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Ciencia y Tecnología

Redes de comunicaciones, 3G, 4G y más allá

Las redes de comunicaciones se han establecido como una de las bases del sector tecnológico, siendo la base por la cual se asienta la expansión de la tecnología y el vínculo de los usuarios con los sistemas más avanzados. A través de las redes móviles se ha producido uno de los avances más significativos en la tecnología y en la propia expansión de la humanidad. Se han derrumbado muros y se han abierto nuevos enfoques llenos de posibilidades. Las primeras redes móviles que se formaron y que se han utilizado en todos los ámbitos se concentraron en el 2G y el 3G, pero aunque esto nos pueda sonar reciente, la realidad es que ya ha quedado muy atrás.

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Un comienzo prometedor

Todo dio inicio con las redes 2G, la tecnología GSM y una serie de ondas de radio que permitían que se transmitiera información a través de las redes. Nada suficientemente avanzado, ni potente en comparación a lo que usamos en la actualidad. Durante esta época ya nacieron las tarjetas SIM, fundamentales en el uso de teléfonos móviles. Ya enviábamos mensajes SMS, tratándose de un medio de comunicación que nos apasionaba por mucho que ahora lo consideremos prehistórico. Pero aún con sus aspectos de interés, el 2G tuvo que dejar paso al 3G debido a que había una significativa limitación de soporte de usuarios. Llegamos al momento en el cual el 3G comenzó a ser la norma. Entre medio hubo varios períodos de tiempo en los que era necesario hacer frente a una mayor serie de necesidades. Podíamos transmitir todo tipo de información de manera inalámbrica, aunque inicialmente era necesario pagar por cada cantidad de datos que transmitíamos, lo que eliminaba la flexibilidad del servicio. Pero la tecnología fue mejorando, se perfilaron los servicios de transmisión de datos, se generaron soportes de tarifa plana y los usuarios comenzaron a vislumbrar una gran serie de posibilidades respecto a las redes de comunicaciones a su disposición. No obstante, los expertos no se conformaban con esto, lo que nos llevó a pasar del 3G al 4G que una gran parte de los usuarios ya tienen en sus móviles.  

Pasamos al 4G y el 5G

El establecimiento de las redes 4G ha llegado un paso más allá, aumentando los niveles de velocidad de forma considerable. También ha crecido la seguridad y los recursos en manos de los profesionales. El cambio en los niveles de velocidad ha sido significativo.

  • La descarga de un juego de 20MB de peso requería 3 minutos de espera con las redes 3G y con el 4G solo necesita 25 segundos.
  • Con la reproducción de música en el 3G se necesitaban 10 segundos de almacenamiento previo y había posibles errores en la escucha, mientras que con el 4G la cifra se reduce a 1 segundo.
  • La diferencia visualizando vídeo es similar, pasando de 20 segundos a 1 segundo y para subir una imagen a la red necesitábamos 25 segundos en 3G, habiendo bajado a 1 segundo con 4G.

La velocidad 4G y las redes basadas en esta tecnología alcanzan un gran nivel de rendimiento, pero esto va a verse potenciado en un futuro cercano con la entrada en escena de las redes 5G. La transferencia de datos en movimiento, la más exigente que se pueda medir, crecerá en estas nuevas redes hasta un total de 1Gbps, lo que implicará que las conexiones “volarán”. Archivos de un peso considerable, como 4GB, se podrán descargar en cuestión de medio minuto. Será algo que establecerá los límites una vez más. Se habla de cómo el 5G comenzará a eliminar esas zonas donde las redes no actúan y en las que hay puntos muertos de desconexión. La intención será que la sociedad esté conectada de una vez por todas. Nos acostumbraremos a un mundo más conectado y de mayor garantía, donde no habrá que preocuparse solo de tener la máxima velocidad, sino también una gran estabilidad. Y esto propiciará que pueda aprovecharse al máximo el Internet de las cosas en un tiempo en el cual todo estará conectado, desde nuestros dispositivos móviles hasta los electrodomésticos del hogar o incluso los coches independientes que se moverán sin conductor a través de una conexión inalámbrica permanente. Un futuro al cual las redes de comunicaciones ya nos están llevando con paso firme.