Educación inclusiva: claves y prácticas recomendables
La educación inclusiva se ha convertido en un objetivo-tendencia y en una prioridad del sistema educativo del siglo XXI. La meta es que las niñas, los niños y las personas jóvenes sin excepción accedan a un sistema equitativo y justo.
Este modelo se plantea con un propósito claro y bien definido: todo el alumnado de una determinada comunidad debe desarrollar su etapa escolar en un mismo centro y en aula ordinaria. Por tanto, rechaza cualquier separación por unas determinadas condiciones personales, sociales o culturales. En otras palabras, sus procesos no admiten distinciones por razón de raza, sexo, cultura o condición social, entre otros factores.
Dado que actúa sobre la diversidad de las necesidades de aprendizaje de los estudiantes, este esquema educativo presta especial atención a sus condiciones de vulnerabilidad y exclusión. Así, su finalidad esencial es promover el aprendizaje y la participación de los alumnos desde una base sólida: priorizar los derechos humanos.
Valores como la solidaridad, la colaboración, la participación y la implementación de herramientas educativas óptimas constituyen sus fundamentos, siempre en respuesta a las necesidades académicas y sociales de las y los protagonistas.
¿Qué se entiende por educación inclusiva?
Podemos definir la educación inclusiva como:
- Un modelo de educación.
- Mantiene el propósito de atender a las necesidades de todo el alumnado (niñas, niños, jóvenes y adultos).
- Considera de manera especial los casos más complicados por su riesgo de exclusión social.
Diferencias principales con la educación tradicional
La mejor manera de identificar la educación inclusiva es confrontarla con el método educativo convencional que solía aplicarse hasta el nacimiento de esta.
Las diferencias básicas entre ambos modelos educativos son tres:
- Hasta su aparición, en la educación tradicional se evaluaba a cada estudiante y se le ubicaba en una categoría que procuraba resolver su déficit o dificultad. Sin embargo, la inclusiva analiza la realidad de cada alumna o alumno y define qué refuerzos o apoyos reclama.
- La educación inclusiva pone el foco en la clase como colectivo y comunidad; la tradicional lo hace en el estudiante.
- En consecuencia, en la inclusiva desaparecen los programas especiales para ciertas personas, porque es dentro de la misma aula donde se satisfacen las necesidades de todos.
¿Cuáles son los cuatro elementos de la educación inclusiva?
Los cuatro elementos esenciales para conseguir una educación inclusiva se centran en:
1. Flexibilidad
La capacidad de adaptación, sin rigidez ni limitaciones previas, es determinante en este enfoque educativo. Debemos ser flexibles en todos los aspectos:
- Diseño curricular.
- Métodos de enseñanza.
- Sistemas de evaluación.
- Promoción de los alumnos.
El derecho a aprender de cada participante en el proceso es inalienable y vital. Por ello, siempre hay que adecuarse a las necesidades de las y los estudiantes para garantizarlo.
2. Diversidad
El alumnado es diverso y presenta múltiples características, intereses, capacidades y requerimientos entre sus integrantes. Los educadores, y su institución, deben saber identificar, aceptar, respetar y valorar a cada educando por lo que es y por sus cualidades. Esto supone, más que nunca, reconocer y considerar la diversidad como un valor y una oportunidad para la mejora individual y colectiva.
3. Participación activa
Debes esforzarte por hacer que las y los estudiantes se sientan protagonistas en clase. Es decir, has de lograr que la iniciativa, el espíritu crítico, la puesta en común de ideas y sentimientos y la creatividad adquieran un protagonismo absoluto en las dinámicas del aula.
En paralelo, las familias deben adquirir, también, una presencia activa en este modelo educativo. La educación inclusiva cuenta con ellos y propicia un contacto estrecho. Igualmente, promueve su participación en el aula y los convierte en elementos esenciales para ahondar en el conocimiento de cada alumno y esclarecer cuáles son los métodos de trabajo idóneos con cada uno.
4. Inteligencias múltiples
Los contenidos y las materias dejan de ser el foco de la enseñanza, el cual se desplaza hacia las características de las personas. Según la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, cada estudiante aprende de una manera distinta. Tú también, no somos ajenos a este aspecto. Por ejemplo, hay quien precisa de más estímulos visuales, escritos, musicales, auditivos, etcétera.
Al plantear las clases y las dinámicas de aprendizaje en cada aula, es indispensable apostar por un sistema múltiple que satisfaga a todos los presentes. Así, debes ser capaz de enseñar con múltiples enfoques y medios, para que nadie se sienta desplazado ni abandonado. Nuestro Máster en educación especial es una herramienta excelente para prepararte en este sentido.
