Importancia del conocimiento del cerebro para el adecuado ajuste del tratamiento de la dislexia
La dislexia es un trastorno mucho más común de lo que imaginamos ya que afecta a más del 10% de la población (casi 5 millones de españoles). Esto significa que en una clase de 30 alumnos, al menos 3 de ellos son disléxicos. Se trata de una dificultad para el aprendizaje de la lecto-escritura, que obstaculiza la capacidad para distinguir y memorizar las letras, el ritmo y orden de su colocación para formar palabras, y la decodificación fluida de cualquier símbolo del lenguaje, produciendo una mala estructuración de las frases. Estas dificultades provocan en el niño problemas en el proceso lector, en la escritura y en la ortografía. Cuando las personas disléxicas leen, tienen que dedicar toda su atención a decodificar el sonido de las diferentes letras y pronunciar la palabra. Esto provoca un colapso en su memoria de trabajo dificultando, de este modo, la utilización de otros recursos mentales superiores como la comprensión.
Hace años, Alair, una niña, quiso escribir la dirección de su amiga María Rojo y no pudo. Para ella rojo (el color), rojo (el sonido) y rojo (la unión de letras y sílabas que describen en castellano este color), son conceptos separados. Le cuesta establecer la relación entre lo que ve, lo que pronuncia y lo que escribe. No consigue asociarlos porque, aunque comprenda perfectamente el concepto, es incapaz de descifrar el lenguaje escrito. El mundo está codificado en un lenguaje que ella no puede entender.
Generalmente, se da en niños y niñas con una inteligencia normal y la dificultad que tienen para leer no afecta a sus otras habilidades cognitivas. Es más, es frecuente que las personas disléxicas agudicen más profundamente sus sentidos y desarrollen un alto nivel de inteligencia y capacidad creativa. De hecho, el pensamiento visual de los niños disléxicos es mucho más profundo. En la adultez, muchos disléxicos han tenido carreras prometedoras en arquitectura, diseño o pintura, porque pueden visualizar lo que quieren hacer antes de ponerse a ello. En este sentido, muchos personajes célebres han sido y son disléxicos: el que fue el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, el pintor Pablo Picasso o Boris Izaguirre, presentador de televisión que quedó finalista al Premio Planeta, o el mismísimo Albert Einstein. Pero en la evolución de la vida de los disléxicos, la frontera entre el éxito y el fracaso es demasiado estrecha. Origen Este trastorno tiene un origen neurobiológico. Surge por un déficit en las conexiones neuronales que procesan el lenguaje durante la formación del feto. Durante el proceso de migración de las neuronas desde el tubo neural, donde están las células madre, a la corteza cerebral, algunas neuronas no se sitúan en el lugar adecuado y las células mal colocadas no forman conexiones. En esa red de cables, las zonas afectadas quedan como un nudo, cada uno de ellos se llama ectopia y permanecerá para siempre en el mismo estado. Ello provoca que la persona tenga dificultades para acceder a la información que está almacenada en las regiones desconectadas. Estas zonas se encuentran en las áreas frontales y temporales relacionadas con el lenguaje. Concretamente, el deterioro cognitivo alcanza 3 zonas cerebrales muy específicas del hemisferio izquierdo, y que están implicadas en los procesos lectores.
- Área de Broca, ubicada en la circunvolución Frontal Inferior izquierda: involucrada en la articulación de las palabras tanto en habla externa como interna, por lo que participa en el procesamiento de las palabras en la MCP (Memoria a Corto Plazo). Controla la atención, planificación, pensamiento y manipulación de la información almacenada.
- Área Parieto-Temporal: almacena las representaciones fonológicas y permite descomponer una palabra en fonemas y sílabas y relacionar esos símbolos abstractos con representaciones fonológicas o sonidos.
- Área Occipito-Temporal izquierda: almacena las representaciones ortográficas, activándose cuando observamos las palabras escritas.
