Características de las empresas exportadoras españolas
La internacionalización es para muchas empresas la vía más idónea tanto para aprovechar las oportunidades que ofrece la globalización de los mercados, como para reforzar el posicionamiento de la empresa y permitirlas protegerse como las amenazas que también envuelven dicha globalización. Un primer paso para la internacionalización de la empresa es la exportación, hecho que conlleva además la apertura económica de un país. La exportación es el medio más común del que se sirven las empresas para iniciar sus actividades internacionales, consiguiendo incrementar sus ingresos, alcanzando economías de escala en la producción y diversificando el riesgo de competir exclusivamente en el mercado nacional.
Desde 1986 el sector exterior de España ha ido cobrando protagonismo gradualmente gracias a diferentes circunstancias. En primer lugar, el contexto económico internacional experimentó profundas transformación que a día de hoy ha dado lugar al proceso tan profundo de globalización. Las principales causas de esto lo encontramos en la eliminación de las barreras al comercio, un avance espectacular en los medios de transporte y en las tecnologías de la información y comunicación, consiguiendo que las distancias entre los diferentes países se reduzcan. En segundo lugar, la incesante integración de mercados que se ha dado a cabo desde la segunda Guerra Mundial ha motivado un creciente comercio con la eliminación de muchas trabas comerciales para la exportación, siendo un ejemplo de ello la Unión Europea.
España ha mantenido su importancia relativa tanto en el comercio mundial de mercancías como en el comercio mundial de las exportaciones españolas, mostrando un grado de apertura del 65%, inferior al de países como Reino Unido o Alemania pero superior al de Japón o Estados Unidos. Una de las bases de esta apertura ha sido la desregulación y el fomento de la competencia ocasionaron importantes cambios en la estructura económica de España protagonizando que la internacionalización de la economía española se convirtiera en una de las economías donde más creció la competitividad internacional durante la última década del siglo XX.
Durante la última década y primera del nuevo siglo, las empresas españolas han aumentado su propensión a exportar de forma continuada con relación a los años previos e independientemente de la situación económica. Si durante la década de los noventa las exportaciones representaban un comportamiento anticíclico en el que la mayor propensión a exportar era una respuesta a la debilidad de la demanda interna, durante la década pasada las exportaciones han sido en sí mismas un elemento determinante del grado de crecimiento y proyección exterior de una economía como la española. Tendencia que durante los últimos de la crisis va a más, gracias a que las exportaciones son las que sustentan el crecimiento del PIB debido al debilitamiento de la demanda interna.
En lo que respecta a las características de la empresa exportadora podemos destacar que el tamaño y el nivel de ingresos obtenido por las mismas no influyen de manera determinante a la hora de exportar, mientras que una mayor competitividad en su sector favorece a la capacidad exportadora de la empresa.