Buenas prácticas frente al bullying
El concepto de bullying proviene básicamente de una adaptación del concepto del acoso moral que se da en otros ámbitos, sobre todo el laboral, en el ámbito escolar. De hecho, ambas formas de comportamiento (el acoso en el trabajo y en el colegio) tienen mucho en común, puesto que en las dos situaciones se da violencia psicológica a través de acoso grupal. La diferencia se encuentra, por lo tanto, en el ámbito o espacio donde tiene lugar, En ambos casos, al tratarse de manifestaciones de violencia psicológica van encaminadas a romper el equilibrio y estabilidad psíquica de la víctima.
Un problema añadido es que en el ámbito escolar la víctima está en pleno desarrollo de su personalidad y forjando su carácter. La víctima escolar acosada está en una situación de mucha mayor indefensión y las consecuencias pueden ser catatróficas, duraderas y permanentes. En los casos más extremos, estas acciones puede llegar a desembocar en el suicidio de la víctima.
Claves para combatir con efectividad el bullying
Para que sea verdaderamente efectiva, la gestión del bullying o violencia escolar, requiere de una estrategia basada en un proyecto educativo de carácter multidimensional, y las acciones correctivas deben ejercerse no sólo en los alumnos directamente implicados, sino también en sus familias, el resto de la comunidad escolar y, por extensión, de toda la sociedad.
Por lo tanto, el bullying debe abordase a partir de una serie de acciones educativas, normativas, informativas, de capacitación y de intervención que incluyan las siguientes líneas de actuación:
- Poner en marcha acciones preventivas dirigidas al origen del problema: establecimiento de normas de convivencia basadas en el diálogo, involucrar a la familias, respeto al honor y la intimidad de las personas, medidas especialmente dirigidas a evitar las actitudes de permisividad o pasividad y animar a denunciar los hechos, garantizándoles la confidencialidad.
- Capacitación de los profesores para poder actuar con garantías ante casos de bullying en su centro o clase en aspectos como: educación para la convivencia, mediación escolar y solución de conflictos.
- Promoción en la clase y en el colegio de la convivencia, la cultura de la igualdad, el diálogo y el consenso.
- Generación de programas de educación por la paz y la tolerancia y elaboración de materiales curriculares que propicien una adecuada motivación escolar y favorezcan la integración y eviten.
- Flexibilización de los currículos, adaptándolos a las necesidades de cada alumno, puesto que algunas víctimas de bullying son alumnos que tienen dificultades para seguir el ritmo de aprendizaje de la clase.
- Adopción de medidas disciplinarias son necesarias para atajar situaciones de violencia escolar que ya están teniendo lugar. Para su prevención y disminución paulatina de la frecuencia de este problema, es importante que la comunidad educativa, con el profesor a la cabeza, ponga en marcha acciones preventivas dirigidas al origen del problema.
- Si el caso es lo suficientemente grave, ponerlo en conocimiento por escrito de instancias superiores siguiendo el protocolo establecido.
A todo esto hay que añadir otra buena práctica: la implicación de ayuda profesional especializada cuando el caso lo requiera y la necesidad de puesta en marcha de una serie de dispositivos sociales y legales propiciados por las instituciones gubernamentales.
Otras medidas adicionales necesarias serían el impulso de un pacto social para prevenir la violencia en la escuela, un plan general por la educación y el desarrollo de las leyes y normativas anti-bullying o anti violencia escolar, donde se detallen las normas de actuación más efectivas en cada tipo de acoso y, en su caso, las sanciones pertinentes, garantizándose también los medios necesarios para su cumplimiento.