Construir la ciencia de la prevención es tarea de todos
Realizar actuaciones de prevención de adicciones basadas en la evidencia científica es una condición necesaria, pero para ello es imprescindible que las experiencias previas que han tenido éxito se compartan en las redes de profesionales que trabajan en este ámbito. En ocasiones, las actuaciones que se realizan en el ámbito de la prevención de adicciones no están tan bien diseñadas como sería deseable debido a diversos factores y, en esta entrada, hablaremos brevemente de uno de ellos: la ausencia de información sobre el estado del arte en esta materia, lo cual puede derivar en dos problemas básicos para el propio proyecto (el desconocimiento de las dificultades halladas en experiencias previas, y la dificultad para la comparación de los resultados a posteriori), y otro para la comunidad científica en general, la ausencia de difusión de la experiencia después de su evaluación. El diseño de un proyecto de prevención de adicciones consta de una serie de etapas, como se establece en los Estándares Europeos de Calidad en Prevención de Drogas (Brotherhood y Sumnall, 2013). Este esquema ha de ser, necesariamente, el marco de referencia para cada iniciativa promovida, ya sea a pequeña o gran escala, por instituciones o por organizaciones del tercer sector. Cada una de esas etapas requiere de una serie de comprobaciones que ayudarán a garantizar la calidad del proyecto. Pero, especialmente en la tercera etapa del ciclo, se hace imprescindible asegurar su soporte científico en referencias contrastadas, mediante la búsqueda de actuaciones previas de un carácter similar. ¿Por qué? En primer lugar, porque tenemos que evitar la elaboración de proyectos basados en el voluntarismo, el simple activismo, o en una aparente idea genial. A veces, pensamos que somos muy creativos, pero lo que queremos hacer ya ha sido hecho (quizá en otro contexto, o en otro momento), y es necesario que sepamos lo que está científicamente demostrado que funciona y lo que no. ¿Dónde puede buscarse la información sobre experiencias previas para el diseño de estas actuaciones? En este video https://youtu.be/D61dPJ0qn6U podemos conocer algunas vías para realizar una búsqueda bibliográfica que permita dotar de referencias científicas al proyecto a diseñar, así como conocer los resultados de evaluaciones de la implementación de otros proyectos similares, para poder establecer comparaciones. El profesorado, en el ámbito de las instituciones universitarias, tiene la función, entre otras, de poner en contacto al alumnado con este tipo de recursos de referencia, facilitando su acceso al conocimiento y promoviendo su uso para recabar la información necesaria para un diseño de proyectos y programas de la mayor calidad posible en el futuro. Un ejemplo bastante evidente en la práctica podrían ser las acciones preventivas basadas en lo que se ha denominado habitualmente las fear tactics (tácticas del miedo). Algunas organizaciones e instituciones siguen apelando a la presencia de exdrogodependientes o profesionales de los cuerpos de seguridad del Estado, autonómicos o locales, para hacer prevención de adicciones en los centros escolares. El máximo exponente de este tipo de acciones preventivas ha sido el programa Drug Abuse Resistance Education, conocido como D.A.R.E., en sus siglas en inglés (1988), desarrollado durante 14 años en Estados Unidos, e impartido en más de la mitad de las aulas de su territorio por fuerzas de seguridad locales, habitualmente policías [https://www.ncjrs.gov/pdffiles1/Digitization/114801NCJRS.pdf]. Los resultados de las evaluaciones de este programa (West y O’Neal, 2004) y su mellizo D.A.T.E. (Brown y D’Emidio, 1995) demostraron que su falta de efectividad se debía, entre otros factores, a la baja credibilidad y aceptación de los mensajes emitidos (orientados al no consumo en términos absolutos), la desconfianza hacia las figuras que lo impartían (policías) y una metodología de clase magistral y poco participativa (enseñanza tradicional/charla meramente informativa). Todo esto resulta llamativo, cuando ya en 1953, Janis y Feshbach afirmaban que las fear tactics eran contraindicadas. Sin embargo, este mismo modelo se reproduce actualmente en España y en otros países. Es evidente que la decisión de apoyar estas iniciativas no se sustenta en criterios científicos, sino de otra índole. Por tanto, ya desde el diseño inicial de las actuaciones en prevención, es básico contar con un marco de referencia obligado basado en la literatura científica. Para ello, webs como la del EMCDDA (European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction) ofrecen breves consejos sobre buenas prácticas, basadas en la evidencia científica recogida hasta el momento. Otro elemento de la máxima importancia, y que es el elemento básico de esta entrada, tiene que ver con la difusión de los resultados de la implementación del programa, una vez evaluado. Es absolutamente imprescindible que se pongan en común los resultados de las actuaciones preventivas y que se den a conocer al resto de la comunidad, para que, de acuerdo con las características del método científico, puedan cumplir con los principios de reproducibilidad y falsabilidad. En muchas ocasiones, se dispone de pocas experiencias previas relativas a ciertas modalidades de programa, y suele tener que ver con la no publicación de las conclusiones extraídas de la implementación de las mismas. Se suele cometer un error de cierto calado al interpretar que los resultados que se obtienen al evaluar, si no son significativamente eficaces o efectivos, no se han de publicar. Y es conveniente que tanto los alumnos como los profesionales sean conscientes, cuando están aprendiendo sobre investigación, que es tan importante saber lo que funciona como lo que no consigue los resultados esperados, porque es lo único que permite ir consiguiendo una mejora progresiva de la calidad de las actuaciones. Detectar lo que funciona, pero también lo que no funciona, para así evitar replicarlo inconscientemente por desconocimiento. Para acceder a la información sobre otras actuaciones desarrolladas en este campo, el desarrollo y la expansión de los recursos tecnológicos (TICs) ha supuesto un avance determinante. El progresivo desarrollo de Internet ha permitido al conocimiento científico una reducción de la dispersión y la posibilidad de compartir información y recopilarla con suma facilidad. Por ejemplo, la mayor parte de los programas de prevención de adicciones desarrollados y evaluados en España pueden encontrarse en una web de la sociedad Socidrogalcohol con un nombre que no deja lugar a dudas, Prevención Basada en la Evidencia, donde aparecen fichas con información de cada uno de estos programas, sus componentes y sus puntos fuertes y débiles. La difusión de las actuaciones preventivas, así, gana un doble valor al llevarse a cabo: permite difundir ejemplos de buenas prácticas, susceptibles de reproducirse en otros contextos, y también avisar sobre los puntos débiles del programa desarrollado, permitiendo su mejora posterior y, con ello, perfeccionándolo. Pero, sobre todo, y por encima de lo demás, supone construir una ciencia preventiva que se vaya consolidando progresivamente, y que vaya ampliando sus horizontes con nuevas aportaciones e innovaciones, para que las iniciativas que se promuevan a partir de esos hitos ayuden a mejorar el conocimiento de toda la comunidad científica sobre métodos y maneras de abordar este tipo de problemáticas. Una construcción en la que todos y todas podemos y debemos participar, por el beneficio común, y a la que contribuye activamente el Máster Universitario en Prevención en Drogodependencias y otras Conductas Adictivas que esta universidad imparte.