
Cadena epidemiológica: ¿Cuáles son sus eslabones y elementos?
La cadena epidemiológica es un concepto fundamental en el campo de la salud pública. Identificar los componentes que conforman la secuencia de transmisión de una enfermedad permite establecer métodos efectivos para frenar su propagación.
Es, por tanto, un aspecto esencial para implementar estrategias eficaces de prevención y control de problemas de salud pública.
La importancia de conocer qué son y de dónde proceden las cadenas epidemiológicas radica en detectar, frenar y prevenir sus efectos. Es la base, y la génesis, de esta línea de investigación. Gracias a ella, resulta posible combatir los contagios y reducir la propagación en un periodo anterior.
En consecuencia, sirve para salvar muchas vidas y acortar los efectos de la transmisión de enfermedades y problemas de salud tan devastadores.
¿Cómo se define la cadena epidemiológica?
Se conoce como cadena epidemiológica a una secuencia de eventos que permite comprender la transmisión y propagación de una enfermedad en una población. Consta de diferentes elementos interrelacionados. En concreto, nos referimos a:
- Agente causante de la enfermedad.
- Reservorio que aloja al agente.
- Vía de transmisión que posibilita su propagación.
- Huésped susceptible de contraer la enfermedad.
Cada uno desempeña un papel crucial en la cadena epidemiológica y su conocimiento es determinante cuando se pretende controlar la propagación de enfermedades infecciosas. Comprenderlos y conocerlos es el punto de partida para diseñar e introducir estrategias efectivas de prevención y control.
En realidad, es un concepto que puede resultar extraño o desconocido en primera instancia, pero su naturaleza lo hace común en toda vida humana. Como acabamos de decir, alude a la génesis de una enfermedad, sustanciada en la interacción de diferentes elementos.
De forma muy resumida, consiste en un agente causal que se desplaza e interactúa en un huésped para producir y desarrollar una afección. Este es el proceso requerido para que una persona enferme.
Conociendo mejor la cadena epidemiológica y sus elementos
Necesitas comprender los elementos que conforman la secuencia de la cadena epidemiológica para conocer eficazmente la propagación de enfermedades. Este proceso es el conocimiento de partida que debes tener claro:
- Los agentes patógenos son los microorganismos o sustancias que causan la enfermedad.
- Los reservorios son los lugares donde los agentes patógenos pueden sobrevivir y multiplicarse.
- Los modos de transmisión pueden ser directos ―a través del contacto físico― o indirectos ―mediante objetos contaminados.
- Los portadores son personas infectadas, pero asintomáticas, que pueden transmitir la enfermedad.
- Los huéspedes susceptibles son las personas no inmunizadas o con sistemas inmunológicos debilitados.
El proceso epidemiológico
Vamos a tratar de resumir las bases de la cadena epidemiológica de forma didáctica y sencilla:
- Todo comienza con el agente causal, que es un organismo de naturaleza viva. Por sí mismo no supone una amenaza, pero en contacto con los demás elementos desencadena una reacción en cadena vírica y peligrosa.
- Se propaga a través de la fuente de la infección o reservorio natural. Lo más frecuente es que sean animales ―ratones, murciélagos u otras especies similares―, en los que el agente causal se encuentra de paso.
- Una vez el agente causal se ha instalado en el reservorio, necesita una puerta de salida. Será el camino que seguirá para salir al exterior.
- El transporte del agente causal desde el reservorio se puede realizar de una manera directa ―saltando hacia un huésped― o mediante un sistema de traslado indirecto ―un insecto, las gotas de agua o la comida―. Esto lo que se conoce como método de transmisión.
- Ahora bien, el método de transmisión no alcanza su meta sin una puerta de entrada. Por este motivo, usamos mascarillas. Para proteger nuestras puertas de entrada que, por naturaleza humana, tenemos abiertas. Aunque las principales están relacionadas con el sistema respiratorio, no son las únicas. También el sistema urinario, el digestivo, los arañazos provocados por los reservorios y las mordeduras cumplen esta función.
- Por último, entra en juego el huésped; es decir, la persona a la que llega el agente causal tras todo el proceso de transporte. Su reacción ante esa infección dependerá de diferentes circunstancias. Por ejemplo, el clima regional, su estado de salud, su estilo de vida y la edad. También influyen cómo es su sistema inmune y cómo es capaz de luchar su organismo.

Breve introducción histórica a la epidemiología
Existe un nombre propio asociado al desarrollo científico de la epidemiología. El doctor John Snow, nacido en la Inglaterra victoriana, está considerado como el padre de esta rama del conocimiento médico.
Hasta el siglo XIX no se empezó a trabajar en el desarrollo de esta rama del saber sanitario, gracias a los trabajos y avances de este ilustre personaje.
