Nutrición enteral, conceptos claves
¿Sabes que el origen de la nutrición enteral está en la nutrición rectal? La importancia de nutrir adecuadamente a las personas en situación de enfermedad ha hecho al ser humano buscar vías de acceso alternativas al tracto gastrointestinal. Una de las primeras fue el recto.
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Es famoso el caso de James Garfield, presidente estadounidense que en 1881, como consecuencia de un intento de asesinato, estuvo siendo alimentado por vía rectal cada 4 horas durante 79 días ¡Y hasta le pasaban whisky! Hoy afortunadamente las vías—y los nutrientes— son otros. La nutrición enteral como soporte nutricional está muy desarrollada y miles de enfermos anualmente logran recuperarse en buena medida gracias a una adecuada nutrición enteral.
¿Qué es la nutrición enteral?
La nutrición enteral es la administración directa al tracto gastrointestinal de todos aquellos nutrientes que necesita la persona para recuperarse y mantener sus funciones vitales. Esa administración de nutrientes se realiza mediante una sonda que puede colocarse en diferentes vías, como veremos más adelante.
¿En qué situaciones se emplea la alimentación enteral?
Son varios los escenarios en los que la alimentación enteral se hace necesaria. Por ejemplo:
- Pacientes que tengan dificultades para la ingestión y deglución de alimentos (son muchas las causas de esto) pero que conserven la función gastrointestinal.
- En bebés enfermos y hospitalizados
- Cuando los requerimientos nutricionales son muy elevados y no se pueden cubrir por la vía tradicional.
- Baja tolerancia a determinados alimentos
Vías de nutrición enteral
La vía de nutrición enteral está definida tanto por el punto de entrada de la sonda, como por la colocación de su extremo distal. La elección de la vía está determinada por varios factores como la enfermedad del paciente, su estado nutricional y el tiempo que se prevea que el paciente estará recibiendo este soporte. Entre las vías empleadas por corto tiempo están:
- Sonda nasogástrica: la sonda va de la nariz al estómago. Es la vía más usada, aunque depende de que la tolerancia gástrica esté conservada. Se colocan fácilmente, pero también existe más riesgo de desplazamiento.
- Sonda naso-duodenal: va de la nariz al duodeno, pasando por el píloro (de ahí que también se le conozca como sonda transpilórica). Se utiliza en pacientes con reflujo gastroesofágico, riesgo de broncoaspiración y también en los que existe atonía gástrica parcial.
- Sonda naso-yeyunal: va de la nariz, también pasando por el píloro y el extremo distal llega hasta el yeyuno.
Cuando se espera que la nutrición enteral será de larga duración, entonces se opta por colocar la sonda quirúrgicamente desde la piel del abdomen hasta un tramo del tracto gastrointestinal. Se le conoce entonces como sondas de gastrostomía y sondas de yeyunostomía.
Riesgos de la nutrición enteral
La administración de nutrición enteral responde a una necesidad básica, pero su uso no está excepto de riesgos. Por ejemplo:
- La sonda puede causar erosiones nasales y sinusitis
- Resulta molesta para los pacientes, especialmente en la fase de adaptación
- El uso prolongado puede provocar inflamación del esófago y úlceras
- Las infecciones bacterianas son un riesgo real e importante de este tipo de soporte nutricional
- Aumenta el riesgo de broncoaspiración, en especial en pacientes inconscientes o aquellos a los que se les alimenta en posición supina.
Una correcta colocación de la sonda y un mantenimiento adecuado disminuirán el riesgo de ocurrencia de eventos adversos.