Los estudios de neuroimagen han encontrado anomalías estructurales en áreas cerebrales involucradas en las destrezas lectoras (Frank y Pavlakis, 2001), como el Planun Temporale, opérculo parietal -más pequeño en disléxicos que en controles- (Habib y Robinchon, 1996), aparición de un surco extra en la región frontal inferior, (Clark y Plante, 1998) o anomalías en el cerebelo y en las comisuras cerebrales, especialmente en el cuerpo calloso. Asimismo, diversos estudios han demostrado la existencia de una base genética de la dislexia, por lo que es frecuente que diversos miembros de una misma familia estén afectados por el trastorno.
40% de niños que tienen un hermano con dislexia pasan por la misma dificultad de aprendizaje 30% de los padres con hijos disléxicos también la padecen
Síntomas La dislexia es muy cambiante y sus síntomas suelen variar de un niño a otro. Por lo general, es más fácil de diagnosticar cuando el niño empieza a leer, que suele ser en Educación Primaria. Pero antes ya aparecen una serie de síntomas y signos característicos de este trastorno. Algunos de los más frecuentes son:
- Mala lateralización: el dominio lateral de uno de los lados del cuerpo se establece alrededor de los cinco años de edad. Si se produce alguna alteración en este proceso, el niño verá disminuida su capacidad para organizar la visión espacial y el lenguaje.
- Alteraciones en la psicomotricidad: los disléxicos parecen más patosos que el resto de niños y se pierden con más frecuencia. No son buenos en los deportes que requieren coordinación como montar en bicicleta, debido a la falta de ritmo (tanto en el movimiento como en el lenguaje), falta de equilibrio estático y dinámico y un conocimiento insuficiente del esquema corporal.
- Orientación espacial: el niño con dislexia muestra incapacidad para percibir la relación espacial de todo cuanto le rodea, la situación de los objetos (arriba/abajo, delante/detrás), y la posición de las cosas respecto de sí mismo. Esto influirá también en el aprendizaje, puesto que al leer y escribir también existirá una percepción alterada del orden de las letras y las palabras.
- Desarrollo tardío del lenguaje: suelen pronunciar mal las palabras (ej. “patola” en vez de “pelota”), tampoco hablan mucho y parecen no conocer tantas palabras como el resto de niños de su edad. Esto les crea inseguridad a la hora de hablar o expresar una idea.
- Dificultad para etiquetar las cosas por su nombre: un claro ejemplo de esta característica es cuando le pides al niño que te señale un objeto y te señala otro distinto. También tienen problemas para aprender nuevas palabras y para nombrar los números, colores y letras del alfabeto.
- Dificultad para rimar: tienen problemas aislando y dividiendo las palabras en sonidos individuales. Por ejemplo, no pueden reconocer la rima en palabras como flan, pan y tan.
- Dificultad para seguir instrucciones: no son capaces de entender todos los detalles de las instrucciones más largas. Por ejemplo, si le pides a un niño con dislexia que se ponga los zapatos y el abrigo, puede ponerse sólo el abrigo.
Una vez que el niño comienza la escuela primaria los síntomas y signos más evidentes son:
- Dificultad en la decodificación: la lectura incluye tener que desglosar (decodificar) las palabras en diferentes sonidos (fonemas), por eso presentan problemas de lectura. Confunden la pronunciación de palabras y les cuesta mucho leer con fluidez y entender el significado de lo que leen, por eso no suelen mostrarse muy interesados en los libros o cuentos.
- Dificultad en la escritura: al no procesar correctamente los símbolos de la escritura les cuesta mucho deletrear las palabras y expresar ideas por escrito, pueden entender perfectamente lo que el profesor está contando, pero les cuesta mucho tomar apuntes o notas. Otros síntomas que también suelen verse es la escritura irregular, letra poco legible, demasiado grande o muy pequeña y muchas faltas ortográficas.
