Sebastián Velasco: la importancia de una salud mental para todos y todas
El Informe Mundial sobre la Salud Mental 2021 elaborado por la OMS, advierte que, en 2020, un estimado de 280 millones de personas de todo el mundo sufrieron trastornos mentales. Es decir, un 4,4% de la población de la población global. En Ecuador, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), este porcentaje asciende a un 20% de la población adulta; una cifra, que, según el Ministerio de Salud ecuatoriano, se replica en la población de niños, niñas y adolescentes.
Ante esta realidad resulta evidente que algo está fallando a la hora de dar respuesta a las necesidades de la población en temas de salud mental y que resulta urgente aumentar los recursos destinados a esta causa. Precisamente por ello, iniciativas como la desarrollada por el psicólogo y alumni VIU, Sebastián Velasco, resultan imprescindibles. Aunando su espíritu emprendedor, sensibilidad social y conocimiento de la psicología, Velasco, o Sebas, como es más conocido, creó una iniciativa pionera en el Ecuador: una empresa de psicología que tiene como misión llevar, de forma asequible, servicios de salud mental integrales a todos los rincones de Ecuador, con un especial énfasis en la población rural. Un perfecto ejemplo de cómo el conocimiento y el esfuerzo, puestos al servicio de un propósito, son capaces de crear cambios y mejoras reales en nuestras comunidades.
Para conocer más sobre cómo nació la idea, como ha sido su desarrollo y más detalles acerca de su funcionamiento, y cómo fue su experiencia estudiando el Máster Oficial en Psicología de la Intervención Social y Comunitaria, nos pusimos en contacto con Sebastián.
¿Nos puedes contar un poco sobre ti? ¿Cómo nace tu interés por la salud mental?
Soy Sebas, psicólogo en el papel, emprendedor social en la acción. Hace 3 años fundé Kumpana, lo que inició siendo un proyecto estudiantil que terminó siendo la primera empresa social dedicada integralmente a la Salud Mental del Ecuador. La creación de esta comenzó hace 5 años. En el ámbito profesional siempre busqué una rama de estudios que me permitiera estar cerca de otras personas; las relaciones humanas me mueven. Es así como en una ciencia tan amplia como la psicología encontré la oportunidad de tener esa cercanía con las personas de una manera tan profunda como lo es acompañando sus historias. Después de 4 años de pregrado en el que no dejé de involucrarme en toda iniciativa que llegaba a mis oídos (incluso en pandemia) me di cuenta que alguien debía trabajar sobre la Salud Mental mucho más allá de los servicios psicológicos que de por sí ya existen en Ecuador. Convencido de que en el mundo todo puede cambiar; menos la necesidad de los seres humanos de ayudar y ser ayudado, me embarqué en la que actualmente es mi mayor aventura: demostrar al mundo que la Salud Mental sí importa.
Sebastián en una de las actividades de Kumpana
Kumpana, tu empresa, tiene como misión llevar la salud mental a todos los rincones de Ecuador ¿De dónde se origina este propósito? ¿Qué acciones efectuáis para poder implementarlo?
En mitad de la pandemia, en agosto del 2020 exactamente, reunimos a 20 estudiantes de psicología para llevar la Salud Mental a comunidades rurales del Ecuador, bajo la dirección de Fundación Killkay. Tras 6 meses de trabajo remoto, pudimos vivir una experiencia que nos marcó como profesionales y personas: ofrecimos talleres psicoeducativos a más de 120 jóvenes y adultos, conectamos a más de 15 con psicólogos para que comiencen un proceso gratuito y sobre todo conocimos una realidad: la del sector rural. Descubrimos que en gran parte de la ruralidad ecuatoriana había personas que no conocían de la existencia de la psicología, que nunca habían tenido un proceso y que, lamentablemente según sus historias, necesitaban atención urgente. Esta realidad nos impactó y generó una sensación de responsabilidad social muy grande en todos nosotros. Motivados por tantas historias tras el estigma, necesidad y miedo decidimos crear un proyecto que busca recorrer todos los rincones del país llevando Salud Mental integral y accesible. Tras 2 años de trabajo hemos diseñado un modelo de atención que nos permite ofrecer procesos terapéuticos por tan solo $5.00 cada sesión con profesionales, bajo cualquier modalidad y en cualquier lugar del Ecuador. A la par, la autogestión nos permite desarrollar campañas de comunicación social a través de redes sociales bajo el eslogan #LaSaludMentalSíImporta y en tal solo 2 años ya han consolidado una comunidad de más de 5.000 personas. Por último, estamos iniciando uno de los proyectos estandartes desde que comenzamos, uno que busca ser la punta de lanza del plan con el que buscamos llegar a todo el país: Salud Mental Rural.
Sebastián, en una de las actividades de Salud Mental Rural
¿Nos puedes contar en qué consiste Salud Mental Rural y qué te motivó a crearlo?
