Esclerosis múltiple y fisioterapia: ¿cómo ayuda en el tratamiento?

Cada vez es más común oír hablar conjuntamente de esclerosis múltiple y fisioterapia. Porque esta última ha demostrado ser una gran aliada a la hora de combatir los efectos de la enfermedad.

Aunque a día de hoy no existe una cura para esta afección, sí se ha demostrado que la terapia de rehabilitación llevada a cabo por fisioterapeutas contribuye a retrasar la progresión de la enfermedad. Mejorando así la calidad de vida de quienes la padecen.

¿Qué es la esclerosis múltiple?

Estamos ante una enfermedad que afecta al sistema inmunitario, atacando de forma directa a la mielina, que es la cubierta protectora que recubre los nervios. Cuando la mielina se daña, las señales que manda el cerebro a los músculos no llegan bien, dando lugar a la aparición de síntomas como la fatiga, los problemas de coordinación y el dolor.

Existen cuatro tipos de esclerosis múltiple:

• Síndrome clínicamente aislado (SCA).
• Remitente recurrente (EMRR).
• Múltiple primaria progresiva (EMPP).
• Progresiva secundaria (EMPS).

Cada uno de ellos avanza de forma diferente, pero en todos vemos deterioro pogresivo de la movilidad de la persona. Por eso, lo recomendable es empezar el tratamiento con fisioterapia una vez que se tiene el diagnóstico.

La fisioterapia en el tratamiento de la esclerosis múltiple

Estamos ante una enfermedad que afecta de manera directa a las funcionalidades físicas básicas. Cuanto más se deterioren estas, más difícil será recuperarlas. Esto explica la importancia de empezar la rehabilitación con fisioterapia lo antes posible. 

Una persona con esclerosis múltiple puede verse en dificultades para practicar ejercicio, pero con ayuda de un especialista en fisioterapia consigue movilizar todo su cuerpo, mejorando con ello su bienestar.

La fisioterapia ayuda a gestionar síntomas de la esclerosis como el dolor y la espasticidad (rigidez muscular y espasmos), así como a prevenir complicaciones.

Esclerosis múltiple y fisioterapia: intervención en diferentes etapas

Acudir a fisioterapia debe convertirse en una rutina dentro del tratamiento que sigue el enfermo de esclerosis múltiple. Es necesario ser constante con la rutina de rehabilitación a lo largo de la progresión de la enfermedad.

Fisioterapia tras recibir el diagnóstico

Lo primero que hace el especialista es hacer una evaluación del estado físico del paciente, ver en qué condiciones físicas se encuentra. A partir de ahí fijará unos objetivos razonables y empezará el trabajo para alcanzarlos.

La colaboración del paciente es fundamental. Debe seguir las instrucciones que le aporte el fisioterapeuta para ir paliando los síntomas que ya sufre y evitar que se agraven. Cuanto más constante sea, mejor se encontrará.

Fisioterapia en los períodos de remisión

Cuando la esclerosis está en fase de estabilización y el paciente se encuentra más o menos bien, es cuando surge el riesgo de que deje la fisioterapia. Sin embargo, en esta etapa es muy importante la constancia. Porque el seguimiento del tratamiento rehabilitador es precisamente lo que va a evitar que se produzcan las recaídas o que, en caso de producirse, estas sean más leves.

Fisioterapia en las recaídas

En esta fase la labor del profesional se centra en recuperar la función física afectada en el mayor grado posible. Si el paciente ha sido constante en la rehabilitación durante la fase de remisión, su recuperación tras la recaída debería ser más sencilla.

Tras la recaída y el tratamiento, el fisioterapeuta hará una nueva evaluación y diseñará un nuevo programa de actuación que se adapte a las nuevas condiciones del paciente.

Esclerosis múltiple y fisioterapia deberían ir indisolublemente unidas, entendiendo la segunda como una de las mejores herramientas para paliar los efectos de la primera y mejorar la calidad de vida de los pacientes. 

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