¿Por qué se rompen las parejas cuando hay amor?
Los pasillos de los juzgados que llevan los divorcios están llenos de parejas en las que el amor ya no existe, pero también de muchas parejas que se divorcian a pesar de que se siguen queriendo. ¿Por qué ocurre esto? ¿No somos capaces de mantener una relación?
Todos hemos tenido alguna ruptura amorosa en nuestra vida y sabemos lo mal que se pasa, el sentimiento de decepción y de tristeza que nos invade, aunque sepamos que hemos hecho todo lo posible para que la relación funcione y sigamos queriendo a la otra persona.
Las razones por las que se rompen las parejas en las que hay amor
Podemos hablar de destino, de mala suerte o de responsabilidad de la otra persona, pero lo cierto es que en toda ruptura intervienen dos personas que deben asumir su papel durante la relación y analizar qué es lo que no ha funcionado. Estas son las razones por las que se puede romper una pareja en la que hay amor:
- La falta de comunicación. Tendemos a escondernos en nosotros, a no decir lo que pensamos o sentimos y creamos un personaje frente a nuestra pareja que no es real. La falta de comunicación produce malos entendidos y ausencia de comprensión, por lo que, puede que haya amor, pero si no se demuestra, la relación se terminará.
- El miedo. El miedo es paralizante para muchas personas y puede llegar a ser más fuerte que el amor. El miedo a comprometerse, a adquirir responsabilidades, a cambiar aspectos de nuestra vida, a estar solos, a amar a otra persona, en definitiva.
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- La mala gestión del amor. Muchas personas entienden el amor como algo que cambia radicalmente nuestra vida y dejan de relacionarse con sus amigos o de hacer las cosas que les gustan para estar con la otra persona, lo que supone gestionar el amor de forma incorrecta. Para que una relación funcione siempre debemos preservar nuestra parcela de intimidad, seguir quedando con la gente que nos aprecia y haciendo las actividades que más nos llenan. Habrá una vida en común y una vida individual que nos hará sentirnos plenos.
- La confusión entre el amor y el apego. Amar a otra persona no supone retenerla a toda costa, poseerla, controlarla, depender de ella. Cuando queremos demostrar el amor que sentimos hacia nuestra pareja debemos hacerlo desde el respeto, la independencia y la lealtad. No debemos confundir el amor con el apego emocional, puesto que de lo contrario, estaríamos creando una relación tóxica en la que el amor no existe.
- La falta de aceptación de nosotros mismos. Hazte esta pregunta: ¿Si no te quieres a ti mismo, cómo te va a querer otra persona? El amor debe comenzar por nosotros mismos, por aceptarnos tal y como somos, por conocer nuestros defectos y nuestras virtudes.
Puede haber amor, pero si no hay confianza, comunicación, autoestima y una correcta gestión del miedo, la relación terminará antes o después.