El rendimiento escolar y de aprendizaje en España según el informe PISA
Desde que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) puso en marcha el Informe PISA, un estudio trianual que recopila datos y estadísticas sobre la educación del mundo desarrollado, el sistema educativo español no sale bien parado, puesto que sus resultados, edición tras edición, se sitúan por debajo de la mayoría de países europeos.
Los resultados del informe PISA se obtienen a través de una serie de pruebas que sirven para analizar las competencias básicas en materias troncales, como matemáticas y lengua, en diferentes niveles educativos.
Los resultados de España
En la prueba participan un total de 67 países y en la última edición los escolares españoles consiguieron la posición número 33. En líneas generales, los resultados de España son bajos, situándose por debajo de la media europea, como señalan los siguientes datos:
- Un 46% de la población española no alcanza un nivel de estudios superior a la primera etapa de la educación secundaria, un porcentaje muy alto en relación a la media tanto de la UE (21%) como de toda la OCDE (25%).
- Los resultados en comprensión lectora y matemáticos se sitúan por debajo del promedio total de todos los países evaluados. No obstante, se ha experimentado una ligera mejoría en las últimas en las últimas ediciones, especialmente en las materias de ciencias.
Se puede decir que la palabra que mejor define y sintetiza los resultados académicos de los escolares españoles analizados a través del informe Pisa, desde que se inició este estudio en el año 2000, es la siguiente: estancamiento.
Partidarios y detractores de este método de calificación del aprendizaje
Nadie puede negar que el informe Pisa ha alcanzado en los últimos años una gran popularidad, siendo muy conocido tanto por los profesionales de la educación como para la población en general debido a su protagonismo en los medios de comunicación, especialmente cuando se publican las conclusiones.
No obstante, existen opiniones completamente en contra del informe que aseguran que no está bien enfocado en cuanto a selección de preguntas o fórmulas estadísticas utilizadas. Según estos detractores, el estudio no permite evaluar y comparar los resultados de los sistemas educativos de todo el mundo de tal manera que se pueda conocer el impacto de sus políticas ni guiar decisiones futuras.
Por ejemplo, para Harvey Goldestein, profesor de Estadística Social de la Universidad de Bristol, «existe una literatura académica creciente que dice que se trata de unos resultados simplificados de lo que pretende ser el rendimiento en lectura, matemáticas y ciencias. Hay investigaciones que demuestran que los países no pueden ser clasificados de manera inequívoca a lo largo de una única escala”.
La investigadora del Centro de Estudios Independientes, de Australia, Jennifer Buckingham también se muestra escéptica con Pisa: «Es problemático juzgar la calidad de un sistema educativo diverso y complicado con una sola evaluación, no importa lo buena que sea. PISA y TIMSS [una prueba de matemáticas y ciencias en primaria] están bien diseñadas y bien implementadas, y proporcionan datos sólidos sobre las habilidades y conocimientos, pero es mucho lo que PISA no evalúa».
En líneas generales, estas opiniones de expertos críticos con PISA inciden en la necesidad de entender cada realidad socio-histórica por sí misma, pues una solución válida para un país puede no serla para otro.
La OCDE, pese a reconocer que los resultados distan mucho de ser precisos, defiende que el informe trata de ofrecer una visión de las destrezas en competencia de materias básicas como son las matemáticas, la lectura o las ciencias y que su objetivo es «tratar de describir las capacidades de los individuos para razonar matemáticamente y utilizar conceptos, procedimientos, datos y herramientas matemáticas para explicar y predecir fenómenos».
A la vista de los resultados, en España existen diferentes enfoques sobre la interpretación de los mismos y la necesidad de tomar medidas. En realidad, conviven dos corrientes de opinión: los que defiende la necesidad de un cambio importante en el sistema educativo y los que manifiestan que estas estadísticas tienen un importante margen de error,de unos cien puntos. Este desfase posicionaría a España dentro de la media obtenida por el OCDE y, por lo tanto, las medidas necesarias no serían integrales ni estructurales, sino de mejora de aspectos concretos.