Aging in Place: envejecer en un país que envejece
- España está entre los países más envejecidos del mundo, siendo superada solamente por Japón, Alemania e Italia (IMSERSO, 2015).
- En 2015, las personas de 65 años o más en España representaban el 18,5% del total de la población (INE, 2016) y este colectivo seguirá creciendo.
- Las proyecciones demográficas sugieren que en el año de 2061 los españoles con 65 años o más representarán el 38,7% de la población (Abellán y Pujol, 2016).
Un aspecto de ese proceso de envejecimiento poblacional de interés para la Gerontología es el fenómeno social denominado “aging in place”, que se refiere a la preferencia de las personas mayores por seguir viviendo en sus propias casas el mayor tiempo posible. En España se ha comprobado esta tendencia: entre el 78% y el 90% de los españoles entrevistados por Costa-Font, Elvira, y Miró (2009) y por Fernández-Carro (2016), respectivamente, manifestaron el deseo por seguir en sus propios hogares frente a mudarse a la casa de algún familiar o a ser institucionalizados. Aquellos que preferían irse a residencias para personas mayores presentaban peor salud y discapacidades importantes, sin embargo tenían mejores condiciones económicas, lo que les permitiría incluso pagar por su plaza en una institución privada.
Pero, ¿basta el deseo por seguir viviendo en su propio hogar para poder concretizar este sueño? Investigadores de Reino Unido sugieren que hay tres factores determinantes que deberían ser analizados antes de decidir si una persona mayor podría o no seguir viviendo sola en su propia casa hasta el final de su vida. En primer lugar, hay que valorar si el estado de conservación de la vivienda y del barrio donde uno vive es seguro y le ofrece buena calidad de vida. El segundo punto se refiere a los ingresos económicos de la persona mayor, por si son suficientes para que ella se mantenga en su propia casa. Por último, es imprescindible disponer de una red de cuidados, así como de una red de amigos y familiares con quienes poder contar y tener acceso a los servicios de salud primarios (Rolls, Seymour, Froggatt, y Hanratty, 2010).
Pero ¿cómo cumplir todos estos requisitos teniendo en cuenta la situación real de las personas mayores en España? Por un lado, lo más habitual es que esas personas lleven viviendo muchos años en las mismas viviendas, que en su momento no fueron diseñadas para atender a sus necesidades actuales. Muchas tienen puertas estrechas por donde no pasaría una silla de ruedas, algunas no tienen ascensor ni rampas, obligando a las personas a subir y bajar por las escaleras, etc. Si sumamos a esto las bajas pensiones que cobra la mayoría de los españoles mayores (ver noticia El País), es poco probable que puedan invertir en cambios para adaptar sus viviendas o en servicios privados de cuidados formales.
¿Cuáles serían entonces las alternativas posibles para esas personas que desean envejecer en sus propios hogares, pero que no pueden eliminar todas las barreras para lograrlo? Una iniciativa local que me gustaría compartir con ustedes es la de Trabensol. Motivados por el deseo de envejecer de forma autónoma sin ser una carga para sus familiares, un grupo de jubilados se unió y creó una cooperativa para construir un centro de convivencia para personas mayores. Tal y como nos cuentan en el primer vídeo los idealizadores del proyecto (que vendrían a ser los residentes), cada detalle fue muy bien estudiado para que todos los residentes pudieran vivir la última etapa de sus vidas con comodidad y seguridad.
En el siguiente vídeo, nos enseñan un poco de su día a día en el nuevo hogar y nos cuentan sobre las ventajas de vivir allí. Además del ahorro comparado a los gastos que tendrían si vivieran en residencias para personas mayores, se benefician de la compañía y del apoyo social de sus vecinos. Se han organizado de tal manera que pueden llevar una vida independiente, pero con la tranquilidad de que tienen una red de apoyo con la que contar en los casos de necesidad.
Personalmente, esta me parece una solución muy adecuada, especialmente para aquellas personas mayores que se han quedado solas, pero que todavía se manejan de forma independiente. Cuando vivimos en una de las sociedades más longevas del mundo, tenemos que plantearnos cómo queremos envejecer. ¿No les parece?
REFERENCIAS:
Abellán, A. y Pujol, R. (2016). Un perfil de las personas mayores en España, 2016. Indicadores estadísticos básicos (Informes Envejecimiento en red no. 14). Madrid. Recuperado de: http://envejecimiento.csic.es/documentos/documentos/enred-indicadoresba…
Costa-Font, J., Elvira, D., y Miró, O. M. (2009). Ageing in place? Exploring elderly people’s housing preferences in Spain. Urban Studies, 46, 2, 295-316. doi: 10.1177/0042098008099356
Fernández-Carro, C. (2016). Ageing at home, co-residence or institutionalisation? Preferred care and residential arrangements of older adults in Spain. Ageing & Society, 36, 586-612. doi: 10.1017/S014400138X
IMSERSO (2015). Informe 2014. Las personas mayores en España. Madrid: IMSERSO.
INE – Instituto Nacional de Estadística (2016). Indicadores de Estructura de la Población. Recuperado de: http://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=1417
Rolls, L., Seymour, J. E., Froggatt, K. A., y Hanratty, B. (2010). Older people living alone at the end of life in the UK: Research and policy challenges. Palliative Medicine, 25, 6, 650-657. doi: 10.1177/0269216310373165
Trabensol. Centro Social de Convivencia para Mayores. Recuperado de: http://trabensol.org/
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Mônica Donio Bellegarde
Coordinadora del Máster de Gerontología y Atención Centrada en la Persona