- Problemas en la comprensión del tiempo: muchas veces para ellos supone un auténtico esfuerzo interpretar la hora (sobre todo en los relojes con manillas) y no les resulta nada fácil saber el día, mes o año en el que están.
- Dislexia Numérica o discalculia: les cuesta manejarse con los números, por lo que les resulta difícil contar o comprender los símbolos de sumar, restar, multiplicar, etc.
- Falta de atención: tienden a mostrar una falta de interés por el estudio debido al enorme esfuerzo que le supone alcanzar los objetivos y seguir el ritmo de sus compañeros.
Tipos de dislexia Aunque la sintomatología que presenta este trastorno suele ser común, existen diferentes tipos de dislexia y se desarrollan de forma muy dispar según el niño. En un primer nivel, se diferencian dos tipos de dislexia:
- Dislexia adquirida: Se produce tras un trastorno, o lesión cerebral que daña las áreas del cerebro encargadas de procesar la lectoescritura.
- Dislexia evolutiva o dislexia del desarrollo: Es la más común en el entorno escolar. El niño con dislexia no ha sufrido ninguna lesión cerebral concreta. Dentro de este tipo de dislexia existen diferentes clasificaciones, pero todavía no se ha llegado a una oficial. La siguiente clasificación se centra únicamente en analizar los tipos de dislexia que afectan al procesamiento y rutas del cerebro:
- Dislexia superficial: Suele ser la más habitual en niños, y en la mayor parte de los casos no suelen presentar importantes dificultades para la lectura. La ruta más deteriorada es la visual, léxica o directa, por lo que los niños que la padecen utilizan para leer la ruta fonológica. Esto quiere decir que para leer una palabra la parten en diferentes fragmentos o sílabas. La dificultad aparece cuando las palabras no se corresponden con la pronunciación.
- Dislexia fonológica: Este tipo de dislexia dificulta especialmente la lectura de palabras largas y también de palabras poco conocidas o no muy frecuentes. En cambio leen correctamente las palabras conocidas. Está asociada al mal procesamiento de la información de la ruta fonológica, por lo que los niños que la padecen suelen leer a través de la ruta léxica o visual.
- Dislexia profunda o mixta: Es la más grave, ya que se caracteriza por la presencia de daños en ambas rutas, fonológica y visual, por lo que se producen tanto errores semánticos como visuales.
No todos los grados de dislexia presentan la misma gravedad, pero es fundamental diagnosticarla y tratarla cuanto antes para evitar posibles inconvenientes en el desarrollo cognitivo, emocional y social (pérdida de autoestima, frustración, fracaso escolar o problemas para dormir, etc.). Complicación en su detección Es un trastorno difícil de detectar, ya que generalmente se confunde con pereza, falta de motivación o interés por parte del alumno. Comienza a ser detectable en la etapa de preescolar y, a diferencia de lo que se pensaba hace unos años, no desaparece en la etapa adulta. A menudo se reconoce porque los niños con dislexia suelen empezar a hablar bastante tarde, su nivel de comprensión oral y su vocabulario es inferior a la media de los niños de su edad, muchas veces confunden palabras fonéticamente similares, tienen dificultad para decodificar palabras aisladas, para leer palabras raras, su lectura es lenta, les cuesta nombrar figuras, cometen muchos errores en los test de elección múltiple y tienen problemas con la ortografía, (por ejemplo intercambian letras gráficamente parecidas, como podrían ser la b y la d, o la p y la q), también presentan aparente falta de atención y concentración y suele haber una historia familiar con problemas de lectoescritura. Todo ello implica realizar un enorme esfuerzo para leer y escribir, lo que comporta que se cansen y empiecen a distraerse y resistirse a esta clase de tareas. Este tipo de conductas unidas a una falta de formación en estrategias de detección del trastorno durante el proceso escolar, lleva a que muchos profesores u otros adultos lo confundan con una falta de esfuerzo, interés o de capacidad del niño que la padece. Por