Diplomacia científica, tecnológica y de innovación
La reciente publicación por parte del Gobierno de España del Informe sobre Diplomacia Científica, Tecnológica y de Innovación pone de manifiesto el reconocimiento por parte de las instituciones nacionales de la enorme importancia que la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CTI) tienen en el contexto sociopolítico en la sociedad internacional actual.
En un contexto de globalización total, de riesgos y amenazas rápidamente mutables y por lo tanto altamente impredecibles, la CTI ejerce un papel, cada vez más importante, de carácter preventivo, a la vez que se configuran como un importante motor del cambio social y el desarrollo económico.
La Diplomacia Científica trata de dar respuesta a una serie de necesidades comunes a nivel tanto bilateral como multilateral: el carácter universal de la ciencia y el conocimiento, el libre acceso a los mismos, las crecientes necesidades de apoyo internacional a los proyectos más ambiciosos de I+D+i, especialmente a aquellas áreas de investigación encaminadas hacia la resolución de problemas comunes (el cambio climático, la seguridad cibernética o la proliferación de armas de destrucción masiva), así como la creciente demanda social a nivel internacional de unas mejores condiciones y expectativas vitales.
El informe subraya la necesidad de potenciar este ámbito de la diplomacia en función de su importante contribución al desarrollo de la CTI a nivel nacional, a la vez que se articula como uno de los ejes de cooperación más importantes y de mayor prestigio. En este contexto, se parte de la asunción de que la Diplomacia Científica se compone de la serie de iniciativas y convenios que permiten compartir conocimientos y tecnología, así como la movilidad y acceso a los recursos de los investigadores, lo que contribuye a su prestigio y el desarrollo de sus respectivas áreas. En función de estos elementos se considera que España debe potenciar su inversión en CTI con el fin de perseguir los objetivos siguientes:
- Contribuir al aumento de la competitividad nacional.
- Atraer talento e inversión extranjeros.
- Potenciar la cooperación internacional en este ámbito.
- Contribuir al avance de la sociedad.
A tal efecto el informe emite una serie de recomendaciones, entre las que cabe destacar el fomento de actividades destinadas a aumentar la visibilidad de la CTI española en el ámbito internacional, tales como la organización de seminarios, encuentros informales entre partes encargadas del I+D+i y el fomento de la imagen de las cualidades nacionales en éste ámbito. Además, señala la importancia de la adhesión a programas multilaterales, así como el apoyo a los centros de investigación internacionales. El informe también incluye recomendaciones para potenciar el desarrollo de las empresas y su proyección internacional en este ámbito.
Asimismo, cabe destacar el interés para el ámbito de la diplomacia de aquellas recomendaciones destinadas a mejorar las propias capacidades del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación para actuar en este campo: la inclusión de asesores especializados para optimizar el proceso de toma de decisiones que afecten al ámbito de la CTI, el especial seguimiento y priorización del desarrollo de este aspecto de la diplomacia a todos los niveles de representación, la creación de consejerías tecnológicas en embajadas estratégicas y la creación de grupos de trabajo transversales que abarquen aquellas administraciones más directamente implicadas en (o afectadas por) temas de cooperación científico tecnológica con el fin de coordinar sus actividades.
Merecen también especial atención las recomendaciones destinadas a mejorar la cooperación con otros países en esta materia. Siguiendo la línea tradicional de la política exterior española, se emiten una serie de recomendaciones tanto de carácter general, destacando la incorporación de la cooperación CTI como elemento inherente a las relaciones con cualquier otro país y el refuerzo del aparato exterior a tal efecto, como específico para los tres ejes más importantes de la acción exterior española: la Unión Europea (UE), el Magreb e Iberoamérica. En el caso de la UE, se da especial relevancia a la adopción de los objetivos de desarrollo 2020, al tiempo que se destaca la necesidad de aprovechar los mecanismos y herramientas de la Unión para fomentar las capacidades nacionales. Para Iberoamérica, se señala la necesidad de potenciar la Diplomacia CTI así como la inclusión del I+D+i en las iniciativas en la región, tanto en la acción en foros multilaterales como en las relaciones bilaterales con los países de la región. Para reforzar la cooperación en la región del Magreb se recomienda seguir potenciando las iniciativas incluidas dentro de la Unión para el Mediterráneo y en el marco del Diálogo 5+5 (cabría destacar que la cooperación en el ámbito de la CTI es donde mayores éxitos se han alcanzado en estos foros, por lo demás bastante limitados).
Finalmente, cabe mencionar brevemente la situación en otros países de gran relevancia para la Diplomacia Tecnológica, destacando el papel clave de Estados Unidos (EEUU) en este campo. Desde el final de la II Guerra Mundial y, especialmente, después del fin de la Guerra Fría, la Diplomacia Científica y Tecnológica ha sido uno de los principales ejes de la acción exterior estadounidense, especialmente con sus aliados más cercanos. El Departamento de Estado incluye la ciencia y el conocimiento entre sus puntos fundamentales en las relaciones tanto multilaterales como bilaterales, aprovechando el prácticamente infinito potencial nacional de los EEUU en este aspecto, mientras que el Departamento de Defensa pone un enorme interés en mantener estrechamente vigilado el acceso a la tecnología por parte de terceros países a la vez que, a través de diferentes agencias (DARPA, la Oficina de Investigación Naval, etc.), trata de captar talento y conocimiento de todo el mundo para fortalecer sus propias capacidades.
A pesar del indiscutible liderazgo de Estados Unidos, en la situación actual hay otros muchos actores que juegan importantísimos papeles en éste ámbito. Rusia y China son claros ejemplos de Diplomacia Tecnológica exitosa, dado que compartir sus capacidades científico-técnicas se ha convertido en su principal carta de presentación frente a sus aliados. A su vez, en el seno de la UE, países como Alemania o Reino Unido han demostrado un enorme potencial, beneficiando enormemente sus economías a través de intercambios diplomáticos basados en la ciencia y el I+D+i empresarial.
Scientific Diplomacy:
AUTOR: Mónica Miranzo Proy, doctoranda e investigadora en Relaciones Internacionales, colaboradora del Grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional de Valencia.