial y en los Másters en Big Data y Data Science, y Astronomía y Astrofísica. Además, pertenece al grupo de investigación ASGARD, en el que aporta su expertise sobre las regiones de formación estelar.
Marta González García es el ejemplo perfecto de que existen tantos caminos para llegar a la ciencia como personas hay. A pesar de haberse especializado en el campo de la Astrofísica y la Astronomía, cuenta que su historia “no es la de una persona apasionada por esta disciplina que lleva observando las estrellas desde niña”. En cambio, señala que “Soy una persona curiosa, me gusta aprender y entender cosas nuevas, y además muchos campos me resultan interesantes, también las humanidades o la cultura, aunque la memorización no es lo mío, sobre todo me interesa entender”. De hecho, este interés por saber y comprender acerca de todo, reconoce, se traduce en que “me cuesta bastante trabajo concentrarme y no dispersarme. Tanto en mi vida profesional como en mis aficiones”.
Fue precisamente esta curiosidad la que la llevó a interesarse, finalmente, por el campo científico “Cuando estudiaba secundaria, decidí llegado a un punto que continuar estudiando alguna ciencia pura era lo que me iba a permitir perseguir estos intereses y me decanté por matemáticas, ya que es la más pura y la más versátil”. Una decisión en la que recibió un absoluto apoyo familiar “he sido y soy muy afortunada, y mi entorno siempre ha creído en mi capacidad y me ha apoyado en todo lo que he querido hacer”.
La carrera, reconoce, en un principio le resultó más complicada de lo que había pensado “era mucho más difícil de lo que yo esperaba. Así, la carrera, además de proporcionarme un aprendizaje académico, me dio también una lección de humildad”. Una vez adaptada a las particularidades de su elección académica, Marta comenzó a planificar su futura carrera “me fui por la orientación de matemática aplicada, y al terminar la carrera, decidí buscar oportunidades en distintos centros de investigación. Tuve la suerte de que me aceptaron en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, y ahí empezó todo”.
"Para construir el edificio de la ciencia, no sólo son necesarios arquitectos, que también, sino también obreros"
En dicho instituto realizó su tesis doctoral “aplicando modelos matemáticos a núcleos cometarios” y una vez convertida en doctora en Física y Matemáticas, siguió su trabajo en la misma institución, en calidad de investigadora postdoctoral “en distintos campos dentro de la astrofísica, desarrollando métodos estadísticos para evaluar la estructura de cúmulos estelares, y modelando la propagación de rayos en la atmósfera”. Una vez concluida su etapa en el centro, tuvo un breve paso por el sector privado como científica de datos en una empresa gallega. Sin embargo, no tardó en volver al campo de la Astrofísica, esta vez en el Instituto de Planetología y Astrofísica de Grenoble, Francia “donde continué en la línea de cúmulos estelares, especializándome cada vez más en la caracterización estadística de objetos jóvenes en regiones de formación estelar”.
En 2021 se incorpora a VIU, como PDI de la Escuela Superior de Ingeniería, Ciencia y Tecnología, y desde entonces compagina la docencia en grado y máster, con la labor investigadora en el grupo ASGARD, en el que “una de las líneas principales de investigación trata justamente las regiones de formación estelar”, una de sus grandes especialidades.
Aunque finalmente haya sido la ciencia la que terminó canalizando su curiosidad a nivel profesional, su inquietud por saber y su interés por los campos más diversos de la vida no han disminuido en lo más mínimo. De hecho sus aficiones son tan variadas como intenso su entusiasmo “he aprendido a calcetar y ganchillar, tengo una impresora 3D y Arduino y he intentado muebles”, aunque confiesa con humor que “lo cierto es que difícilmente termino las cosas y he de confesar que soy un poco chapucera y las artes no se me dan bien. Sólo soy consistente con cosas bastante básicas como ver películas y leer, o simplemente pasar el rato con los amigos y familia en diferentes formas: tomar cafés y cañas, ir a comer, cenar, salir a bailar, pasear, visitar sitios”.
"Es tremendamente excitante y enfrentarse a un problema cuya solución no conoces y tratar de averiguar cómo aportar algo"
A la hora de recordar referentes científicos que la hayan inspirado en la infancia, su respuesta resulta tan heterodoxa como coherente con su historia “De mi infancia sólo recuerdo a los científicos más conocidos: Albert Einstein, Newton, Descartes, Darwin… y la única mujer de la que recuerdo haber oído hablar siempre es Marie Curie. Sin embargo, reflexionando acerca del tema creo que para bien o para mal posiblemente una de las imágenes que formaron mi concepción de qué es una científica es un personaje de ficción: la agente Scully de Expediente X, una persona metódica y que siempre defendía la explicación racional frente a las teorías esotéricas y de la conspiración del agente Mulder. Resulta que normalmente él tenía la razón, pero eso es otra cuestión”.
Sin embargo, los años y el trabajo diario en el campo de las ciencias ha resultado en una nueva perspectiva al respecto “Actualmente, mi cultura científica se ha extendido enormemente y me resulta muy difícil elegir una persona entre tantas que son admirables. Eso sí, la gente que más me inspira es aquella que he tenido la oportunidad de ver de cerca. Más que aquellas personas conocidas por un gran descubrimiento, todas aquellas que contribuyen al conocimiento, que está formado por muchísima gente anónima trabajando muy duro en las partes menos reconocidas. Digamos que, para construir el edificio de la ciencia, no sólo son necesarios arquitectos, que también, sino también obreros”.
“Lo importante es aprender, y aprender siempre merece la pena"
A la hora de hacer un ejercicio de imaginación y hablarle a su yo de niña acerca de la decisión de elegir una carrera en ciencia, Marta prefiere evitar los recursos más tópicos y ser completamente abierta acerca de sus propias vivencias “Me diría que es un trabajo extraordinario en algunos aspectos, ya que es tremendamente excitante y enfrentarse a un problema cuya solución no conoces y tratar de averiguar cómo aportar algo, aunque sea pequeñito. Eso sí, es un trabajo duro, y no todos los días son divertidos, de hecho, lamentablemente la mayoría no lo son. Se trata de seguir adelante en los días buenos y en los malos, sin desanimarse y sin perder la perspectiva”.
Una visión que aplica también cuando le pedimos que se dirija a las niñas de ahora, a quienes les apasiona la ciencia y necesitan conocer historias que les sirvan de referentes para inspirarse y saber que ellas también pueden “Lo importante es aprender, y aprender siempre merece la pena. Si les apasiona una carrera científica, que la persigan, al menos durante un tiempo. También que hay que ser realistas y asumir que todo tiene un precio, y este trabajo también: es duro, hay inestabilidad y se hace complicado muchas veces continuar. Y no pasa nada si en un momento dado el precio deja de compensar, ya que uno descubre que fuera de la ciencia, lo que uno ha aprendido se valora y hay muchos trabajos muy interesantes fuera de lo académico en los que seguir aprendiendo”.
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