todo ello, es muy importante detectar la dislexia en edades tempranas, que es cuando el cerebro tiene mayor plasticidad neuronal y facilidad para el aprendizaje, aplicando herramientas ajustadas a sus necesidades con el fin de mejorar las habilidades cognitivas implicadas en el lenguaje que están deterioradas. De este modo, conseguiremos que el niño se integre correctamente en el sistema educativo, compitiendo en igualdad de condiciones. Si no se trata a tiempo, a medida que los niños con dislexia van creciendo pueden desarrollar problemas emocionales (depresión, ansiedad, falta de autoestima) y abandono escolar. En nuestro país, fue en 2006 cuando la LOE reconoció por primera vez la existencia de este trastorno bajo el nombre de "Alumnado con necesidades educativas específicas". Sin embargo, los beneficios del reconocimiento no han llegado mucho más allá del papel. Mientras el sistema escolar de otros países europeos y de EE UU detecta y cuida de manera precoz a las personas que lo padecen, en España los profesores no reciben formación específica para aprender a guiarse frente a un alumno con dislexia. Tampoco existen suficientes profesionales especialistas, sobre todo en Educación Primaria, periodo donde se debería detectar la dislexia. Las asociaciones critican que, a pesar del avance, en el día a día de los centros educativos, miles de niños no encuentran el apoyo necesario para adaptar el caos creativo de su cabeza a la rigidez de los planes escolares que están obligados a seguir. Ello conlleva que exista mayor probabilidad de tener fracaso escolar.
María Pàrraga, directora de la fundación que dirige el único colegio para disléxicos que hay en España, El Brot de Barcelona, calcula que el 3% de los fracasados escolares son disléxicos.
Un claro ejemplo de eficacia del sistema educativo de los países anglosajones es que allí su tratamiento está normalizado hasta tal punto que los contenidos de las clases se guardan en soportes interactivos donde el conocimiento está explicado en clave de imagen. Tanto en Reino Unido como en EE UU la dislexia es considerada una discapacidad por lo que quienes la sufren tienen derecho a becas y ayudas.
En la Universidad de Oxford, hay 1.020 discapacitados de 20.000 estudiantes matriculados, el 48% disléxicos. En cambio, en la Universidad Autónoma de Madrid tan sólo 115 de sus 28.000 estudiantes están registrados como minusválidos. Ninguno es disléxico porque en España no se contempla como discapacidad (Ruiz, 2008).
En España cada vez se están implantando más protocolos de detección y existen unidades específicas de atención a los estudiantes con estas dificultades. En algunas comunidades, las concejalías de educación diseñan guías docentes que recopilan el protocolo de detección e intervención sobre el alumnado con dislexia, con el fin de favorecer la inclusión en el aula de este tipo de alumnado y contribuir a que puedan alcanzar el éxito escolar. Por ejemplo, en las islas Baleares se ha introducido la Selectividad para disléxicos. Los alumnos tienen más tiempo para la prueba, los profesores leen las preguntas al alumno y en la corrección no cuentan la ortografía. En Canarias, se ha aprobado una resolución que exige este mismo tratamiento tanto en los exámenes de primaria como en los de secundaria. Además, pusieron en marcha hace unos años cursos de formación en dislexia. Recientemente, la Consejería de Educación en colaboración con otras entidades, elaboró un protocolo que recoge la intervención en las aulas y la implicación de las familias en el sistema escolar, así como la responsabilidad que le otorga a directores y profesores del centro. No obstante, la mayoría de los expertos coinciden en poner en práctica algunas acciones que han sido verdaderamente útiles en el colegio:
- Explicarle al niño que entiendes sus dificultades y que le vas a apoyar.
- Ayudarle a pronunciar las palabras correctamente.
- No forzarle a que tenga el mismo nivel de lectura que sus compañeros.
- Comprobar que ha entendido lo que ha leído.
- Reforzarle positivamente cuando pregunta dudas.
