Déficit de atención sin hiperactividad: claves para comprenderlo
El trastorno del déficit de atención sin hiperactividad, también conocido como TDA, comparte muchos rasgos en común con el conocido TDAH o trastorno de déficit de atención e hiperactividad, del que ya habíamos hablado detenidamente en un post anterior. Como vemos, en las siglas de ambos conceptos solo cambia una letra, pero ¿son lo mismo? Y si no lo son, ¿qué similitudes y diferencias hay entre ellos?
En este post responderemos a todas las preguntas al respecto.
Déficit de atención sin hiperactividad: qué es y en qué difiere del TDAH
Como su propio nombre indica, el déficit de atención sin hiperactividad lleva consigo unas carencias atencionales en una persona tan persistentes que la psicología y la psiquiatría han llegado a englobarlas dentro de un trastorno: el trastorno del déficit de atención o TDA. Sin embargo, ¿por qué se emplea la coletilla "sin hiperactividad"?
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La respuesta la encontramos en el trastorno de déficit de atención e hiperactividad: el TDAH. Este es un trastorno muy ligado al TDA y que, como podemos observar, añade la hiperactividad a las siglas. Entonces, si con el TDA se emplea la coletilla "sin hiperactividad" debe de ser porque es un trastorno derivado del TDAH, ¿no?
En realidad, no es tanto un trastorno derivado como una forma de denominar al mismo trastorno en función del grado en que se presenten sus variables más importantes: la atención y la hiperactividad. Por explicarlo en términos sencillos podemos decir que el TDAH se puede manifestar de tres formas diferentes:
1. De manera que tanto las carencias atencionales como la actividad cobran un papel protagonista. Es entonces cuando hablamos del TDAH propiamente dicho, es decir, con la hiperactividad incluida en sus siglas.
2. De manera que las carencias atencionales cobran una mayor importancia que la hiperactividad. En este caso, hablamos de TDA, es decir, sin la hiperactividad incluida en sus siglas, aunque el trastorno siga siendo realmente el mismo. Es lo que conocemos como trastorno de déficit de atención sin hiperactividad.
3. De manera que la hiperactividad cobra una mayor importancia que las carencias atencionales. Aquí hablaríamos de TH para referirnos a las personas en las que predominan las conductas impulsivas y/o hiperactivas.
Qué dice el DSM del déficit de atención sin hiperactividad
El DSM (Diagnostic and Statistical Manual of mental disorders, es decir, manual diagnóstico y estadístico de los desórdenes mentales) es uno de los documentos de referencia en psicología y psiquiatría a nivel internacional.
En su tercera versión (DSM-III) hablaba del trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad. Sin embargo, en el año 2000, con el DSM-IV-TR, pasó a reconocer el trastorno por déficit de atención con hiperactividad e impulsividad. Dentro del mismo se han incluido los tres tipos que veíamos en el listado anterior:
1. Combinado cuando las carencias atencionales, la hiperactividad y la impulsividad cobran la misma importancia.
2. Inatento cuando predominan las carencias atencionales. Es decir, el conocido como trastorno por déficit de atención sin hiperactividad.
3. Hiperactivo-impulsivo cuando predominan la hiperactividad y la impulsividad.
De modo que, aunque todos se engloban bajo el mismo trastorno, pueden darse distintas manifestaciones, cada una de ellas con sus necesidades particulares.
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