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Expertos VIU | Dr. Jesús González Moreno, salud Mental: Panorama actual, problemas y desafíos

Emilio Vivallo-Ehijo

 

El 10 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, una efeméride creada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Federación Mundial para la Salud Mental en 2013, con la finalidad de dar visibilidad a la importancia del cuidado y prevención de la salud mental. Según cifras de la OMS, en 2019, 970 millones de personas vivían con algún tipo de problema de salud mental, de este total, se estima que unas 301 millones de personas tenían desórdenes de ansiedad y otras 280 millones con desórdenes depresivos. Estos números se han incrementado significativamente en 2020 y los años siguientes, en gran parte como consecuencia de la irrupción del COVID19. A esto se suma que los recursos para atender estos problemas, tanto a nivel de tratamiento como de prevención siguen siendo muy insuficientes: un 71% de las personas con psicosis en todo el mundo no reciben servicios de salud mental, los países, en promedio, gastan solo un 2% de su presupuesto sanitario en salud mental y en los países de bajos ingresos hay menos de un profesional de la salud mental por 100.000 habitantes.

Para conocer un poco más a fondo sobre las problemáticas que rodean a la salud mental y sobre las características básicas de ésta, le pedimos a nuestro experto, el Dr. Jesús González Moreno; psicólogo doctor en Psicogerontología, máster en intervención psicológica en ámbitos sociales y en metodología de las ciencias del comportamiento y de la salud; que nos respondiera la siguiente entrevista. El Dr. González Moreno es director de la Maestría Oficial en Dirección Sanitaria y Gestión Clínica y del Maestría Oficial en Psicología General Sanitaria de VIU e IP del grupo de investigación GEROPSIE de la Universidad.

Comencemos por lo más básico ¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos de salud mental?

Desde 1948 la Organización Mundial de la Salud incluyó dentro de su concepto de salud, aspectos relacionados con el bienestar, incluido el bienestar mental. Por tanto, para tener salud en general es de vital importancia sentirse bien con uno mismo, con un equilibrio mental y emocional que permita afrontar problemas y nuevos retos, que nos permita desarrollar nuestro potencial y formar parte de un contexto social. Y precisamente a esto nos referimos cuando hablamos de salud mental.

La salud mental no debe ser entendida como el hecho de no tener un determinado trastorno mental. Debemos tener en cuenta que, en nuestro día a día como seres humanos y seres sociales, nos enfrentamos a multitud de retos, problemas, interacciones…en definitiva, a numerosos estresores. Esto implica movilizar una serie de recursos personales para hacer frente a estos aspectos estresantes y poder dar una respuesta adaptada a la situación, desarrollando nuestro potencial y minimizando el impacto de estos estresores, así como las consecuencias negativas que pueden traer consigo.   Este proceso de poder enfrentarnos a estas cuestiones es lo que nos permite sentir un estado de bienestar mental, funcionar en nuestro día a día, desarrollarnos y interactuar con el resto de personas y de nuestro contexto, es decir, tener salud mental.

Es importante reseñar que como se puede imaginar, este estado de salud mental contempla múltiples procesos complejos que en cada persona se dan de una forma, y que incluso en una misma persona van fluctuando, por tanto. Es importante proteger, promover y cuando sea necesario, recuperar la salud mental. 

"La salud mental no debe ser entendida como el hecho de no tener un determinado trastorno mental."

Desde hace dos o tres años se ha hecho más frecuente el término salud mental en los medios de comunicación y el debate público, especialmente en relación a los problemas que afectan a ésta ¿Existen en este momento un aumento de este tipo de problemas a nivel mundial? En caso afirmativo ¿Cuáles son y qué explicaciones se da a este incremento desde las ciencias de la salud?

Sabemos que en los últimos años hemos vivido eventos muy estresantes, y que han tenido un elevado impacto sobre nuestras sociedades: la pandemia del COVID-19, el confinamiento, desastres naturales y cambio climático, el desarrollo de guerras en un contexto próximo…Esto sin duda ha afectado a nuestra salud mental, de hecho los expertos, aunque varían en la prevalencia de distintos síntomas y trastornos mentales, coinciden en que han aumentado tanto en su aparición, como en su mantenimiento en el tiempo. Incluso hay estudios que indican que los problemas mentales han aumentado considerablemente en poblaciones vulnerables como son la infancia y la adolescencia.

