Expertos VIU | Dr. Joan Manuel Oleaque, decano de la Facultad de Artes, Humanidades y Comunicación. El periodismo actual: desafíos, oportunidades y la construcción de una voz propia
Joan Manuel Oleaque es doctor en Comunicación y decano de la Facultad de Artes, Humanidades y Comunicación. Además de su labor docente, el Dr. Oleaque tiene una extensa y brillante trayectoria profesional en el campo del periodismo: ha sido colaborador habitual del diario El País y sus suplementos, redactor del semanario El Temps, autor de los libros ‘Desde las tinieblas. Un descenso al caso Alcásser’ (1995) y ‘En èxtasi’ (2004). Ha sido distinguido con el premio del Instituto Interuniversitario de Filología Valenciana al mejor periodista valenciano (1998) en la modalidad de prensa escrita, con el Premio Octavi Pallissa de ensayo (1997) y con el Premio Internacional Rodolfo Walsh (2003) a la mejor obra de no ficción sobre un tema criminal. Por ello, le pedimos que nos respondiera una entrevista, analizando el estado del periodismo actual, sus retos, posibilidades y en qué se parece y en qué difiere con el periodismo más clásico que lo vio desarrollar su carrera.
¿Cómo es de diferente la profesión de periodista hoy que hace 20 o 30 años? ¿Cuáles crees que son las principales diferencias entre el periodismo ‘clásico’ y el actual?
En la superficie, en lo que se ve a primera vista, es desde luego bien diferente; yo he vivido un periodismo de mucha especialización, en el que quienes sabían de una sección no se inmiscuían en otra; también, de bastantes recursos (esto según qué medios) y en el que la publicidad era bastante abundante. Ser periodista era tener acceso a algo muy poco usual, información muy precisa y conocimiento social de relevancia, que la ciudadanía sólo podía tener a través de ti. Sin embargo, ahora ha cambiado, las redes han acercado cualquier conocimiento a cualquier persona, y el valor de la firma se ha diluido enormemente; las rutinas son peores y la publicidad es escasa y se ha abaratado. En resumen, la financiación es mucho más difícil, y permite menos riesgo creativo en cuanto a lo que el periodismo genera; el periodista es multitarea, por regla general, y hasta debe tener conocimientos reales de comunicación corporativa (algo impensable tiempo atrás). Sin embargo, en lo fundamental, el periodismo no sólo no ha cambiado, sino que es más relevante y exigente: en el magma actual, si no se dominan los entresijos de la creación de información rigurosa, crítica y propia (no de agenda, no la que replica lo que tienen todos), el profesional no destaca, está acabado; si se tiene eso, la influencia es enorme, se multiplica de modo exponencial y se llega a mucho más público. Es un tiempo para las grandes pasiones y para la búsqueda de caminos distintivos en la profesión.
Profundizando un poco en este aspecto ¿Consideras que hay algo que sea fundamental mantener en el periodismo actual del periodismo ‘clásico’? ¿Qué puede aprender el estudiante que se forma hoy para ser periodista de quienes le precedieron en la profesión?
Lo fundamental, lo más ineludible, es saber escribir periodismo, con todo lo que implica (creación, olfato, selección de tema distintivo, búsqueda de un estilo); lo que leas en un audiovisual, debe estar escrito; lo que vayas a contar en un podcast, lo mismo; el guion de cualquier informativo, procede de la escritura; y, por supuesto, toda la prensa, en papel u online, está escrita. Con la explosión brutal de Internet y de las redes, se generó un espejismo: que la escritura informativa está al alcance de cualquiera, que no hace falta saber las reglas, los conocimientos, las profundidades. Es mentira, es solo una estrategia de negocio, y toda la gente que saltó al periodismo actual sin saber generar contenidos a través de la escritura (y de la ordenación mental y de la exposición de conocimientos que supone), ha ido cayendo. No se puede tener documentación sin escribir, ni investigar, ni hacer atractivo lo que uno cuenta. Es por esto que un periodista que no lee para ampliar su escritura, no es periodista, hoy como ayer. Hoy día se tiene claro, hace pocos años, no tanto.
Es innegable que el campo profesional se ha ampliado y los posibles roles laborales del periodista se han multiplicado ¿Qué nuevos espacios en los que pueda ejercer un periodista destacarías?
Para mí es muy interesante la conexión de géneros y de formatos. Antes todo era muy estanco, si hacías prensa no hacías televisión, conozco gente de radio que nunca ha hecho otra cosa, etc. Esto ha cambiado todo, y una persona que escribe largos reportajes debe ser capaz de promocionarlos en red sintetizando su atractivo y haciéndolo accesible al gran público. Esto es interesante, sin duda, aunque agotador; en cuanto a nuevos espacios, creo que la capacidad de asumir nuevas formas de periodismo clásico en un espacio de futuro (lo que hace The Washington Post con la investigación, mezclando texto con audio, vídeo y documentos históricos, y con gran creación fotográfica) es de lo más interesante; también conocer las nociones de la comunicación persuasiva y aplicarlos al impulso de la propia marca personal: eso hace que el periodista sea capaz hoy de rescatar la fuerza de la firma como sello propio a través de ello.
¿Qué habilidades, competencias y conocimientos consideras que necesita un periodista para hacerse un hueco en el mercado laboral actual?
Los rudimentos esenciales tecnológicos le son necesarios, claro. La dinámica (para bien y para mal) de las redes debe ser totalmente conocida, así como los movimientos dinámicos (incluido todo lo fake) que se establecen en ellas. Pero lo que necesita es una vuelta a la grandeza: tener claro que algún día debe tener agenda contundente con muchos contactos; una gran capacidad de encontrar puntos de vista informativos que le hagan distintivo; que le guste la gente, la sociedad, mejorarla, ser un buen relaciones públicas de sí mismo y de sus objetivos, alguien áspero e ingrato lo tiene bastante mal; conocer, hoy más que nunca, lo que es periodismo y lo que es basura que tritura la ética; generar temas propios donde otros se limitan a recitar las mismas informaciones; y, a través de la conjunción entre tecnologías y sentido del periodismo, generar un estilo que haga reconocibles a sus propias creaciones periodísticas.
¿Qué importancia tiene la figura del periodista en un entorno mediático/tecnológico como el actual, en que la influencia de las redes sociales y canales como twitch o youtube desafían la importancia de los medios tradicionales y casi cualquier persona es capaz de dar amplia difusión a noticias falsas que muchas veces tienen más impacto que informaciones contrastadas y veraces?
Lo que pasa es que se confunde el periodismo con informaciones sobre cosas, y esto no es así; el periodista debe dar respuestas a la sociedad porque su obligación es mejorarla a través de contenidos atrayentes y, si es posible, del mayor nivel narrativo posible. Cuando alguien trata informaciones a través de estas plataformas actuales no está obligado a estas cosas y, de hecho, no lo hace, son historias varias, asuntos subjetivos, etcétera, que no siguen las líneas del periodismo, sino del entretenimiento. Otra cosa mucho más tenebrosa es todo lo fake, que se replica a través de cámaras de eco en red donde determinados usuarios que sólo quieren reforzar sus creencias (por delirantes que sean), se interconectan. Eso sí es una plaga para el periodismo, porque lo contagia. Si el periodista no analiza qué es falso y que no, y no combate lo primero, en realidad, no es un periodista. Es cualquier cosa, pero eso no