Factores de protección en el bullying
En los últimos tiempos la problemática del acoso escolar o bullying se ha venido instaurando y propagando tanto en los medios educativos como en la sociedad general, especialmente a medida que han ido transcendiendo datos muy preocupantes en cuanto a frecuencia, un 24% de escolares declaran haber presenciado algún caso de acoso, gravedad de las acciones, se han dado casos de palizas, y dramáticas consecuencias como el suicido de un chico de 14 de años de Guipuzkoa.
Los protocolos e investigaciones sobre bullying se suelen centrar en sus características, tipos, consecuencias, formas de detección o factores de riesgo. Sin embargo, no es tan frecuente encontrar estudios o marcos teóricos que hablen de los factores de protección, que serían todos aquellos aspectos que amortiguan el impacto de los factores de riesgo.
Factores de protección contra el bullying
Como ocurre con los factores de riesgo, los de protección, que en cierta manera actuarían de barrera contra éstos contrarrestándolos o al menos minimizando su impacto, también tienen diferentes ámbitos o contextos: social, familiar, del agresor o relacionados directamente con la víctima.
Los factores de protección pueden actuar como auténticos escudos contra las indeseables consecuencias del acoso escolar. Esto permite señalar que dichos factores, que pueden ser sociales o colectivos o individuales o psicológicos, pueden llegar a modificar los efectos de los factores de riesgo, neutralizando o atenuando las situaciones de acoso. Por ello, es muy importante para la prevención del bullying saber reconocer estos efectos de protección y potenciarlos y vehicularlos de la forma más positiva posible.
Entorno social y familiar
El primer factor de protección los constituye un entorno social y familiar saludable y funcional, pues de esta forma es más fácil crear proyectos vitales psicológicamente positivos y válidos para una solución asertiva de los conflictos. Por lo tanto, la potenciación desde la escuela, la familia y la sociedad de valores prosociales y el aprendizaje de habilidades empáticas se perfilan como pilares fundamentales para construir un entorno donde el acoso escolar sea percibido, por la mayoría, como una conducta indeseable y reprobable.
Factores de protección personal
Para protegerse contra el bullying, los jóvenes deberían asumir valores a nivel personal como competencia, confianza, carácter, conexión y cuidado de los demás. Si a esto le sumamos un desarrollo emocional positivo en cuatro áreas básicas: física, intelectual, psicológico/emocional y social, el número de jóvenes o adolescentes con tendencia actuar como agresores o como instigadores o sujetos pasivos sería mínimo, lo que permitiría a las víctimas estar en una situación favorable a la hora de defenderse, denunciar los hechos o pedir ayuda.
Otro aspecto importante es el autocontrol, ya que favorece la empatía y la integración social, El caso contrario, el de los niños y adolescentes que no son capaces de controlarse, provoca conductas antisociales, que pueden ser la antesala a las situaciones de violencia y acoso escolar.
Promover y potenciar factores de protección personal en un tema tan complejo como el bullying, que por desgracia se ha instalado como forma de comportamiento habitual de una parte del alumnado de la mayor parte de países del mundo es una tarea complicada. El bullying es una imitación a la escala del contexto escolar de situaciones de abuso de poder y de imaginarios sociales que consideran el uso de la violencia como una forma válida de resolución de conflictos. Es, por lo tanto, un problema con muchas ramificaciones que para su solución efectiva precisa de acciones globales y de cambios de mentalidades, lo que en ocasiones sobrepasa el ámbito de influencia de maestros y equipos directivos de las escuelas.