Aprender a aprender: una competencia básica para el aprendizaje permanente
La Comisión para la Educación de la Unión Europea considera aprender a aprender como una competencia básica de gran influencia en todas las demás. La definición de la Comisión Europea de dicha competencia es la siguiente: «Capacidad para proseguir y persistir y organizar el propio aprendizaje, lo que conlleva realizar un control eficaz del tiempo y la información, individual y grupalmente». Como vemos, se cita explícitamente su importancia en el aprendizaje permanente, es decir, no solamente durante la infancia y la juventud, sino también en la edad adulta.
Habilidades incluidas en el concepto de aprender a aprender
Dentro de los que se conoce como la capacidad de «saber aprender» se incluyen habilidades tan diversas como:
- Tomar conciencia de las necesidades y procesos del propio aprendizaje y saber identificar las oportunidades disponibles.
- Habilidad para superar los obstáculos con el fin de aprender con éxito.
- Incluye obtener, procesar y asimilar nuevos conocimientos y habilidades de aprendizaje.
- Buscar una guía metodológica y práctica en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
- Adquirir un compromiso por parte de los estudiantes de construir su conocimiento a partir de sus aprendizajes y experiencias vitales anteriores con el fin reutilizar y aplicar el conocimiento y las habilidades en una variedad de contextos: en casa, en el trabajo, en la educación y la instrucción.
- Potenciar la motivación y la confianza.
- Adquirir competencias metacognitivas, es decir, capacidades que permiten al estudiante conocer y regular sus propios procesos de aprendizaje.
- Trabajar la autoestima y la capacidad de aceptar el rechazo que provoca el error, así como la tensión que implica mantener el esfuerzo.
- Intentar que los alumnos y alumnas de cualquier edad experimenten el placer que produce entender algo que antes no comprendían y resolver problemas que no eran capaces de solucionar.
- Potenciar las capacidades metalingüísticas y la adopción de distintos roles.
Algunas claves para enseñar a aprender
La enseñanza de cómo aprender debe iniciarse desde el inicio de la escolaridad y continuar durante todos las etapas de aprendizaje, incluidos los que se realizan en la edad adulta. Es, por lo tanto, una responsabilidad de todos los docentes y del conjunto de las áreas curriculares. En cuanto a los principios metodológicos especialmente relevantes para la enseñanza y adquisición de esta competencia básica incluiríamos:
- Es muy importante explorar las concepciones que estudiantes y docentes tienen sobre el aprendizaje. En concreto: las creencias preconcebidas sobre qué es la inteligencia y qué es para ellos una persona inteligente.
- Organizar debates en clase donde se trate de forma explícita lo que es aprender, exponiendo lo que piensa cada uno sobre esta cuestión y aportando propuestas de mejora.
- Otro principio metodológico consiste en enseñar al alumnado a regular sus propios procesos de aprendizaje, lo cual implica: planificar, supervisar y evaluar su comportamiento cuando se enfrentan a cualquier tarea escolar.
- Tanto docentes como estudiantes deben reflexionar acerca de si el sistema educativo que se está empleado es el más adecuado para conseguir los objetivos establecidos y cómo se puede actuar en caso contrario.
- Otro de los pilares sobre el que debe sustentarse aprender a aprender es el trabajo colaborativo. Trabajar junto a otros ayuda a tomar conciencia de los propios procesos cognitivos y emocionales, consensuar objetivos y llegar a acuerdos sobre la forma más idónea de conseguirlos. Con el trabajo colaborativo se debe acordar cómo avanzar, pensar estrategias y pasos y detectar errores propios y ajenos. Pero quizás la parte más importante de los trabajos colectivos es que se aprende a exponer en público explicaciones y argumentos y el por qué de que una determinada solución merezca nuestra confianza y justifique nuestros esfuerzos por conseguirla.
- Se debe poner el énfasis en las técnicas de preparación de exámenes y pruebas, descargando peso en los ejercicios más directamente memorísticos, que sobre todo las personas de más edad suelen llevar peor, y priorizar la elaboración de resúmenes, esquemas, mapas conceptuales, síntesis, técnicas de subrayado, comentarios de texto, reflexiones sobre el aprendizaje, tareas de lectura y escritura reflexiva.
- Se debe dedicar un tiempo a reflexionar sobre las conexiones entre los distintos aspectos del contenido que se está enseñando o aprendiendo, lo cual permite profundizar en el aprendizaje.
- Finalmente es preciso supervisar los resultados. Este aspecto no sólo tiene como objetivo mejorar el resultado específico logrado sino también, sino también, y muy especialmente, revisar el proceso en sí mismo de aprender. Esta comprobación significa, además, verificar si se ha sabido dar la respuesta adecuada a las necesidades de los alumnos en este aspecto. Se trata de evaluar de tal manera que el proceso, además de servir al profesor para regular la enseñanza, le permita al alumno autorregular su aprendizaje. Para ello, el estudiante debe ser capaz de identificar cuándo aprende y cuándo no, y sobre todo qué forma de aprender le resulta más útil, eficaz, óptima y provechosa.
- Enseñar cómo evaluarse uno mismo, es decir, procedimientos y técnicas de autoevaluación que sean útiles y, sobre todo, honestas y objetivas. Aprender a evaluarse a uno mismo no es tarea fácil y necesita ejercitarse para llegar a formar parte del grupo de capacidades y competencias consolidadas del alumno. Por este motivo, es importante que sea una práctica que se utilice en todas las etapas educativas, aunque lógicamente vaya modificándose en función de la edad y nivel del alumno o alumna.
Todas estas claves para la enseñanza y puesta en práctica de la competencia de aprender a aprender pierden gran parte de su efectividad si no se enfocan de una manera individualizada. A la hora de aprender, de asimilar y recordar contenidos existen tantos métodos como alumnos. Métodos que a determinadas personas les resultan muy útiles, pueden resultar totalmente inefectivos para otras. También hay que valorar el bagaje cultural y de conocimientos previos, puesto que, obviamente, lo que una persona ya sabe y tiene perfectamente asimilado no es necesario volvérselo a enseñar, como mucho sólo necesitará una técnica de refuerzo. En definitiva, como ocurre como cualquier otra parte del currículo educativo, la adaptación y enfoque individual es fundamental para el éxito, y el Máster en Formación del Profesorado es un programa diseñado para ello.