Acercamiento a los programas de prevención selectiva e indicada para menores consumidores de drogas
Los programas preventivos son un conjunto de actuaciones cuyo objetivo específico es impedir la aparición del problema al que se dirige dicho programa preventivo. Por otro lado, hay diferentes tipos y niveles de prevención. Atendiendo a la clasificación propuesta por Gordon (1987) y aceptada por NIDA (Sloboda y David, 1997), está centrada en la población a la que va dirigida: Se habla de prevención universal, prevención selectiva o prevención indicada, considerando necesario aclarar cada modalidad, para entender la esencia de este trabajo. La prevención de las conductas adictivas en España, ha recibido un continuado impulso, desde la aprobación del Plan Nacional sobre Drogas (1986). Referente normativo, que ha dado lugar a una gran proliferación de Estudios, Investigaciones, Programas de Intervención, Materiales Didácticos y Publicaciones en los últimos 30 años, siendo numerosos los dedicados al ámbito de la Prevención Universal, sin embargo son pocas las experiencias evaluadas en el ámbito de la Prevención Selectiva e Indicada de las drogodependencias.
Cuando Gordon (1987) se refiere a un grupo más específico de la población, como puede ser un grupo de menores, que según datos objetivos, poseen factores de riesgo que pueden desencadenar en un consumo futuro, se habla de prevención selectiva. Becoña (2002), la define: como “aquella que va dirigida a un subgrupo de la población diana que tiene un riesgo mayor de ser consumidores que el promedio de las personas de esa edad. Se dirige, por tanto, a grupos de riesgo.”
Los programas agrupados con la denominación de Prevención Selectiva/Indicada, van por tanto dirigidos a subgrupos concretos de población con conductas problemáticas en los que es frecuente que se hayan establecido una relación problemática con las drogas. Se trata de adolescentes o jóvenes que presentan un patrón de abuso y de no dependencia a la sustancia. Nos encontramos ante una realidad clara y es que los jóvenes se inician en el consumo de drogas cada vez más pronto y, por tanto, los problemas de esos consumos aparecen en unas edades también tempranas.
Los profesionales que aplican los programas de prevención selectiva deben estar especialmente cualificados, tienen que motivar a la participación, la intervención es más intensa y con una mayor duración (según Kumpfer (1993), deben tener más de 45 horas de servicio) en comparación con los programas de prevención universales y requieren un conocimiento previo tanto de los factores de riesgo, como de los factores protectores (Martin, 1999).
La prevención con aquella población que ya ha experimentado con drogas y muestra conductas problemáticas asociadas al consumo de sustancias, sin llegar a la adicción, y otros problemas delictivos, violentos, escolares, familiares, de exclusión social, etc., es hacer prevención indicada. Este tipo de prevención va dirigida a población de alto riesgo. (Eggert, 1996). Becoña (2002) la define como: “aquella que va dirigida a un subgrupo concreto de la comunidad, que suelen ser consumidores o que tienen problemas de comportamiento”.
Los objetivos de la prevención indicada se centran en reducir el consumo de sustancias, la frecuencia y cantidad para evitar los problemas asociados al mismo, por lo que es necesario identificar a los individuos a través de las conductas problemáticas (Martin, 1999).
Este tipo de intervenciones consisten en un tratamiento individualizado de jóvenes con problemas con las drogas y/o de sus familias, por lo que son más costosos e intensivos (Becoña, 2002). Además, para que la prevención indicada sea eficaz requiere de terapias, apoyo psicológico, tutorías individualizadas, acompañamiento psicosocial individualizado, apoyo familiar incluyendo terapia y enseñanza de habilidades.
Offord (2000) también señaló las ventajas y desventajas que presentan los programas de prevención selectiva y prevención indicada; éstas fueron adaptadas por Becoña (2002). Las ventajas de estos programas permiten tratar los problemas más tempranamente y son potencialmente eficientes. Las desventajas son, el riesgo de etiquetar o estigmatizar a los usuarios, el elevado coste, implican un esfuerzo considerable, pueden producir rechazo entre los que más riesgo presentan, ignoran el contexto social y tienen poca capacidad para predecir el trastorno futuro.
Experiencia prevención selectiva/indicada
Guía metodológica para la implementación de una intervención preventiva selectiva e indicada.
Lourdes Alapont
Psicóloga. Experta en Prevención de Conductas Adictivas
Profesora colaboradora Máster de Psicología General Sanitaria Universidad Internacional de Valencia (VIU).