Salud Mental Rural es un proyecto de intervención social que tiene como principal objetivo fortalecer el desarrollo social de la parroquia Juan Montalvo a través de la atención, psicoeducación e investigación en materia de Salud Mental. El proyecto se sustenta en 3 ejes: conocimiento de la realidad, empoderamiento y atención integral. El primero de ellos busca conocer de manera, principalmente, objetiva: cuál es su percepción de la Salud Mental como cultura kichwa, cuáles son sus necesidades en este sentido y cómo pueden los modelos occidentales implementarse allí sin resultar invasivos. El segundo busca ofrecer las herramientas y estrategias necesarias a la población de la parroquia para que no sea nadie más que ellos los encargados de diseñar las soluciones a sus problemas sociales. Por último, el eje de atención busca precisamente atender las necesidades más urgentes de la comunidad, a través de procesos terapéuticos gratuitos, sesiones de contención emocional, brigadas de reconocimiento médico en las comunas más lejanas o la apertura de grupos de apoyo centrada en problemas psicológicos, por ejemplo. La motivación, como se puede denotar por los ejes a trabajar se encuentra en el abandono social al que se han visto sometidas las poblaciones rurales de Ecuador. La falta de educación, servicios sociales y, sobre todo, médicos ha hecho que los problemas mentales se arraiguen de manera muy preocupante, que las tasas de suicidio se multipliquen y que las soluciones se vean muy lejanas.
Actividad de una de las profesionales de Kumpana en el marco de Salud Mental Rural
¿Nos puedes explicar cuáles son los principales retos y diferencias respecto a un contexto urbano, que supone una intervención de este tipo?
El desconocimiento de la realidad que se vive, primero. En Ecuador no hay investigación suficiente en temas relacionados a la Salud Mental, en la ruralidad la situación es mucho peor. Es prácticamente imposible conocer de otras iniciativas que hayan buscado respuestas a preguntas como: ¿qué significa Salud Mental para la cultura kichwa? ¿qué modelos de atención se usan en culturas indígenas? ¿qué tan efectivos son los modelos de atención psicológicos tradicionales en sectores rurales, poblaciones con deficiencias educativas evidentes y cuya apertura a intervenciones externas muchas veces se ve limitada por la desconfianza? En nuestro país sencillamente es complicado encontrar respuestas a todas estas preguntas. En segundo lugar, las condiciones económicas sin duda son un factor que afectan a la correcta implementación de una intervención de cualquier tipo. Según datos oficiales, el porcentaje de pobreza extrema se duplica si se compara la ruralidad con la urbanidad. El mismo hecho de que las personas tengan que buscar cubrir primero las necesidades de sobrevivir restan importancia y adherencia a proyectos sociales como el nuestro.
Parte del equipo de profesionales de Kumpana durante las actividades de Salud Mental Rural
Proyectos como el que estás desarrollando demuestran el potencial que tienen los recursos para el cuidado de la salud mental para ser impulsores del progreso social y la mejora colectiva, aunque muchas veces se tienda a enmarcar la salud mental dentro de lo individual ¿Cómo abordas y consideras este rol social y colectivo del cuidado de la salud mental, especialmente contextualizando dentro del relato hiper individualista de nuestras sociedades actuales?
Una de las muchas virtudes que tiene el trabajo en el contexto rural en Ecuador es el sentido de comunidad que se percibe. Las comunidades indígenas perciben la realidad a través de una cosmovisión que prioriza lo colectivo antes que lo individual. Es cierto que actualmente existe un sentido muy individualista que se está intentando entrometer en todos los aspectos de nuestras vidas. No se puede negar, incluso, que en el sector rural este relato cada vez se hace más evidente. No obstante, aún no se ha perdido la búsqueda de vida en comunidad, sobre todo en las personas mayores y este factor es en el que debemos apoyarnos de cara a todos los desafíos que nos plantee el trabajo en comunidad. Debemos enseñarles a los jóvenes los beneficios de vivir una vida colectiva, de tener grupos de apoyo, de ayudar al prójimo y de poder ser ayudado por el vecino. Hay que trabajar en el concepto de responsabilidad social, de altruismo y de sentido de comunidad.
¿Por qué elegiste estudiar el Máster en Psicología de la Intervención Social y Comunitaria en VIU?
Cuando comencé mi trayectoria en Kumpana, pronto me di cuenta de que la psicología comunitaria y la gestión de proyectos eran mi verdadera pasión en el ámbito profesional. Sin embargo, a pesar de la valiosa experiencia que estaba adquiriendo en la gestión de la empresa, era consciente de que algo esencial faltaba para complementarla. Fue entonces cuando descubrí que el máster en la VIU era la pieza que encajaba perfectamente con mi visión y aspiraciones. La estructura curricular, el enfoque y la metodología del programa se alineaban de manera excepcional con mis necesidades y expectativas. Ahora, tras haber completado mi formación y obtener el título, no tengo ninguna duda de que fue una decisión acertada.
Video de Kumpana con testimonios de sus profesionales, incluyendo a Sebastián
¿Cómo fue tu experiencia con el título y la Universidad?
Fue una experiencia muy grata. Nunca antes había recibido educación bajo una modalidad completamente virtual y tras esta primera vez descubrí que era la que mejor se iba a adaptar a la situación en la que me encontraba. La experiencia fue buena en todos los sentidos, considerando que fui parte de la primera generación de graduados y que incluso para el profesorado era la primera vez que darían este máster. Estoy muy satisfecho.
¿Qué es lo que más destacarías de tu título y de la Universidad?
Destaco mucho el buen manejo de la modalidad virtual, es evidente que es una universidad que se dedica a la educación virtual y tienen las herramientas necesarias para ofrecer una experiencia que no se aleje tanto a la de la presencialidad. También considero importante destacar el acertado temario escogido para el título que estudié yo específicamente. Previo a mi decisión por estudiar en la VIU averigüé otros programas de temas similares y el de esta universidad es el que tienen un enfoque centrado mucho más en lo social.