Educación emocional: propuestas para educadores y familias
La educación emocional se puede definir como un proceso educativo, continuo y permanente que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo integral de la persona. En decir, este tipo de educación entiende las competencias emocionales como absolutamente básicas para desenvolverse con éxito en la vida.
La finalidad básica de la educación emocional es, por lo tanto, el desarrollo de las competencias emocionales que contribuyan a afrontar mejor los retos de la vida y, como consecuencia, aportar mayor bienestar personal y social.
La educación emocional supone una innovación educativa que se justifica en las necesidades sociales que no están suficientemente atendidas a través de los contenidos de las materias académicas ordinarias. Estas necesidades están relacionadas con ansiedad, estrés, depresión, violencia, consumo de drogas, comportamientos de riesgo, etc. Todas estas necesidades tienen un fondo emocional.
Objetivos de la educación emocional
Los objetivos generales de la educación emocional pueden sintetizarse en los 6 siguientes:
- Adquirir un mayor conocimiento de las propias emociones e identificar mejor las de los demás.
- Desarrollar la habilidad para regular las propias emociones.
- Prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas y desarrollar la habilidad para generar emociones y sinergias positivas.
- Desarrollar la habilidad de automotivarse.
- Adoptar una actitud positiva ante la vida.
- Aprender a gestionar los conflictos de forma positiva.
Actividades de educación emocional
Como hemos visto, el objetivo principal de la inteligencia emocional es el desarrollo de las competencias emocionales, lo cual se puede hacer de diversas formas y tanto en el contexto educativo como en casa, por lo que tanto maestros como padres pueden tener un papel muy activo en esta educación de los sentimientos y actitudes y emociones.
A continuación, veremos un par de ejemplos de estas actividades emocionales:
¿Buenos días, cómo te sientes?
Con esta sencilla actividad, dirigida a niños de corta edad, se enseña y anima a los niños a comprender y comunicar sus propios sentimientos y emociones. Básicamente, se trata de un ritual de bienvenida a clase, aunque también lo pueden hacer los padres en casa en varios momentos: cuando los niños se levantan o al volver a casa del colegio, por ejemplo.
El desarrollo de la actividad es como la siguiente: a primera hora de la mañana y en diferentes momentos del día, se pregunta a los niños con ritmo alegre: «¿Buenos días, cómo te sientes…(nombre del niño o niña)?». Según su edad o interés, el niño o niña puede dar una respuesta corporal y/o verbal. La función del adulto es poner nombre a lo que el niño expresa, reforzar su respuesta y ayudarle a entender sus propias emociones y las de los demás, aprendiendo también a ponerse en el lugar del otro (empatizar).
La rueda de los sentimientos
Es una actividad para la educación primaria y que consiste en reconocer e identificar, de forma lúdica, los sentimientos. En primer lugar, se pide a los niños que piensen si alguna vez se han sentido felices, tristes, decepcionados o preocupados. A continuación, se les muestra la rueda de los sentimientos, que puede ser una ruleta de juego infantil donde en lugar de números se encuentra escrito el nombre de diferentes sentimientos y emociones. El niño hace girar la rueda y, según el lugar donde se pare, tendrá que explicar al resto de compañeros en que consiste ese sentimiento mediante un ejemplo que él mismo haya vivido.
Los objetivos son: aumentar el vocabulario emocional y utilizarlo de forma apropiada, tomar conciencia de las distintas emociones, aprender a escuchar cuando el otro compañero está en el uso de la palabra y respetar los sentimientos y emociones de los demás.