Toni García Arias, la labor docente como forma de vida
Decía Paulo Freire que “La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”; una frase que no solo sintetiza una visión sobre la educación, sino que también podría usarse perfectamente para describir a Toni García Arias. Único español entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize, galardón que entrega la UNESCO junto a la fundación Varkey y que es considerado como el Nobel de la educación; García Arias lleva más de 28 años dedicado a la docencia, 17 de ellos en el colegio Joaquín Carrión, en donde ha desarrollado una brillante carrera, a través de la cual ha conseguido convertir el centro que ahora dirige, en un ejemplo de educación inclusiva, participativa y sostenible. Una carrera que además le ha brindado el reconocimiento de la comunidad educativa, recibiendo entre otros, los premios Global Teacher Award 2021, y Mejor docente de España de Educación Primaria 2018 de los Premios Educa ABANCA.
Además de su labor docente y directiva en el Joaquín Carrión, Toni es docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de VIU en las maestrías oficiales en Psicopedagogía y en Dirección, Liderazgo y Gestión de Centros Educativos. Con ocasión de su nominación al Global Teacher Prize, nos pusimos en contacto con el para conocer un poco más acerca de su visión de la educación y los sistemas educativos, los premios y su metodología de trabajo.
¿Nos puedes contar un poco sobre ti?
Yo nací en una pequeña aldea de la provincia de La Coruña, llamada Laraxe, de unos 800 habitantes. Nací en una habitación de la casa de mi abuela, un detalle menor que, sin embargo, me hace especial ilusión porque es como si me enraizase a una familia y a una tierra. Debido al trabajo de mi padre, que era jefe de obra industrial, estudié en 15 colegios e institutos diferentes a lo largo de toda la geografía española, algo que ha tenido sus lógicos inconvenientes, como no tener unos amigos de infancia, pero que también ha tenido aspectos muy positivos, como conocer a muchas personas y visitar muchos lugares y rincones de España.
Toni García Arias junto a sus estudiantes
¿Cómo nace tu vocación por la educación?
A los 18 años a mí me gustaban muchas profesiones: policía, bombero, piloto de avión comercial, futbolista… pero finalmente me decante por Económicas, porque me gustaba mucho el mundo de la inversión financiera. Sin embargo. En el primer trimestre, ya me di cuenta de que aquello poco tenía que ver con lo que yo esperaba, así que acabé el curso y decidí dejar la carrera. Todos mis familiares y amigos me decían que estudiara Magisterio, porque siempre iba rodeado de niños y siempre acababa todas las fiestas y comidas familiares organizando y participando en juegos con ellos. Así que me dije “¿por qué no? Y me matricule en la facultad de Educación de Santiago de Compostela. El primer día de clase que comprendí el impacto que la educación puede tener en un niño y, por tanto, también en la sociedad, me enamoró. Aquello era como tener en mis manos de algún modo la responsabilidad de ayudar a los niños y a la sociedad, y ahí descubrí mi verdadera vocación.
¿Nos puedes contar acerca de tu trabajo en el CEIP Joaquín Carrión y cómo ha evolucionado la situación del centro desde tu llegada hasta ahora?
Yo llegué al colegio Joaquín Carrión siendo interino y actualmente soy el director. En mi colegio conviven 16 nacionalidades, 32 alumnos de minorías étnicas, 52 alumnos con necesidades educativas especiales y 5 alumnos con Trastorno de Espectro Autista. Así que, como puedes imaginar, es un colegio complejo para dirigir. Sin embargo, a lo largo de estos años, he logrado que sea el colegio donde a mí me hubiese gustado estudiar. De ser un colegio antiguo, sin proyectos innovadores, poco atractivo visualmente, con ciertos problemas de disciplina, el año pasado logramos ser finalistas del Premio “Escuela del año” de los premios Princesa de Girona, lo que supone un reconocimiento a todo lo que hemos logrado. Llegar hasta aquí no ha sido nada fácil, incluso podría decirte que en muchas ocasiones ha sido realmente complicado y desalentador, pero he contado con la ayuda de la gran mayoría de mis compañeros que han colaborado conmigo mano a mano para desarrollar mi proyecto educativo como director.
Toni García Arias en clase
Trabajas mucho con la metodología de aprendizaje en proyectos, como en el caso de tu proyecto ‘Desde el conocimiento mutuo’ ¿Nos puedes explicar en qué consistió este proyecto y qué es lo que más destacarías de la metodología PBL?