Al contrario de lo sucedido con otras áreas de la medicina —como la pediatría, la cirugía o la obstetricia—, apenas hallamos antecedentes en la antigüedad. Ahora bien, en el 460 a. C. Hipócrates esbozaba las posibilidades de estos estudios. Lo hizo al mencionar la relación de las enfermedades que aquejaban a los hombres con el medio natural y social en el que habitaban.
El método epidemiológico de Snow
El mérito de este científico y médico inglés es todavía mayor si consideramos que carecía de elementos tan básicos como el microscopio. La observación y sus habilidades inductivas-deductivas fueron sus herramientas. Solo con ellas, ¡sentó las bases de la transmisión y la prevención del cólera!
Trabajó con un proceso cíclico que sigue siendo útil:
- Observación directa y vívida.
- Implementación del pensamiento abstracto.
- Aplicación práctica y reobservación de los efectos.
De este modo, se anticipó tres décadas a la posteriormente llamada era bacteriológica. Fue el primero en utilizar el método científico que, en la actualidad, se identifica como método epidemiológico.
No solo fue un pionero, sus trabajos demostraron ser útiles en dos ámbitos vitales:
- Investigar e identificar las causas.
- Solucionar todas las enfermedades transmisibles.
Si bien sus trabajos iniciales se centraron en los brotes de cólera de la época, sus conclusiones se hicieron extensivas a otros eventos contagiosos de salud. De hecho, elaboró un mapa del cólera y estableció cuál era el origen del contagio: una bomba de agua situada en una calle concreta.
Sus aportaciones médico-científicas tuvieron la naturaleza de ser también sumamente prácticas. Por ejemplo, fijó qué cantidades de cloroformo y éter convenía administrar en las operaciones a los pacientes.
Otros nombres e hitos históricos de epidemiología
Existen otras personalidades y entidades ilustres que han ayudado mucho a impulsar y conocer la cadena epidemiológica. Vamos a mencionar algunas referencias especialmente significativas:
- Sociedad Epidemiológica de Londres. Surgió en Inglaterra, en 1850, para estudiar por qué existía el cólera y otras epidemias, amén de cómo prevenirlas.
- Doctor León Collin. En 1876, la célebre revista médica inglesa El Lancet lo mencionó como profesor de Epidemiología en Francia. Es una de las primeras alusiones específicas y públicas a este término recién aparecido.
- Carlos J. Finlay. Los cubanos lo consideran el primer epidemiólogo latinoamericano.
- Doctor Roberto Koch. Nacido en 1843, fue decisivo para la aparición del microscopio y las técnicas modernas de identificación de gérmenes y microbios. También se sustentó en la observación, la inducción y la deducción.
¿Cómo aumentar las posibilidades de frenar la cadena epidemiológica?
La citada evolución científica acabó estableciendo una de las bases de la cadena epidemiológica. Una vez identificadas las puertas de entrada que convierten a las personas en posibles huéspedes de una enfermedad, conviene bloquearlas. Así, logramos prevenir que el agente causal se nos acerque. Hacia este fin hemos de aplicar todos nuestros esfuerzos y medios al alcance.
Así, procede identificar y plantear una serie de medidas que nos ayudarán a estar sanos y reducir nuestras posibilidades de contagio en una cadena epidemiología. Con todo, nunca es posible asegurar que se pueden eliminar por completo.
Por ejemplo, debemos lavarnos las manos con frecuencia, sobre todo:
- Cada vez que llegamos a casa.
- Después de haber tocado objetos susceptibles de ser usados por el agente causal como método de transporte.
Otras medidas preventivas eficaces para desactivar una cadena epidemiológica son:
- Lavar todo lo que comemos que pueda estar siendo empleado por el agente causal como medio de transporte.
- Limpiar la casa de forma frecuente.
- Ventilar para que el aire mueva las gotas en las que el agente causal se puede haber depositado sin que lo sepas.
- Estar sanos y disfrutar de un modo de vida saludable.
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Métodos para combatir la propagación
Existen diversas estrategias y métodos para detener la propagación de una enfermedad en la cadena epidemiológica. Estos son los más efectivos:
- Cuarentena. Consiste en aislar a las personas infectadas para impedir que transmitan el agente patógeno a otros individuos.
- Implementar medidas de higiene, como el lavado frecuente de manos y el uso de mascarillas, para aminorar el riesgo de contagio.
- Vacunación. Ayuda a prevenir la enfermedad y a disminuir su propagación en la población.
- Investigación. Implica acometer un seguimiento y control de los casos detectados. Sobre todo, identificar los contactos cercanos y realizar pruebas diagnósticas para localizar posibles nuevos casos.
Combinar estas medidas resulta capital para neutralizar la propagación de una enfermedad en la cadena epidemiológica.
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