- Puntuar sus exámenes por su contenido y no por la escritura.
- Hacerle evaluaciones orales.
- No hacerle leer delante de los demás niños para no ridiculizarle.
- Ponerle menos deberes de lectura y escritura.
- Aceptar que tenga problemas para concentrarse y atender.
- Recomendar a las familiar que practiquen ejercicios y juegos para mejorar la dislexia.
En el siguiente video se señalan muchos más consejos para trabajar la dislexia en el aula [embed]https://www.youtube.com/watch?v=MCCuF4lC1gs[/embed] Tratamiento Por todo ello, es importante resaltar la importancia de disponer de estrategias de detección precoz para ayudar a los niños con dislexia a fortalecer sus habilidades cognitivas debilitadas, ya que a pesar de que la dislexia no se cura, sí se progresa. Está demostrado que los niños disléxicos que entrenan las áreas cerebrales deterioradas potencian la destreza en sus funciones ejecutivas, capacidad para detectar errores, memoria de trabajo y velocidad de reacción, mejorando notablemente la fluidez en lectura y escritura, y la capacidad de comprensión, síntesis y aprendizaje (Horowitz-Kraus y Breznitz, 2009; Peretz, Korczyn, Shatil, Aharonson, Birnboim y Giladi, 2011). Estas mejoras evitarían que la dislexia trascendiese a la vida escolar y por extensión, al ámbito social y emocional. Para entrenar estas habilidades los profesionales especialistas han aplicado tareas específicas, algunas de las cuales son: por ejemplo centrarse en entrenar la coordinación visomotora (como coordinación ojo-pie u ojo-mano, actividades manuales, etc.). También se realizan ejercicios de relajación, de ritmos complejos o de imitación motora. Para desarrollar la conciencia silábica y fonémica, se aplican ejercicios de estructura de la palabra, identificación de la palabra según su posición o naturaleza, comparación de sílabas con palabras, identificar palabras con su imagen, copiar palabras, completar palabras con vocales o consonantes, elegir sílabas o palabras al oírlas, ordenar frases, etc. Además, el avance tecnológico que se ha producido en las últimas décadas ha dado lugar a la creación de nuevos programas informáticos de intervención neuropsicológica, facilitando la labor de trabajo. Hoy en día, este se erige como uno de los métodos de tratamiento más utilizados en numerosos centros, escuelas u hospitales. Los programas de intervención cognitiva por ordenador tienen múltiples ventajas en su aplicación, tales como permitir un aprendizaje más dinámico e interactivo, flexibilidad, posibilidad de proporcionar un feedback inmediato, repetir el ejercicio varias veces o registrar las puntuaciones automáticamente (Rodríguez y Marrón, 2009). Existen múltiples herramientas informáticas diseñadas para la estimulación cognitiva. Entre las de mayor difusión se encuentran Aire-Gradior, Rehacom, Smartbrain, etc. Una de las más utilizadas para detectar y tratar la dislexia es CogniFit, líder entre la comunidad científica internacional. Es un programa creado por un equipo de neurólogos y psicólogos que combina los últimos descubrimientos sobre el cerebro con algoritmos avanzados encapsulados para crear sencillas tareas mentales en forma de juegos, con el objetivo de mejorar la agilidad mental y potenciar las destrezas cognitivas deterioradas a causa de la dislexia, como la capacidad de lectura y escritura, la concentración, la agilidad de aprendizaje y el rendimiento académico. Está recomendado para niños menores de 13 años. En concreto, estos juegos están diseñados para fortalecer la conectividad de las redes neuronales implicadas en el procesamiento del lenguaje. Es una fórmula innovadora y eficaz de favorecer la plasticidad neuronal de los más pequeños mientras se divierten jugando, porque sin que el niño se dé cuenta, CogniFit evalúa su salud cognitiva y le