Cuando empezaron a llegar las primeras familias marroquíes a España, yo advertí que los alumnos venían con serias carencias de formación, pero, sobre todo, con enormes carencias económicas, así que quise saber de dónde procedían. Descubrí que generalmente procedían de una zona muy concreta de Marruecos, una zona marginal y de pobreza, así que me puse en contacto con los colegios de esa zona, redacté un proyecto y, gracias a un compañero marroquí que trabajaba conmigo, logramos el primer hermanamiento en España entre un colegio marroquí y un colegio español. Gracias a ese proyecto, un grupo de maestros pudimos viajar a esos colegios y visitar a sus profesores y alumnos. La situación de precariedad de los centros educativos nos impactó tanto que de aquella experiencia surgió una ONG, Globaula, de la que soy su presidente. Gracias a Globaula, comenzamos a realizar actividades conjuntas entre los niños de Marruecos y los españoles para que, por un lado, los españoles conociesen otras realizades y, por otro, los alumnos marroquíes pudiesen seguir manteniendo sus contactos con los compañeros de su país de origen. En la gran mayoría de mis proyectos utilizo la metodología PBL. Esta metodología me permite partir de la realidad de mis alumnos, que puedan aplicar de manera práctica todos los aprendizajes adquiridos en las diferentes áreas y, además, que utilicen sus habilidades y capacidades para buscar soluciones a problemas reales del día a día que nos afectan a todos.
Los premios y distinciones no son algo extraño para ti, tienes, entre otros, el ‘Global Teacher Award 2021’, el Premio ABANCA al Mejor Docente de España en Educación Primaria 2018; el Reconocimiento "Ejemplo de docente" de la Unión Europea 2020 y el Premio "Top Global Humanitas: categoría Desarrollo Personal" 2021 ¿Qué valor le das a estos premios y consideras que ayudan de alguna forma a visibilizar o impulsar la mejora de los sistemas educativos?
Los premios son un reconocimiento a un trabajo, a una labor. Yo me siento muy orgulloso de todos estos premios porque son el reconocimiento a mi trabajo de 30 años en la educación. Sin embargo, todos los días hay muchos “mejores docentes de España y mejores docentes del mundo” dando clases en las aulas. Los premios son siempre bienvenidos, pero no debemos perder el sentido que tienen. Al final, lo importante de este tipo de premios es que se hable de educación, que se ponga en valor la labor docente, que se visibilice nuestro trabajo, que se establezcan conexiones entre docentes para colaborar en proyectos. Esto es lo verdaderamente hermoso y emocionante.
Imagen oficial de los premios Global Teacher Prize, los 'Nobel de la educación'
Parece existir un consenso social acerca de la importancia de la educación, especialmente la de las primeras etapas, sin embargo ¿Consideras que a nivel administrativo y en la práctica este consenso se ve reflejado en medidas reales? ¿Cuáles consideras que son los principales problemas que enfrentan los sistemas educativos actualmente, tanto a nivel de funcionamiento organizativo como a nivel conceptual/metodológico?
En España no se valora la educación. Si se creyera verdaderamente que la educación es la base para el desarrollo no solo social sino también económico de nuestro país, la inversión en educación sería muy superior a la que tenemos. Y el respeto a los docentes sería también mucho mayor. Pero no solo existe ese problema. Además, como ya he comentado en otras ocasiones, en España no hay una política educativa; lo que hay es una politización de la educación, que es algo muy diferente. Resulta muy lamentable que los partidos políticos mayoritarios no hayan querido alcanzar un pacto de estado por la educación duradero. Esto afecta también a nuestro currículo, que está absolutamente anticuado y que debería ser revisado de principio a fin. Otro de los aspectos preocupantes de nuestro sistema educativo es la formación del profesorado, que en muchas ocasiones es deficiente y dependiente de la moda metodológica del momento; modas que carecen de cualquier base científica. Y, por último, pero no menos importantes, está la burocracia. Todos los que pertenecemos a equipos directivos sabemos que para la administración es más importante el papel que lo que se hace con ese papel. De este modo, da la sensación de que la finalidad última del proceso educativo es tener todos los papeles en regla y cuadrar las estadísticas para estar a la par de la media europea y no la calidad educativa que reciben nuestros alumnos. No debemos olvidar que nuestra finalidad es ofrecer a los alumnos los mejores conocimientos y herramientas para que puedan enfrentarse a un mundo cada vez más complejo con las mayores posibilidades de éxito. Y con el futuro de nuestros menores, no debemos ni jugar ni experimentar nunca.