Bacteriófagos, los virus que pueden ayudar a curar
Resulta increíble pensar que en plena época de pandemia existan organismos bacterianos con propiedades curativas que se han convertido en aliados de la lucha contra los gérmenes y las superbacterias.
No obstante, haber sido descubiertos hace mucho tiempo, los bacteriófagos fueron ignorados por la ciencia durante mucho tiempo pero actualmente han reaparecido como una eficaz alternativa curativa.
¿Qué son los bacteriófagos?
Llamados también fagos, son organismos que han vivido durante millones de años en el planeta, diminutos virus hasta diez veces más pequeños que una bacteria, cuya especialidad es alimentarse de ellas.
Descarga nuestra guía gratuita: Epidemiología y Salud Pública, las 5 tecnologías que están transformando este campo
La acción del bacteriófago se inicia cuando penetra la bacteria, posteriormente la infecta y se replica dentro de ella hasta estallar ocasionando la muerte de los dos organismos.
El hecho que ocasionó el olvido del uso terapéutico de los bacteriófagos iniciado en 1919, fue el descubrimiento y comercialización de la penicilina que significó a su vez el ingreso a la era de los antibióticos.
La reaparición de los fagos frente a las superbacterias
Las llamadas superbacterias son organismos que presentan resistencia a los antibióticos convencionales, provocando así infecciones que pueden llegar a ocasionar la muerte del paciente.
La investigación desarrollada en torno a los bacteriófagos ha puesto de relieve que estos pueden ser útiles en la eliminación de las bacterias resistentes a los antibióticos, la aplicación de dicho tratamiento es algo usual en la Unión Soviética.
Principalmente dos hechos revivieron la importancia de los bacteriófagos como aliados en la lucha contra las superbacterias: los estudios realizados en 1990 en el Instituto Eliava que comprobaron la eficacia de los fagos en el tratamiento de infecciones bacterianas y cuyos resultados fueron expuestos a nivel internacional y el exitoso tratamiento de un paciente en Canadá en 2001 que terminó corroborando la efectividad del tratamiento, razón por la cual se ha incrementado tanto su aplicación como las investigaciones al respecto.
Complicaciones durante el tratamiento con fagos
Aunque muchos tratamientos con bacteriófagos aplicados en la Unión Soviética han sido exitosos, en occidente su implementación está en fase experimental y su uso no ha sido totalmente autorizado.
Uno de los obstáculos consiste en que, dada la baja capacidad de desplazamiento de los fagos, obliga a colocarlos sobre la membrana celular para infectar la bacteria, proceso que reduce la efectividad del tratamiento.
Las pruebas que se han intentado en Europa se han complicado por un lado por la dificultad de encontrar sujetos de prueba y por el otro por la dificultad en el mantenimiento de los organismos en buenas condiciones.
Lo que sí ha sido autorizado en Europa es la aplicación del tratamiento con bacteriófagos en caso de pacientes terminales.
Actualmente Bélgica se encuentra a la vanguardia de las investigaciones y va camino a la aprobación del uso de fagos en preparaciones personalizadas elaboradas por farmaceutas bajo estrictas indicaciones médicas.
La pandemia del COVID-19, ha retrasado significativamente la llegada de tratamientos con bacteriófagos a la farmacia europea, pero es inminente la aprobación de terapias personalizadas con este tipo de virus.
El poco interés que muestran las multinacionales farmacéuticas en los tratamientos con fagos radica en la imposibilidad de patentarlos, no obstante el uso de estos biomedicamentos puede generar un vuelco total en la medicina moderna y una significativa mejora de las condiciones de vida de los pacientes afectados.
Si quieres saber más sobre epidemiología y estás pensando en formarte en un ámbito en auge y con muchas salidas profesionales, visita nuestro artículo Estudiar epidemiología y salud pública: 4 motivos para hacerlo en el que te descubrimos por qué estudiar epidemiología para ser un profesional completo en el sector de la salud.