Esto ha conllevado, una mayor visualización de todo lo relacionado con la salud mental y ha ayudado a poner el foco de atención en un aspecto, el de la salud mental, en la que ONGs, profesionales de salud y académicos del ámbito, llevan reclamando inversiones y actuaciones desde hace años.

Otro de los grandes debates del momento es la falta de recursos para tratar los problemas de salud mental ¿A qué se debe esta falta de recursos y que hay que hacer para subsanarla?

De partida, la inversión en salud mental era escasa, y esta sobre todo estaba orientada a la intervención cuando aparecen problemas, y esto está bien, pero además de reforzar esta opción, debe potenciarse la promoción de la salud y programas de prevención para poder evitar el desarrollo de problemas más graves.

Sin duda lo crucial es desarrollar planes, estrategias y políticas en materia de salud mental. Esto permitiría reforzar, por ejemplo, la inversión en este campo, el desarrollo de recursos o la mejora de los existentes, además de la proliferación de aspectos de prevención y promoción de la salud mental.

Es importante también evitar intrusismos o la propagación de recursos sin evidencia científica que pueden actuar en contra de toda la disciplina, estigmatizar o cronificar problemas. Para ello es importante, además de reforzar legalmente a los profesionales del campo de la salud mental, invertir en investigación básica y aplicada.  Así como promover la formación especializada.

Por último, es necesaria también la innovación, obviamente con todo el rigor científico, pero es importante aprovechar nuevos recursos que han sido necesarios, por ejemplo, durante la pandemia como ha sido la implementación de las nuevas tecnologías.

"Las nuevas tecnologías abren la posibilidad de implementar nuevos programas e intervenciones y llegar a un público que en otras condiciones no podría hacerlo"

¿Qué relación existe entre las condiciones materiales y la salud mental? ¿Cuánto influye el medio y las condiciones de vida en la aparición y agravamiento de problemas de salud mental y cuanto de ello es biología/herencia/genética?

Existe un eterno debate entre la importancia de lo biológico/predeterminado y lo social/contextual en aspectos referentes a la salud mental. Lo que es importante no es cuanto influye cada uno, sino saber que pueden existir unos determinantes biológicos que ante determinados contextos se desarrollen o no, y en base a ello poder actuar.

No es que nacer en un determinado sitio o en otro, o que por tener más o menos recursos va a determina una mejor o peor salud mental, ya que en gran medida depende de recursos personales que nada tiene que ver con aspectos económicos. No obstante, el hecho de tener menos recursos económicos/materiales puede limitar el acceso a intervenciones o tratamientos y, además, conlleva un estrés añadido por no poder hacer frente a ciertas cuestiones que podrían mejorar los problemas.

Por eso es importante tener disponibles planes y programas de prevención y promoción de la salud al alcance de toda la sociedad, para poder detectar problemas y dar una solución.

¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en la salud mental? Tanto a nivel de trastornos como a nivel de soluciones terapéuticas.

Las nuevas tecnologías en el campo de la salud mental pueden tener dos caras, una mala y otra buena, la cuestión es saber aprovechar y orientar su potencial.

Por un lado, las nuevas tecnologías pueden conllevar problemáticas porque pueden generar adicción y limitar las interacciones sociales reales con las repercusiones psicológicas que esto puede conllevar. En el caso de su uso en prevención, intervención o terapia en salud mental, puede generarse un problema de accesibilidad o de usabilidad, además si su empleo es indebido generar problemas. El uso de nuevas tecnologías en el campo de la salud mental aún tiene desarrollarse para evitar problemas de seguridad, falta de adherencia a los tratamientos y demostrar su efectividad, eficacia y eficiencia sobre otro tipo de tratamientos.

Por otro lado, las nuevas tecnologías (ordenadores, tablets, telemedicina, realidad virtual…) abren la posibilidad de implementar nuevos programas e intervenciones y llegar a un público que en otras condiciones no podría hacerlo (por ejemplo, problemas de movilidad y desplazamiento). El uso debido de las nuevas tecnologías en la salud mental, además, puede generar una mayor adaptación y personalización de las intervenciones, diversificación y universalización de la atención.

Emilio Vivallo - Content Manager Departamento de Comunicación de VIU
Emilio Vivallo-Ehijo

Equipo de Comunicación de la Universidad Internacional de Valencia.