La detección del autismo en el colegio
Detectar el autismo de manera temprana resulta imprescindible para actuar con rapidez y reducir sus consecuencias. Los Trastornos de Espectro Autista (TEA) son incluidos en la categoría de Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) y comprenden una amplia variedad de expresiones clínicas y conductuales. Estas son producidas por disfunciones multifactoriales en el desarrollo del sistema nervioso.
El autismo no ha de ser considerado como un diagnóstico único, ya que se comporta de manera diferente en cada persona en cuanto a la gravedad de los síntomas. Con todo, comparten la dificultad para la interacción social y la concurrencia de determinadas conductas restringidas y repetitivas.
La intervención en el aula es decisiva para favorecer una detección temprana y contribuir así al correcto desarrollo y bienestar de estos niños. Ahora bien, la escasez de marcadores biológicos para identificar esta patología y establecer un diagnóstico obliga a basarse en manifestaciones clínicas o conductuales.
La casuística es muy amplia. Algunos niños con TEA presentan síntomas inequívocos, visibles en los primeros meses de vida. En otras ocasiones, en cambio, estas evidencias son más sutiles y acaban pasando desapercibidas. La atención y la actuación en el colegio resultan, por tanto, sustanciales.
Qué se entiende por trastornos del espectro autista (TEA)
El TEA es un trastorno del desarrollo neurológico que altera la capacidad de comunicación y socialización de las personas. Se caracteriza por la dificultad para la interacción social y por la concurrencia de patrones de comportamiento repetitivos y restricciones en los intereses y actividades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta aproximadamente a 1 de cada 160 infantes en todo el mundo, lo que lo convierte en uno de los trastornos del desarrollo más comunes.
Su prevalencia ha aumentado en las últimas décadas, lo que ha derivado en un mayor interés por comprender esta condición y proporcionar un apoyo adecuado. Aunque aún no se ha identificado una causa única para su aparición, se cree que factores genéticos y ambientales desempeñan un papel relevante en su desarrollo.
Insistimos en una idea capital ya mencionada: el autismo es un espectro, por lo que existen diferentes manifestaciones y niveles de gravedad. En la práctica, algunas personas con autismo poseen habilidades cognitivas y lingüísticas altas, mientras que otras presentan graves alteraciones.
Como consecuencia de esta diversidad, abordar las necesidades individuales de cada persona es decisivo. Y, por ello, descubrir el autismo con antelación resulta indispensable, siendo el colegio un ámbito fundamental para ello.
Síntomas TEA en menores
¿Por qué es vital detectar el autismo cuanto antes? Solo tras realizar el diagnóstico certero, es posible proveer del apoyo requerido a quienes lo padecen.
Como divulga la Confederación Autismo España, las fallas en la comunicación verbal y no verbal en menores con TEA son frecuentes. Se manifiestan retrasos en el habla y ausencia de contacto visual. A su vez, son usuales los comportamientos repetitivos o estereotipados y la resistencia al cambio en la rutina diaria.
Otra área indicativa, útil para identificar el TEA, tiene que ver con las dificultades para entender las emociones externas o establecer relaciones sociales. Sin embargo, cada persona con autismo suele presentar una combinación única de síntomas de muy diferente intensidad.
Por ello, para diagnosticar el autismo en menores con celeridad hay que estar atentos a cualquier señal o comportamiento inusuales. En caso de duda, consultar a profesionales especialistas en el diagnóstico de este espectro es la actuación inmediata más conveniente.
Detectar el autismo de forma temprana marca enormes diferencias en la vida de sus afectados, pues permite acceder a los servicios y apoyos pertinentes desde corta edad. La mejoría —a corto, medio y largo plazo— es más que significativa.
Dicha detección precoz ayuda a los progenitores y a los cuidadores a comprender mejor las necesidades individuales de cada caso y a plantear estrategias de intervención efectivas. Diagnosticar el autismo rápido es la piedra angular para prestar el apoyo personalizado más efectivo y mejorar la calidad de vida de estas personas.
El papel del profesor en la detección del autismo
Los centros educativos son un entorno de vital relevancia para descubrir el autismo y favorecer su tratamiento. El contacto diario y la convivencia constante cuando el alumnado socializa y realiza actividades académicas y físicas dota de una función destacada al profesorado para identificar este espectro. Su responsabilidad conlleva supervisar las posibles señales de autismo e informar a los especialistas o las familias cuando procede.