presenta automáticamente el programa de estimulación que más le conviene. Los ejercicios son personalizados y se adaptan a la edad y particularidades únicas de cada pequeño, trabajando las redes neuronales específicas que están más debilitadas por su tipo de dislexia. Mientras ellos se divierten, estamos potenciando su capacidad de aprendizaje, rendimiento y agilidad mental que son habilidades imprescindibles para su pleno desarrollo. La efectividad del entrenamiento cerebral de CogniFit para dislexia infantil ha sido validada científicamente y probada por múltiples colegios, universidades y hospitales de todo el mundo. Los estudios demuestran que los niños y adultos con dislexia que entrenaron su cerebro con CogniFit, aumentaron de forma significativa su desarrollo cognitivo, actividad de trabajo y rendimiento en la lectura (aproximadamente un 15% el número de palabras correctas leídas por minuto). Además, los resultados se prolongaron hasta seis meses después del entrenamiento, teniendo un efecto positivo sobre la dislexia (Kraus y Breznitz, 2009; Shatil, Mikulecká, Bellotti y Bureš, 2014). Resumiendo… Las nuevas tecnologías han ocupado no sólo una parte importante de nuestras vidas sino que las hemos utilizado como herramientas de trabajo para la mejora de nuestra salud cognitiva. Ahora se consideran una estrategia de acción necesaria en el proceso de estimulación cognitiva. De forma previa en la aplicación de todo programa de tratamiento (sea informático o no) es imprescindible delimitar los déficits y las habilidades preservadas de la persona, puesto que sin ellos no es posible realizar un programa ajustado a las necesidades individuales. En este sentido, el uso de las nuevas tecnologías posibilita diseñar un plan de tratamiento personalizado, flexible y adaptado a las necesidades e intereses de cada individuo. Para ello, la figura del neuropsicólogo es imprescindible en el diseño, aplicación, supervisión, proporción de feedback y evaluación del paciente acerca de su ejecución, con el fin de identificar las limitaciones y guiarle en el aprendizaje de habilidades que le lleven a reestablecer o compensar la función deficitaria (Rodríguez y Marrón, 2009). Referencias Clark, M. M., & Plante, E. (1998). Morphology of the inferior frontal gyrus in developmentally language-disordered adults. Brain and Language, 61(2), 288-303. doi:10.1006/brln.1997.1864 Frank, Y., & Pavlakis, S. G. (2001). Brain imaging in neurobehavioral disorders. Pediatric neurology, 25(4), 278-287. doi:10.1016/S0887-8994(01)00282-X Habib, M., &Robinchon, F. (1996). Parietal lobe morphology predicts phonological skills in developmental dyslexia. Brain and Cognition, 32, 139-142 Kraus, H. T., & Breznitz, Z. (2009). ¿Puede el mecanismo de detección de errores beneficiarse del entrenamiento de la memoria de trabajo? Una comparación entre los disléxicos y los sujetos de control -un estudio de ERP-. PLoS ONE, 4, 7141. Kraus, H. T., & Breznitz, Z. (2009) ¿Puede el mecanismo de detección de errores beneficiarse del entrenamiento de la memoria de trabajo. Una comparación entre los disléxicos y los sujetos de control-un estudio de ERP-PLoS ONE, 4, 7141. Peretz, C., Korczyn, A. D., Shatil, E., Aharonson, V., Birnboim, S., & Giladi, N. (2011). Computer-based, personalized cognitive training versus classical computer games: a randomized double-blind prospective trial of cognitive stimulation. Neuroepidemiology, 36(2), 91-9. doi: 10.1159/000323950 Rodríguez, B. G., & Marrón, E. M. (2009). Estimulación cognitiva por ordenador. Recuperado de http://mundoasistencial.com/documentacion/guias-estimulacion-cognitiva/estimulacion-cognitiva-por-ordenador.pdf Ruiz, M. (2008, 13 de marzo). ¿Tal vez tu hijo es disléxico y nadie lo sabe? El País. 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