Con la psicología positiva
La conducta de los alumnos se debe abordar desde un enfoque multifactorial. Las creencias hasta el momento de banalizar algunas actitudes que serían objeto de corregir han incidido en el refuerzo de éstas. Un grupo se divierte a costa del/la chivo expiatorio que se convierte en víctima y por extensión su familia. El problema es de fondo y forma.
La diversidad de las aulas es una realidad en el siglo XXI, un factor importante es la inmigración pero también se dan otros factores socioculturales, familias con falta de recursos para atender las necesidades educativas, la transición de primaria a secundaria de forma inadaptada y sin conexión y las víctimas de bullying que llegan al nuevo colegio revictimizados. Estas condiciones provocan una convivencia que dista mucho de reunir los requisitos mínimos para aprender en toda la extensión de la palabra “a ser personas” y tener los conocimientos que estimulen la necesidad de seguir aprendiendo, tampoco la socialización secundaria que la escuela debe proporcionar se cumple.
Como padres/madres coincidimos en la importancia de trabajar la competencia social o capacidades que los niños deben tener para crear relaciones positivas con su mayores y también iguales, importante para un desarrollo integral facilitador de adhesión al colegio desde infantil. El juego sirve de vínculo a las relaciones sociales y es en educación infantil cuando es necesario trabajar estas habilidades que luego permiten regular emociones, comunicar y tener empatía para resolver conflictos y establecer lazos de amistad. En el supuesto de existir problemas añadidos en los primeros años de la infancia, sean dislalias, temores u otros condicionantes, la estimulación temprana puede contribuir a mejorar situaciones especiales de cada educando y familia.
Partiendo de esta necesidad innegable de trabajar las diferencias y la inclusión educativa, aparecen en el año 2010 los programas de Aulas Felices, aplicadas inicialmente a colegios con alumnos de familias rozando la marginalidad y conductas disruptivas del alumnado. El aprendizaje en los programas habituales no hubiera sido posible. Los resultados alcanzados han sido sorprendentes, no obstante, se puede aplicar en cualquier centro para mejorar habilidades sociales e implicación de los alumnos.
El programa AULAS FELICES surgió por iniciativa de un equipo de asesores y profesoras del ámbito C.P.R Juan de Lanuza de Zaragoza y tiene su fundamento en la Psicología Positiva desarrollada por Seligman tras muchos años de investigación. El desarrollo de las capacidades es el fundamento principal y éstas, a diferencias de los talentos innatos de la persona, pueden adquirirse. Este gran equipo tuvo ofertas interesantes para vender su modelo de aulas, pero decidieron proporcionarlo gratuitamente.
En estas nuevas aulas los alumnos forman parte activa de su aprendizaje (constructivismo). Trabajan en grupo con una estructura de clase diferente a la disposición de las clásicas aulas, con mesas unidas por grupos de trabajo. Aprender a relacionarse en pro a un objetivo común, realizar una buena labor que tendrán que defender con su intervención oral. Sabemos que los alumnos no avanzan al mismo ritmo en aprendizaje, y en estos programas los/as más rápidos/as que tienden a aburrirse en clase, ayudan a otros/as compañeros/as, sintiéndose útiles, para hacer de andamiaje en la denominada “zona próxima de desarrollo” de Lev Vygotski.
Este trabajo sigue la propuesta de Seligman y Csikszenmihalyi (2000), dando importancia al potencial humano y las capacidades y motivaciones que pueden desarrollarse atendiendo a las virtudes y fortalezas de las personas. La educación emocional es básica y valores como la esperanza, creatividad, la mente, el coraje, la espiritualidad, responsabilidad y perseverancia resultan esenciales, generan felicidad.
Tenemos que valorar las diferencias como una oportunidad para aprender. En muchas ocasiones nos planteamos viajar desde el punto de vista enriquecedor, culturas distintas aportan otra forma de ver la vida. También la diferencia cultural de las personas abre la mente y desaparece la visión unilateral para determinados conceptos. En las escuelas felices la diversidad no se contempla como un problema, sino como una posibilidad enriquecedora para apoyar el aprendizaje de los alumnos.
