Cadena epidemiológica, eslabones y elementos que la forman
El concepto de cadena epidemiológica puede resultar extraño o desconocido en primera instancia, pero su naturaleza la hace común en la vida de todas las personas. Conocemos con este término la secuencia en la que se produce la interacción de distintos elementos que derivan en algo común: una enfermedad. Se encuentra formada por un agente causal que se desplaza e interactúa en un huésped para producir y desarrollar una afección. Con esta cadena lo que se representa es el proceso que se lleva a cabo para que una persona enferme.
Conociendo mejor la cadena
Para analizar la cadena epidemiológica en su totalidad tenemos que hablar de una serie de elementos que la forman parte: agente causal, fuente de la infección, puerta de salida, mecanismo de transmisión, puerta de entrada y huésped. A primera vista puede resultar complicado entender el papel que tiene cada uno de estos factores, pero explicándolo es fácil entenderlo y verlo con claridad.
Todo comienza con el agente causal, el organismo de naturaleza viva que por sí mismo no supone una amenaza, pero que en contacto con los demás elementos produce una reacción en cadena vírica y peligrosa. Esto nos lleva a la fuente de la infección o reservorio natural, animales como ratones, murciélagos u otras especies similares, en las que el agente causal se encuentra de paso. Una vez el agente causal se ha instalado en el reservorio necesita una puerta de salida, que será el camino que seguirá para salir al exterior.
Desde el reservorio el transporte del agente causal se puede realizar de una manera directa, saltando hacia un huésped o mediante un sistema de traslado indirecto, como puede ser un insecto, las gotas de agua o la comida. Esto es lo que conocemos como método de transmisión. Pero el método de transmisión no alcanza su meta si no existe una puerta de entrada. Este es el motivo por el cual se usan mascarillas, para proteger nuestras puertas de entrada que por naturaleza humana tenemos abiertas. Las puertas de entrada pueden ser diversas, dado que no solo están relacionadas con el sistema respiratorio.
También se entienden como puertas de acceso el sistema urinario, el digestivo, los arañazos que puedan provocar los reservorios o las mordeduras. Por último tenemos el huésped, que será la persona a la que llegue el agente causal después de todo el proceso de transporte. La reacción que tendrá el huésped a esa infección dependerá de las circunstancias del clima de su región, de su estado de salud, de su estilo de vida, de la edad o de lo bien que tenga el sistema inmune y lo bien que pueda luchar su organismo.
¿Cómo aumentar las posibilidades de frenar la cadena epidemiológica?
Conociendo las puertas de entrada que como posibles huéspedes tenemos los humanos, lo que debemos intentar por todos los medios posibles es bloquearlas a fin de que el agente causal nunca se nos acerque. Esto significa poner de manifiesto una serie de medidas que nos ayudarán a estar sanos y que reducirán nuestras posibilidades de contagio, aunque eliminarlas en su totalidad no es algo que se pueda asegurar. Por ejemplo, lo que podemos hacer es lavarnos las manos de forma frecuente, sobre todo cada vez que llegamos a casa o cuando tocamos elementos que puedan haber sido utilizados por el agente causal como método de transporte.
También debemos lavar todo lo que comemos que nos ofrezca esta posibilidad, como las frutas, y limpiar la casa de forma frecuente, además de ventilar para que el aire mueva las gotas en las que el agente causal puede haberse depositado sin que lo sepamos. Estar sanos y disfrutar de un modo de vida saludable también nos preparará para todo aquello a lo que nos podamos arriesgar.
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