En su seno, cada profesor asume la responsabilidad de adaptar su enseñanza para satisfacer los requerimientos individuales de cada alumnado con TEA. Resulta determinante propiciar un entorno inclusivo y acogedor. Así, los docentes han de capacitarse en estrategias de enseñanza especializadas y en el manejo de comportamientos desafiantes asociados con el autismo.
La institución educativa también cumple un papel crucial en el apoyo a estos chicos y chicas. El procedimiento debe incluir el establecimiento de las políticas y las prácticas inclusivas que estimulan su participación en todas las actividades escolares. Supone asegurar la accesibilidad física y proporcionar recursos y apoyos adicionales, como terapia ocupacional o servicios de habla y lenguaje, según convenga.
Igualmente, la colaboración entre los profesores, los especialistas en educación especial y las familias es esencial para brindar un apoyo integral a cada estudiante con autismo. La comunicación abierta y constante entre todas las partes posibilita compartir información relevante y ajustar las estrategias de enseñanza para adaptarse a las necesidades cambiantes de cada persona.
En definitiva, es fundamental que los docentes asuman activamente el compromiso de identificar y actuar frente al TEA. La voluntad y la predisposición son imprescindibles, pero insuficientes si no van acompañadas de cualificación, formación y experiencia.
Nuestro Máster en Psicopedagogía se ha convertido en un excelente refuerzo formativo para muchos profesionales de la docencia que sienten la necesidad de prepararse mejor en este campo. Descubrir el autismo en las aulas ha de ser, a lo largo de todo el proceso educativo, una prioridad.
Familia y profesores, un tándem clave tras detectar el autismo
Padres, madres y familiares en general desempeñan un rol insustituible en el acompañamiento de los menores con TEA. Desde sus primeros días de vida, son quienes mantienen un contacto más estrecho con ellos y están al tanto de sus avances, parones o retrocesos en el desarrollo personal.
Son, casi siempre, quienes asisten a las primeras señales de alerta. En cuanto las perciban, han de transmitírselas a especialistas cualificados. Por ello, profesores y familia deben mantener una comunicación activa, directa y natural en todo momento. Mucho más tras detectar el autismo o advertir ciertos indicios de alarma.
Lógicamente, resultan ineludibles para diseñar e implementar estrategias de apoyo personalizadas. Los profesores han de estimular el amor incondicional y la comprensión parental de los progenitores.
Al igual que el centro educativo, la familia resulta esencial para promover la inclusión social de estas personas. Está en su mano hallar oportunidades de participación social para estos chicos y chicas. Por ejemplo, actividades escolares, clubes deportivos y grupos de interés especial en los que puedan interactuar con el prójimo.
La colaboración activa entre familia y profesores ha de promover tres líneas de mejora:
- Poner en práctica las adaptaciones curriculares apropiadas.
- Alimentar la sensibilización en la comunidad escolar.
- Fomentar las actividades inclusivas.
Principales indicadores de alarma
Cada 2 de abril se celebra el Día Mundial del Autismo, una fecha conmemorativa que pretende concienciar a la población global sobre esta realidad y la necesidad de apoyar a cuantos la viven.
Ahora bien, la labor ha de prolongarse durante todo el año. Detectar el autismo debe ser una prioridad en todos los ámbitos relacionados: la familia, el colegio, las instituciones sanitarias y la sociedad en su conjunto.
Por eso, conviene conocer cuáles son los principales indicios de este trastorno. En los casos más evidentes se advierten las señales que siguen:
- Retraso o ausencia del habla.
- Escasa o nula atención hacia las otras personas.
- Falta de respuesta a las expresiones faciales o sentimientos ajenos.
- Ausencia de juego simbólico y de imaginación.
- Mínimo interés por los niños de su edad.
- Incapacidad para compartir placer.
- Alteración cualitativa en la comunicación no verbal.
- Ninguna señalización de objetos para dirigir la atención de otra persona.
- Inexistente empleo social de la mirada.
- Limitada iniciativa en actividades o juego social.
- Falta de reacción a estímulos sonoros.
Si identificas estos indicios, debes actuar cuanto antes. Recuerda que detectar el autismo pronto conlleva mejorar el pronóstico y eleva las posibilidades de minimizar sus efectos.
El protocolo de abordaje precoz supone implementar estrategias de intervención temprana que suelen acabar marcando una gran diferencia en el desarrollo y bienestar del niño. Además, cuando el profesorado dispone de recursos apropiados y confiables, las familias se sienten más apoyadas.
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