Estrategias de aprendizaje y estudio para evitar el fracaso escolar
Frecuentemente, los medios de comunicación y los expertos en educación denuncian las elevadas cifras de fracaso escolar que hay en España. En realidad, en nuestro país se da una situación un tanto paradójica, puesto que a pesar de que el porcentaje de personas con estudios superiores es incluso más alto que el de los países de nuestro entorno (un 29% de la población española de entre 25 y 64 años tiene estudios universitarios), nos encontramos también con que un 49% únicamente ha finalizado los estudios obligatorios. Aunque el dato más preocupante es que casi un 30% no logra terminar los estudios obligatorios (ESO) con el título correspondiente.
Los expertos coinciden en afirmar que son muchas y muy diversas las causas que pueden originar el fracaso escolar. Las deficiencias del sistemas educativo, cuestiones familiares o el entorno socio económico son algunas de los motivos. Pero por supuesto también influyen causas personales, las cuales conciernen a cada alumno de manera individual como: la desmotivación, la falta de concentración, la desorganización, la ansiedad ante un examen, los problemas de memoria, la falta de autoestima o los deficientes hábitos de estudio. Es en este tipo de causas donde influyen intensamente las técnicas de estudio.
La importancia de las técnicas de estudio
A través de unas técnicas de estudio y aprendizaje apropiadas es posible lograr dos objetivos fundamentales para conseguir unos buenos resultados académicos: simplificar los contenidos y optimizar el aprendizaje. Por desgracia, en muchas ocasiones el esfuerzo que dedica un alumno al estudio no se corresponde a los resultados obtenidos. En estos casos el propio alumno y su entorno (padres y profesores) creen que el origen del problema es no estudiar lo suficiente y la solución, en consecuencia, dedicar más tiempo a preparar los exámenes y hacer los deberes.
Sin embargo, muchas veces la clave del éxito no se encuentra en estudiar más, sino buscar la actitud adecuada ante el aprendizaje, aprovechando al máximo los recursos y aplicando estrategias que faciliten un aprendizaje más metódico y personalizado.
Las técnicas de estudio son actividades específicas mecánicas y sistematizadas, por lo que pueden ser aprendidas e interiorizadas por cada persona, lo que sin duda le ayudará a mejorar sus resultados académicos.
Algunas estrategias de estudio muy efectivas son:
- Planificar debidamente los exámenes y el resto de actividades académicas mediante horarios realistas y adaptados a las posibilidades y estilo de vida de cada estudiante.
- Hacer esquemas, releer, subrayar con distintos colores.
- Evaluar lo que se sabe sobre un tema y los conceptos que se llevan más flojos.
- Elegir la técnica de estudio específica que se adapta mejor a la materia que se quiere aprender.
- Relacionar adecuadamente decisiones, con acciones y procedimientos.
Cada alumno necesita una estrategia de aprendizaje diferente. Por ejemplo, hay personas que se sienten más cómodas en los aprendizajes de carácter práctico o por descubrimiento, pues interiorizan mejor una experiencia práctica que las nociones de carácter más teórico o abstracto. Los pedagogos y otros especialistas en educación pueden jugar un papel importante a la hora de orientar a cada niño en la estrategia de aprendizaje que mejor se adapta a sus características, motivaciones y capacidad.