Otros elementos de la educación inclusiva
Los que acabamos de exponer no son los únicos elementos requeridos para consolidar una educación inclusiva eficaz. No en vano, se trata de materializar una educación que esté libre de cualquier exclusión. Todos los alumnos deben tener las mismas oportunidades, facilidades y circunstancias.
El grupo académico se convierte en un todo que integra, respeta y favorece a cada uno de sus integrantes. Y ha de hacerlo de manera que el resultado final redunde en una mayor calidad educativa, tanto para el colectivo en su conjunto como para cada uno de sus miembros.
Por ello, elementos como la solidaridad, la preparación, la exigencia comprensiva y la libertad son ineludibles en esta modalidad educativa. El sentimiento de comunidad y de pertenencia es otro ingrediente esencial en el proceso, cuya esencia democrática has de preservar en todo momento. La igualdad de oportunidades para todos es una meta excelsa que pasa a ser factible de la mano de este camino educativo.
Características de la educación inclusiva
¿Quieres hacer realidad esa escuela donde todos tienen cabida de forma natural, armoniosa y sin conflictos significativos? Como docente debes asegurarte de que se cumplen las siguientes características:
- El concepto «nosotros», como sinónimo de comunidad, ha de ser el principio rector y filosófico de cualquier proyecto educativo inclusivo.
- Conforma una escuela flexible en su currículo, sus métodos de evaluación, el modelo de promoción establecido y la organización general.
- Enfoca la escuela hacia las personas y el grupo. Para ello, ha de atender a la diversidad de intereses, capacidades, ritmos y necesidades de aprendizaje de cada alumno de manera individual.
- Prioriza los valores diferenciales de la educación inclusiva: humanización, libertad, democracia, justicia e igualdad de oportunidades. Son los pilares que han de regir cada actuación y actividad escolares.
- En términos de metodología, céntrate mucho más en las características del alumno que en los contenidos y las materias.
La UNESCO establece que la inclusión educativa debe prestar especial atención a los grupos marginales y vulnerables, siempre acogiéndolos con una voluntad integradora. ¿Imaginas cuál es el principal objetivo de este enfoque? Asegurar la máxima calidad y favorecer el desarrollo del pleno potencial de cada persona.
Buenas prácticas para la educación inclusiva
En este punto del artículo sobre la educación educativa y la creación de escuelas para todos, contemplamos las buenas prácticas para lograrlo:
- Facilita la diversificación de la enseñanza y personaliza las diversas experiencias de aprendizaje.
- Fomenta la participación de los padres en estos ámbitos: actividades escolares, apoyo en ciertos aprendizajes y control de los progresos de las hijas y los hijos.
- Impulsa el diálogo y el consenso de todos los miembros de la comunidad educativa: profesores, padres y alumnado.
- Promociona que el centro está abierto a su entorno y promueve acciones conjuntas con instituciones, asociaciones culturales, empresas...
- Consigue los recursos idóneos para satisfacer las demandas del alumnado con necesidades educativas especiales (NEE). Sobre todo, consigue profesores de apoyo, material informático y didáctico y clases especiales para llevar a cabo algún tipo de aprendizaje específico. Con todo, lo ideal es que la inmensa mayoría de las clases se impartan en el aula ordinaria.
- Crea lazos de convivencia y tolerancia entre toda la comunidad escolar.
- Asegúrate de prevenir la exclusión por motivos culturales. Para ello, favorece la adaptación de los alumnos inmigrantes y programa actividades que fomenten la aceptación de la diversidad y la interculturalidad. En especial, aquellas que generan una visión positiva y enriquecedora de la mezcla de culturas.
- Alimenta una relación cálida y de confianza entre los profesores, el alumnado y sus familias.
La conclusión es clara: la educación inclusiva abre las puertas a una realidad más positiva, integradora y estimulante para todos los alumnos y las alumnas. A través de la flexibilidad, la diversidad, el fomento de la participación activa y la consideración de las inteligencias múltiples, promueve una enseñanza de mayor calidad para los individuos y la sociedad en su conjunto.
Ahora bien, la educación inclusiva exige atesorar unos conocimientos y una preparación superiores. Descubre en nuestra completa oferta formativa en el área de Educación los programas enfocados a esta disciplina. ¡Solicita información y mejora tus competencias para enseñar desde la educación inclusiva!