Expertos VIU | Dr. Roger Clotet, tecnología aplicada para potenciar el progreso social
El Dr. Roger Clotet Martínez es Ingeniero en Informática, doctor en Ingeniería y docente en el Grado en Ingeniería Informática y en el Máster Oficial en Big Data y Ciencias de Datos. A lo largo de su carrera siempre ha tenido una fuerte vocación social, desarrollando proyectos de tecnología aplicada a iniciativas de fuerte impacto social. Dos de sus investigaciones publicadas más recientes se enmarcan dentro de esta categoría: uno trata sobre el uso de redes de sensores inalámbricos aplicados a la agricultura de precisión, y el otro sobre el impacto que ha tenido la rehabilitación de una red de datos en varias escuelas públicas de Ecuador. Para conocer un poco más sobre su carrera, sus proyectos y sus motivaciones, le realizamos la siguiente entrevista.
¿Nos puedes contar un poco sobre ti mismo?
Soy de Barcelona (España) pero he vivido más de 15 años en Sudamérica (Venezuela y Ecuador).
Estudie Ingeniería Informática en la Universidad Politécnica de Cataluña en Barcelona - España y el Doctorado en Ingeniería en la Universidad Simón Bolívar en Caracas - Venezuela.
Inicie mi vida profesional en la UPC trabajando en las intranets de varios departamento y como responsable de un laboratorio.
Al graduarme de ingeniero me cambie a la empresa privada en España, donde trabaje en varios proyectos para empresas locales, multinacionales y para la ONU. Para la ONU fue responsable de la intranet de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, donde entre otras cosas toco ir a Túnez a desplegar todos los servidores.
Posteriormente regrese a la universidad para trabajar en la docencia e investigación, iniciando en la UPC con un proyecto con europeo con Austria y posteriormente cruzando el charco hasta Venezuela.
En Venezuela trabajé como profesor en dos universidades, la Universidad Simón Bolívar -USB (publica) y la Universidad Católica Andrés Bello (privada sin ánimo de lucro). Durante mi estadía en Venezuela participe en varios proyectos de investigación con la empresa privada (Petróleos de Venezuela PDVSA), en varios de investigación dentro de la misma universidad sobre sismología (conjuntamente con la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas), Parkinson y en varios proyectos de vinculación con la comunidad (telemedicina para los barrios, formación tecnológica para grupos desfavorecidos, maternidad Concepción Palacios [una de las maternidades públicas más grandes del mundo], programas sociales del Centro Médico Docente la Trinidad, …).
Posteriormente surgió la posibilidad de realizar una estadía de investigación en la Universidad de las Fuerzas Armadas de Ecuador. Lo que tenía que ser una estadía de menos de 1 año, se ha convertido en nuestra residencia actual debido a la situación de Venezuela, que mi esposa consiguió trabajo presencial en Ecuador y gracias el trabajo remoto en VIU mío.
En Ecuador he seguido trabajando en proyectos sociales (conectividad para zonas rurales, formación tecnología para comunidades desfavorecidas) y de investigación. En la investigación hemos seguido trabajando en Parkinson y en sensores, en los últimos hemos cambiado la sismología por la agricultura (cacao, café, maíz, rosas, …).
Uno de los artículos que has publicado recientemente trata sobre el uso de redes de sensores inalámbricos aplicados a la agricultura de precisión ¿Nos puedes explicar en qué consiste?
La agricultura de precisión requiere de datos en tiempo real de los cultivos, para en base a ellos poder optimizar la gestión de los mismos. Con dicha optimización reducimos el uso de agua, fertilizantes y otros químicos, al mismo tiempo que aumentamos la producción tanto en calidad como en cantidad.
Cada tipo de cultivo requiere que una serie de parámetros se mantengan dentro de unos rangos óptimos para evitar enfermedades, garantizar el optimo crecimiento y la mejor calidad (color, sabor, …). Por ejemplo, la humedad del suelo es uno de los típicos parámetros a monitorear. Controlando la humedad conseguimos que los cultivos tengan siempre la necesaria, ni demasiada (podríamos tener problemas de enfermedades o plagas, por ejemplos hongos), ni demasiado poca (estrés hídrico con baja producción y baja calidad).
¿Qué impacto social puede tener el uso de este tipo de tecnología en la agricultura, especialmente la de productores de tamaño pequeño y medio? ¿Qué tan sencillo es implementar estos sistemas?
Las grandes productores siempre han tenido ventaja competitiva frente a los pequeños y medianos, donde han podido hacer uso de la tecnología más avanzada para optimizar sus cultivos. Con las mejoras tecnológicas, tanto en los sensores, en las redes de comunicaciones y en el procesamiento de los datos están permitiendo democratizar el acceso a la tecnología y ayudando a que todos los productores puedan hacer uso de la misma a unos costes razonables. Adicionalmente muchos entes gubernamentales están apoyando este tipo de tecnologías facilitando aun más el acceso a los pequeños productores.
