Un estudio señala la influencia de los trastornos graves de personalidad en los delitos al volante
- La investigación, en la que ha participado el Dr. Joaquín Mateu, docente de VIU, demuestra la relación entre trastorno antisocial, problemas de consumo de alcohol, hiperactividad y déficit de atención; y la propensión a cometer infracciones viales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los accidentes de tráfico son la séptima causa de defunción a nivel mundial. El organismo señala que cada año fallecen aproximadamente 1,3 millones de personas debido a este tipo de siniestros, y entre 20 y 50 millones sufren traumatismos no mortales, muchos de ellos causantes de algún nivel de discapacidad.
Por ello, es fundamental avanzar en prevención en esta materia, un propósito para el cual es fundamental contar con la mayor cantidad de información posible. Precisamente, nueva información y una nueva perspectiva es lo que aporta un nuevo estudio en el que ha participado Joaquín Mateu, docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de VIU y director del Máster Oficial en Gerontología de la Universidad.
La investigación, que procede de una tesis doctoral realizada por la Dra. Cristina Escamilla Robla (Universidad Europea de Valencia) dirigida por la Dra. María Ángeles Beleña-Mateo de la misma institución, pone el foco en la influencia que diversos aspectos y trastornos psicológicos tienen a la hora de cometer delitos y conductas de riesgo al volante.
“Los resultados concluyen que las variables más relevantes son el trastorno antisocial y los problemas de consumo de alcohol, así como la hiperactividad y el déficit de atención, que son comunes en algunos trastornos de la personalidad graves.”
El estudio, realizado por la Dra. Beleña-Mateo, la Dra. Escamila Robla y el Dr. Mateu ha sido publicado en la revista científica Psicothema (JCR Q1). En él, se analizó a 300 sujetos: un grupo de estudio (199 personas condenadas por delitos viales) y otro control (101 sujetos extraídos de la población general de conductores). Los instrumentos utilizados fueron el examen internacional de trastornos de la personalidad (IPDE), el cuestionario de identificación de trastornos por consumo de alcohol (AUDIT) y el cuestionario autoinformado de cribado del TDAH.
Las conclusiones de la investigación, señalan con claridad que diversas variables y patrones psicológicos influyen de forma significativa en la realización de conductas de riesgo a la hora de conducir, elevando, por tanto, la posibilidad de sufrir accidentes de tráfico. Cómo lo explica el equipo investigador “Los resultados concluyen que las variables más relevantes son el trastorno antisocial y los problemas de consumo de alcohol, así como la hiperactividad y el déficit de atención, que son comunes en algunos trastornos de la personalidad graves. También otras dimensiones, como el neuroticismo y la agresividad, son un punto de convergencia para diversos trastornos y delitos de tráfico” a lo que añade que, “estos factores y los trastornos de personalidad inducen, además, posteriores recaídas en la comisión de delitos de tráfico”.
Ahondando más en la relación causal existente entre el consumo de alcohol y una mayor incidencia de la siniestralidad vial, los investigadores señalan que, “Como es bien sabido, el efecto depresor del alcohol sobre diferentes regiones cerebrales esenciales para las funciones ejecutivas (como por ejemplo el control inhibitorio) incrementa el riesgo de conductas descuidadas, pero lo que nuestro actual estudio muestra es que el referido efecto se potencia ante alteraciones de la estructura de la personalidad que inducen acciones impulsivas. Es decir, la intoxicación etílica facilita, en mayor medida en los trastornos antisociales, la tendencia a la inhibición de responsabilidades”
“Es esencial el diseño de nuevos protocolos de evaluación que identifiquen los factores de riesgo analizados, asignando consecuentemente todos los recursos necesarios para incidir en ellos y promover una mayor seguridad vial.”
Estos resultados demuestran la importancia de abordar la prevención de los accidentes de tráfico desde una perspectiva multidisciplinar, en la que la psicología debe tener un papel protagónico. Algo en lo que coinciden los tres expertos participantes en el estudio, explicando que “Es esencial el diseño de nuevos protocolos de evaluación que identifiquen los factores de riesgo analizados, asignando consecuentemente todos los recursos necesarios para incidir en ellos y promover una mayor seguridad vial. Por ejemplo, revisar y modificar los protocolos de obtención y renovación del permiso de conducir en los centros de conductores, asegurando las condiciones psicofísicas de las personas que conducen, tal y como exige la normativa”.
Los autores señalan, también, que el conocimiento de estas nuevas variables da lugar a la posibilidad de mejorar muchas de las estrategias de prevención existentes e incluso permite crear nuevas herramientas destinadas a este propósito “Estudiar cómo influyen de una forma conjunta o por separado en la compleja ecuación de la conducta al volante, y determinar qué variables son comunes a todos estos delitos, es importante para la prevención de los mismos”.