Emergencias psicológicas, claves para atenderlas

Cualquier persona puede sufrir una urgencia en relación con su salud a nivel físico: un infarto, una apendicitis, un hueso roto… Sin embargo, no se suele tener en cuenta que esa necesidad de atención especializada inmediata también puede darse con respecto a la salud a nivel mental. Las emergencias psicológicas son todavía grandes desconocidas, pero están ahí y es necesario saber afrontarlas.

¿Qué son las emergencias psicológicas?

Son aquellas en las que se produce una crisis a nivel emocional.  Se deben a que, normalmente, ocurre algo que hace que el individuo pierda su equilibrio y no sea capaz de actuar con toda la racionalidad que sería deseable.

Por ejemplo, puede sufrir una crisis de este tipo quien se ve involucrado en un accidente de tráfico con víctimas mortales. Pero también quien está sufriendo graves problemas de acoso en el trabajo y llega al punto en  el que no puede más.

Nuestra mente, al igual que el resto de nuestro cuerpo, tiene un límite de resistencia. Si se excede el mismo, es entonces cuando ocurre la crisis. Podríamos decir que es algo así como un colapso emocional. Puede manifestarse de muchas maneras, pero una de las más habituales es mediante un ataque de ansiedad.

Los primeros auxilios psicológicos implican una atención inmediata y especializada a quien está en plena crisis por haberse producido una respuesta de disrupción en el equilibrio psicológico del individuo. Lo que se busca es restablecer ese equilibrio.

Fases de la intervención en las crisis psicológicas

La atención de las emergencias psicológicas se lleva a cabo en dos fases. Una que se produce de manera inmediata y otra que puede prolongarse en el tiempo hasta que la salud mental del afectado vuelva a estar bien.

Primeros auxilios psicológicos, intervención en primera instancia

Es la atención que recibe el paciente en el momento en el que la crisis está desarrollándose. La idea es conseguir un enfrentamiento inmediato de la situación, y para ello se llevan a cabo tres acciones diferenciadas.

• Proporcionar apoyo. La persona afectada por la crisis debe sentirse escuchada y comprendida, esto permitirá que pueda exponer sus emociones, especialmente las negativas (enfado, miedo, ira), que son las que más problemas pueden causar en un futuro si se retienen.
• Reducir la mortalidad. Una crisis puede derivar en situaciones violentas que pueden afectar tanto a la vida del paciente como de otras personas. Por eso, dentro de las emergencias psicológicas se actúa rápidamente para evitar ese riesgo. Valorando sí, por ejemplo, es necesario un ingreso hospitalario o medicación tranquilizante.
• Aportar recursos de ayuda. El especialista debe proporcionar a la víctima de la crisis un conjunto de recursos y herramientas que puedan ayudarle a superar la situación. Esto incluye la recomendación de buscar orientación psicológica a largo plazo.

Terapia, intervención en segunda instancia

Algunas emergencias psicológicas surgen en un momento puntual y no vuelven a repetirse. Pero otras aparecen porque ya existía un problema de base, o ante un hecho que se sabe que puede acabar causando malestar emocional en el futuro. Entonces, es aconsejable que el paciente se someta a una terapia que puede ser más o menos larga.

El objetivo de esta fase es resolver la crisis, integrando el incidente que la ha provocado dentro de la vida del sujeto. Dándole herramientas para qué, en el futuro, pueda encarar situaciones similares. Es decir, que lo que se busca es que gane resiliencia.

Las emergencias psicológicas son una realidad que no podemos negar, y quienes las sufren requieren de una atención inmediata por parte de especialistas bien cualificados. ¿Te gustaría poder ayudar a quienes padecen crisis emocionales? Empieza tu carrera profesional con nuestro Grado en Psicología.