Una lacra que asola las aulas y a las familias es la alta incidencia de acoso escolar presente en los centros educativos y las secuelas que producen en las víctimas, se plantea en este método, como prevención. Medir mediante procedimientos sociométricos porque proporcionan la posibilidad de evaluar de forma rápida y válida el funcionamiento de las relaciones entre alumnos del aula, valorando la integración personal y social sabiendo en cuantos contextos se desarrolla cada uno/a.
Para medir se pueden aplicar los siguientes métodos:
El método de las nominaciones: trata de solicitar de cada alumno/a el nombre de tres chicos/as con quienes más les gusta jugar o relacionarse y aquellos con quienes menos les gusta estar. Además, se pide el porqué de sus elecciones y sirve para conocer las oportunidades que cada alumno/a tiene para establecer lazos de amistad. El número de preguntas varía de primaria a secundaria.
Método de asociación de atributos perceptivos de Harshome y May: basado en el “adivina quién es”, seleccionando mediante adjetivos a sus compañeros. Se pueden percibir las opiniones de los demás y el grado de aceptación de cada alumno.
Recursos educativos con atributos positivos: o número de veces que un alumno es seleccionado por sus iguales positivamente, señalándolo como el que más amigos/as tiene, el simpático, alegre, etc... También están los atributos negativos designando a los más aislados y menos populares.
Con estos ranking los profesores conocen a los/as chicos/as con más problemas para interrelacionarse y pueden ayudarles en este proceso. El aislamiento genera emociones negativas que no permiten avanzar ni disfrutar la etapa escolar.
Otra herramienta importante es la práctica del Mindfullness o atención plena, obteniendo resultados positivos con niños/as más relajados, sanos desde el punto de vista emocional, receptivos para propiciar relaciones saludables. Además, es óptimo para mejorar el currículo académico, porque genera concentración y receptividad.
A través del método “Aulas Felices” se pretende que las personas de la comunidad escolar: profesores, alumnos y familias, interactúen con satisfacción. Los/as alumnos/as se sitúan en un estado de bienestar y se acostumbran a centrarse en las emociones positivas frente a las negativas como una forma de vida, una elección personal que proporciona placer y herramientas para conseguir las metas propuestas. El modelo de felicidad en este programa lo marcan:
- La vida placentera formada por emociones positivas procedentes de factores externos.
- La vida comprometida o bienestar interior donde las fortalezas tienen un papel importante.
- La vida significativa porque es necesario encontrar un significado.
- Relaciones
- Logros
Realmente, un aprendizaje para afrontar la vida. La doctora en psicología positiva Bárbara Fredrickson, creadora de la Teoría de la Construcción y Ampliación de Emociones Positivas, ha investigado la importancia de sentir emociones positivas para el bienestar personal y grupal. Ha establecido el 3:1 como ratio que marca la felicidad cuando en un día se experimentan tres veces más emociones positivas que negativas. Es una invitación para que los/as alumnos/as salgan de la zona de confort abriéndose a la experiencia y a nuevos retos. También para incrementar la socialización y una mejor convivencia. Al proporcionar estos recursos a los educandos se consigue alumnos/as más felices, con más autoestima y resiliencia. La violencia escolar no encuentra su caldo de cultivo en aulas con estas premisas.
Otro pilar importante se centra en las 24 fortalezas a desarrollar porque éstas no son innatas en la persona, se obtienen trabajándolas.
Educar con estas premisas elimina las barreras que provocan la discriminación y los estudiantes aprenden con bienestar. Este proceso de inclusión necesita puentes de conexión y compromiso de toda la comunidad educativa: estudiantes, profesores, familias y los profesionales de apoyo y para solucionar los conflictos, los orientadores. Cuando estos actores intervienen juntos e implicados, el éxito está garantizado.
La educación en España necesita una estabilidad, garantizar entornos seguros donde acudir todos y cada uno de los niños y niñas sin que ello suponga vivir en una guerra con secuelas psicológicas, absentismo o abandono escolar. Es una labor que compete a toda comunidad educativa.
El maestro Cesar Bona aurtor de “Las Escuelas que cambian el mundo” y finalista del "Global Teacher Prize”, afirma que es necesario cambiar la educación de entes individuales por seres sociales. La forma de acabar con el acoso escolar es educar en el respeto.