El concepto de inteligencia racional
Históricamente, el concepto de inteligencia ha sido usado como sinónimo de memoria, voluntad, sentimiento, entendimiento e intelecto, entendiéndose como un facultad humana básica por su relación con la capacidad para el aprendizaje y con el desenvolvimiento individual y social.
Inteligencia racional versus inteligencia emocional
A partir de las teorías de los psicólogos Howard Gardner y Goleman empiezan a diferenciarse diversos tipos de inteligencias, apareciendo dos grandes concepciones de la inteligencia en cierto modo antagónicas, o por lo menos hay una tendencia a contraponerlas como forma de explicar menor cada una de ellas.
La inteligencia racional sería la capacidad psicológica de cada individuo medida por los tests de inteligencia y que se asocia a un coeficiente intelectual (CI). Se trataría, por lo tanto, de una idea de la inteligencia de corte académico en su dimensión más clásica, valorando especialemente las habilidades matemáticas y del lenguaje.
Por el contrario, la inteligencia emocional se referiría a la capacidad para reconocer las emociones de las otras personas y la asertividad, que es la capacidad de mantener la actitud idónea en diferentes situaciones. Estos componentes pueden agruparse en dos tipos de inteligencia emocional: la inteligencia intrapersonal, que es la capacidad del individuo para entender e identificar sus emociones y la inteligencia interpersonal o entendimiento de las emociones de la otras personas y de actuar en consonancia.
En base a estas esta diferenciación de inteligencias, surge el concepto de mente emocional y mente racional. La emocional es asociativa ya que toma elementos que simbolizan una realidad y busca en su repertorio situaciones parecidas, de modo que las cosas o situaciones no necesariamente tienen que estar definidas por su identidad objetiva. Por el contrario en la mente racional curre lo contrario, estableciéndose conexiones lógicas de causa-efecto.
Otra diferencia importante entre la mente emocional y la racional, es que la primera reacciona al presente como si fuera el pasado, por lo que cada sentimiento tiene su propio repertorio definido de pensamiento, reacciones y recuerdos, los cuales permanecen activos en la memoria emocional. Ante la necesidad de una respuesta rápida, la mente emocional reorganiza esta memoria y selecciona las opciones para la acción. Esta respuesta está representada por una serie de cambios que se ponen en marcha en el organismo en situaciones análogas.
Las implicaciones educativas de los dos tipos de inteligencia
Con respecto a las implicaciones educativas, cabe señalar que los profesionales de la educación conceden cada vez más importancia a la inteligencia emocional en detrimento de la meramente intelectual o racional, destacando que para triunfar en la vida no basta con poseer muchos conocimientos. También es indispensable tener capacidad para establecer relaciones positivas con los demás, gozar de autoestima, ser capaz de superar las dificultades, valorar a las personas y no hundirse ante los fracasos.
En síntesis, las teorías educativas modernas entienden que los distintos tipos de inteligencia interactúan y se relacionan fuertemente, por lo que es necesario el desarrollo de ambas para conseguir una vida plena en todos los aspectos: personal, profesional, familiar y social.