Rfid: qué es y cómo funciona
La tecnología inalámbrica tiene múltiples aplicaciones. Cada vez es más sencillo catalogar, localizar e identificar todo tipo de objetos. Incluso los más cotidianos. Una de las tecnologías que más se utiliza es la denominada rfid que es como se denomina a la radiofrecuencia.
Una tecnología que lleva casi un siglo entre nosotros
En realidad, el uso de la radiofrecuencia no es nuevo. Ya en los años 20 del siglo pasado, el MIT la desarrolló. Y desde entonces, ha tenido muchas aplicaciones, incluso a nivel militar. Aunque ha sido recientemente cuando se ha empezado a aplicar a todo tipo de objetos. En parte gracias a la reducción de costes.
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¿Qué es rfid realmente?
La tecnología rfid es una forma de comunicación inalámbrica entre un lector y un emisor. Se puede comparar con un código de barras, aunque en lugar de marcas de tinta se utilizan ondas de radio. De hecho, las etiquetas con esta tecnología son muy utilizadas en la industria, tanto para localizar objetos como para asegurarse de que estos no se sacan de un establecimiento sin los permisos pertinentes.
Tipos de dispositivos rfid
Se pueden clasificar los dispositivos rfid en emisores y receptores. Estos últimos se encargan de detectar la señal que emiten los primeros. Los emisores pueden ser de dos tipos: pasivos o activos, cuya diferencia radica en si cuentan con una fuente de alimentación o no.
Las etiquetas pasivas tienen un alcance limitado, de unos 5 metros. En el caso de las que llevan alimentación propia, el alcance puede ser 100 veces mayor. Las de menor tamaño suelen tener un rango bastante menor, de aproximadamente 10 metros.
Cómo funciona el sistema rfid
El funcionamiento de esta tecnología es bastante simple. Un receptor envía una señal continua dentro de un radio de alcance concreto. Cuando una etiqueta entra en contacto con esta, envía información que el lector interpreta según esté programado.
Dependiendo de las características de la etiqueta, se puede grabar o editar la información. Esto resulta muy útil en aplicaciones como la logística, donde es posible tener un control específico de stock o localización de envíos.
Aplicaciones presentes y futuras
En la actualidad, esta tecnología se utiliza sobre todo para dispositivos contra el robo. Al tratarse de una forma económica de localizar objetos, se pueden colocar etiquetas en prendas de ropa y todo tipo de artículos. Se pueden encontrar en supermercados, bibliotecas e incluso para desbloquear sistemas antirrobo instalados en cerraduras.
Los chips que tienen las mascotas también son identificadores rfid. Al igual que algunas tarjetas de identificación y bancarias. También existen chips que se pueden implantar en humanos como sistemas de localización o identificación especial.
En cuanto a las aplicaciones potenciales, podemos decir de rfid que es un sustituto ideal de los códigos de barra. Tienen un mayor alcance y se pueden leer con más rapidez. Incluso se pueden recodificar si fuera necesario. Otra propuesta es la señalización inteligente en carreteras, con balizas que indicarían al coche los límites de velocidad, por ejemplo.
A grandes rasgos, esta es la tecnología inalámbrica conocida como rfid. Algo que suena a nuevo, pero que en realidad es una de las que más tiempo llevan en uso.