Poniendo una caso concreto donde trabajamos en el cultivo de café en el cantón de Santa Isabel en Ecuador (* un cantón es un tipo de división administrativa, más pequeña que la provincia, pero mayor que los municipios, como una comarca en Cataluña). Gracias a la implementación de una pequeña red de sensores inalámbricos en una cooperativa de caficultores se pudo optimizar el uso del agua logrando casi triplicar la superficie de cultivo al mismo tiempo que se aumento la calidad del café cosechado.
Este tipo de tecnología no es difícil de implementar si se cuanta, con asesoría y apoyo de los entes gubernamentales, pues muchas veces es más la dificultad del desconocimiento de sus beneficios que sus costes o dificultad técnicas. Una vez en marcha el mismo agricultor puede encargarse del día a día, dado que los proyectos incluyen una fase de formación. Adicionalmente se contemplan visitas puntuales de soporte técnico y/o mantenimiento.
Otro artículo muy interesante estudia el impacto de un proyecto de rehabilitación de una red de datos en varias escuelas públicas de Ecuador ¿Nos puedes contar más sobre en qué consiste este estudio y qué conclusiones obtuviste? ¿En qué consiste el SROI?
Antes de la pandemia se desarrolló un proyecto de rehabilitación de una red de comunicaciones entre diferentes escuelas rurales de una de las zonas más pobres de Ecuador.
Son escuelas situadas en entornos de difícil acceso (muchas veces no tienen carretera asfaltada ni transporte público), con alumnos de bajos recursos y en muchos casos unidocentes (un solo profesor para todos los cursos). Donde contar con la posibilidad de acceder a Internet redunda en una mejora de la calidad educativa y en una reducción de los costes para las familias.
Algo tan simple como realizar una tarea escolar, puede requerir un desplazamiento hasta un pueblo más grande (con el consumo de tiempo y a veces económico del transporte), más el pago en un cibercafé de unas horas de conexión para buscar la información. Igualmente, para el docente para poder ofrecer un contenido más actualizado a los estudiantes.
Con la llegada de la pandemia de COVID-19, la situación aún se puso más complicada para estas comunidades y el uso de la red de datos sirvió tanto para fines educativos como para que las familias pudieran mantener el contacto con su familiares. Las restricciones de movilidad fueron bien estrictas, más que en Europa.
SROI sirve para cuantificar el impacto de la inversión en un proyecto social. Nos permite cuantificar económicamente los beneficios del proyecto y hacer la relación entre la inversión monetaria realizada y el beneficio económico equivalente obtenido por la comunidad objetivo. No es que la comunidad reciba dinero, es dar valor a esas mejoras o beneficios intangibles obtenidos resultado del proyecto.
Adicionalmente, en nuestro caso y derivado de la pandemia, obtuvimos algunos beneficios inesperados, como el hecho que al poder seguir con las clases online en vez de la modalidad a distancia. Según datos del ministerio de educación, gracias a poder seguir online (con contacto con los docentes), 40 alumnos no abandonaron la escuela. El abandono escolar es un problema grave que perpetua el problema de la pobreza en las comunidades.
¿Qué coste tiene desarrollar proyectos como el analizado en el artículo? ¿Consideras que las tecnologías inalámbricas, especialmente internet, están llamadas a tener cada vez más protagonismo en la educación?
El coste monetario de equipos tecnológicos e insumos fue de nos $23.000 para 40 escuelas.
Dentro del proyecto se contó con el trabajo voluntario de estudiantes, profesores y técnicos tanto de IEEE Ecuador, los municipios y de empresas privadas. Sin el trabajo voluntario no habría sido posible.
Adicionalmente la existencias de una red de datos antigua, nos permitió reaprovechar algunas torres de telecomunicaciones, cada torre puede tener un coste de miles de dólares si hay que instalarla desde 0. Restaurar una torre de comunicaciones tiene un coste mucho menor, donde se hace una verificación del estado para: reforzar/ajustar anclajes, cambiar equipos tecnológicos y de suministro de energía.
internet
Hoy en día internet es imprescindible en nuestra sociedad, no solo en la educación. Por ejemplo y relacionándolo con el primer artículo, si los pequeños agricultores de la zona pueden tener acceso a datos meteorológicos pueden mejorar la gestión de sus cultivos, no digamos si además puede combinarlo con sensores.
Específicamente en la educación, el acceso a internet, permite disponer de una fuente casi infinita de recursos pedagógicos para los docentes, los alumnos y hasta las familias. Permitiendo que esta comunidades remotas tenga acceso a los mismos recursos que cualquier persona en una gran ciudad. Reduciendo la brecha digital, contribuyendo al progreso de las comunidades.
Gracias a la educación online todos podemos acceder a formación de calidad sin importar en qué lugar del planeta nos encontremos. Si esto lo combinamos con las metodologías síncronas y asíncronas, como en la VIU, adicionalmente rompemos la barrera de los horario posibilitando que todos podamos estudiar lo que deseamos sea cual sea nuestros compromisos personales o laborales.
Estamos en la era de la información, todos debemos disponer de acceso a las telecomunicaciones para evitar el analfabetismos digital y garantizar la igualdad de oportunidades.