Programación Neurolingüística y Cuentos infantiles: Una mirada adaptada a las Terapias de Tercera Generación
“Somos el cuento que nos hemos contado sobre nosotros mismos”
Desde que somos pequeñitos, vamos percibiendo tanto los aconteceres de la vida que nos rodea como nuestras vivencias internas, a través de una narrativa que desarrollamos para poder entenderla. Es la forma en la que el Homo Sapiens Sapiens (el hombre que se da cuenta que sabe), consigue entender lo que ocurre. Es como si para ordenar las ideas de lo que vivimos, necesitásemos contárnosla a través de un cuento. De esta forma la comprendemos, memorizamos e incluso encontramos nuevas soluciones, tal y como si buscásemos diferentes finales a lo que estamos leyendo.
Esta narrativa se va complejizando conforme vamos madurando a nivel cognitivo, precisamente porque vamos desarrollando nuestra capacidad comprensiva, abstracta y lógica hasta llegar al pensamiento complejo adulto.
¿Qué ocurre? Que hay momentos en los que esa historia que nos contamos está desordenada, pierde sentido o no encontramos un final que nos haga sentirnos a gusto. Es en ese momento en que nuestro cuerpo empieza a experimentar una sensación incómoda que puede terminar expresándose a través de nuestras emociones, nuestras acciones o nuestro propio cuerpo. Tristeza, enfado, ira, hiperactividad, inactividad, desconexión, dolor de barriga, de cabeza, tensión muscular… Existe todo un universo de expresiones verbales y no verbales consecuencia de esa necesidad que tenemos de encontrar un sentido a lo que no encontramos y que provoca, tanto en nuestro emocionario como en nuestro cuerpo, un estrés que impera la necesidad de encontrar una válvula para ordenar ideas. Es decir, elaborar una narrativa coherente de lo que se está viviendo y encontrar soluciones plausibles.
La Programación Neurolingüística es una disciplina creada por Richard Bandler y John Grinder en Estados Unidos en los años 70. Por sus trayectorias profesionales, unieron la perspectiva de trabajo de Bandler en psicología, matemática e informática con la experiencia de Grinder como lingüista y crearon un modelo en el que conectaron los procesos neurológicos y lingüísticos con patrones de comportamiento aprendidos a través de la propia experiencia de las personas. En un paralelismo con la programación informática, se plantearon, al igual que con un software, re-programar el comportamiento aprendido a través del lenguaje, para así cambiar los objetivos que las personas tenemos en nuestra vida.
En este sentido, son muy interesantes las investigaciones de los psicólogos Peter Levine y Maggie Kline sobre la resiliencia y el trauma, cuando señalan que las personas contamos con dos tipos de recursos, los externos y los internos. Los primeros son aquellos que necesitan de un adulto para hacerlos explícitos: los cuidados, las personas de apego, objetos de seguridad, ambientes prósperos o una comunidad de referencia (club, grupo de teatro, equipos deportivos....). Los internos son aquellos que promueven seguridad y bienestar mental, físico, espiritual y cognitivo, estableciendo dentro de estos los dones y talentos, competencias personales, características destacables y un centro espiritual interno que da sentido a lo que hacen.
Con el primer tipo de recurso, dependemos de otras personas pero con el segundo, depende en gran medida de las capacidades que tengamos desarrolladas que nos ayudarán a resolver las dificultades que los niños y niñas se van encontrando en su vida.
En este sentido, uno de los mayores recursos, señalan los psicólogos, es el uso de la palabra como elemento reparador si se articulan en un discurso opcional a la situación conflictiva que está viviendo. A través de la poesía, los juegos de rima, los cuentos e incluso comics, plantean que el niño vaya generando una lectura nueva y alternativa de lo que vive.
Y en este sentido retomamos la Programación Neurolingüística, ya que uno de los objetivos de esta corriente es generar mapas internos de la realidad que den sentido al mundo interior de las personas y en nuestro caso, de los más pequeños.
¿Cuál consideráis que es el género más extendido en la población infantil que se basa en el lenguaje, tiene consecuencias cognitivas y ayudan a cambiar el mapa mental de los niños sobre las cosas?
Desde la perspectiva antropológica, los cuentos son un medio de endoculturación de inmenso poder ya que ayuda a transmitir la lógica cultural interna de generación en generación. A nivel social, dan orden a las normas implícitas o explícitas de control social. Y a nivel psicológico, ayudan a desarrollar el pensamiento simbólico y asimilar, reconstruir o reparar la realidad.
Por ello, el vínculo entre la PNL (Programación Neurolingüística) y los cuentos, es inconmesurable, ya que es el mejor vehículo para conseguir los objetivos que ésta se propone.
De hecho, os planteo el reto de ir a una librería especializada y plantearle a la persona que os atienda cualquier tema que os preocupe con respecto a la realidad de un chico o una chica. Os aseguro que, si no lo tiene en el establecimiento, puede pedirlo a las editoriales o será cuestión de tiempo que alguien cree uno para ese vacío sin tratar desde este ámbito literario.
Y desde esta idea, se os abre un sinfín de posibilidades para trabajar con vuestros alumnos, pacientes e hijos. Si entendemos que la base de la reparación del daño provocado por un conflicto interno o externo, está en el lenguaje y en las sensaciones que éste suscita, sabemos que para cambiar la percepción de este hecho, tendremos que usar el mismo vehículo, el lenguaje. Incluso si no hay un daño, sólo si queremos que entienda algún tema, conozca una nueva realidad o aprenda algo más de la vida.
El pensamiento es lenguaje y el homo sapiens sapiens es el que piensa que sabe, por lo que si queremos cambiar lo que pensamos de lo que sabemos ya sabéis, cread cuentos.
Alma Serra
Profesora del Máster Universitario en Terapias Psicológicas de Tercera Generación en la Universidad Internacional de Valencia