Los videojuegos y las emociones
Los videojuegos tienen capacidad para hacer emerger emociones más allá de un contexto cultural concreto; por ejemplo, un videojuego desarrollado en Japón puede tener un gran éxito entre los niños de nuestro país.
¿Porqué los videojuegos conectan a nivel emocional con los niños y las niñas? La respuesta es compleja pero uno de los factores clave son las emociones básicas que hacen emerger.
La universalidad de las emociones es aceptada entre las disciplinas que estudian el comportamiento humano. Han sido halladas evidencias de la existencia de emociones básicas. Los científicos han encontrado que las emociones básicas están asociadas a diferentes patrones de actividad del sistema nervioso autónomo. También, los estudios transculturales muestran como las personas son capaces de identificar perfectamente la emoción que subyace a una expresión facial independientemente de la cultura y la lengua de quien se expresa.
Independientemente de la cultura existen emociones humanas que se manifiestan más allá de las fronteras y las lenguas. Estas emociones son llamadas básicas: la tristeza, la alegría, la ira, el miedo, el asco, la sorpresa y el interés. El resto de emociones humanas son una combinación de estas emociones básicas: han sido construidas en un marco social.
Este denominador común en las emociones lleva a que un producto de comunicación audiovisual, el videojuego, pueda ser entendido y vivido por niños de culturas distintas. A nivel de las emociones, los desarrolladores de videojuegos pueden planificar el diseño de un juego digital más allá de las fronteras de su propio país teniendo precaución con las cuestiones referentes al idioma.
Así, un videojuego es capaz de funcionar perfectamente haciendo emerger emociones básicas, en especial la alegría, la sorpresa, el interés y un punto de miedo. Estas emociones básicas son las que provocan el acercamiento al objeto de la emoción, es decir, al videojuego.