La prevención de la exclusión social en el aula
La realidad de los centros escolares en España ha cambiado mucho durante los últimos 10 ó 15 años. La globalización de la sociedad y la economía ha intensificado el fenómeno de la inmigración, creando un nuevo escenario caracterizado por la entrada brusca y masiva de población inmigrante procedente de muchas regiones del mundo en busca de nuevas oportunidades laborales.
Esta nueva realidad supone un gran reto para los docentes y centros escolares los cuales, a falta de políticas sociales realmente efectivas, deben adquirir las competencias necesarias para prevenir una posible exclusión por motivos culturales.
Líneas a seguir para evitar la exclusión en el aula
Para poder abordar con éxito la integración en el aula de alumnos procedentes de diversas culturas, es necesario abordar el problema desde el plano de las interculturalidad, término reciente que surge a partir de las carencias de otros conceptos, que pretende reflejar una dinámica social con carácter interdisciplinario, puesto que emerge no sólo del campo de la educación, sino también de la comunicación y la mediación entre culturas.
Tomando como base la interacción entre gentes de culturas distintas en un tiempo y espacio determinado (interculturalidad), las líneas y pautas a seguir para evitar la exclusión en el aula por motivos culturales son las siguientes:
- Formación continua del profesorado en el conocimiento de las distintas realidades culturales con el objeto de:
- Identificar los rasgos principales que caracterizan a cada cultura.
- Elaborar un diagnóstico sobre las actitudes, valores, costumbres, etc. de cada alumno en función de su nacionalidad y cultura.
- Definir qué entiende cada escolar por buen ciudadano y los rasgos que lo caracterizan.
- Respeto a la diversidad cultural ligado a un imperativo ético asociado a la persona.
- Proporcionar a todas las personas cauces de expresión sin marginar a ninguna de ellas.
- Aportar directrices educativas que contribuyan a promover una ciudadanía intercultural promotora de inclusión social.
- Garantizar el acceso y permanencia en la educación de los menores más vulnerables, pues de lo contrario se estará perpetuando una situación de exclusión.
- Lucha contra el fracaso escolar y el absentismo, especialmente en ciertos colectivos de la población inmigrante o gitana.
- Sensibilización y cuidado del choque personal que supone para un alumno inmigrante enfrentarse a un nuevo entorno.
- Realización de una evaluación inicial de las competencias básicas y curriculares de los recién llegados.
- Elaboración de un plan de aprendizaje de la lengua vehicular o de las áreas curriculares en el caso de desconocimiento o tener un nivel insuficiente.
- Organización de estrategias y recursos metodológicos más adecuados para el desarrollo de las competencias básicas. En este aspecto pueden jugar un importante papel las nuevas tecnologías (TIC).
- Potenciación de proyectos en los centros que propicien la educación intercultural e inclusiva.
- Desarrollo de programas de habilidades sociales para alumnos inmigrantes adecuadas a nuestro entorno.
- Comunicación constante y búsqueda de implicación por parte de la familia en la educación de sus hijos.
La figura del mediador cultural
Para terminar el artículo, queremos remarcar la importancia de potenciar la figura del mediador cultural, cuyo rol puede ser básico para: actuar de puente entre los profesores y la familia, informando a esta últimas de las normas organizativas y disciplinarias del centro escolar, fomentar la convivencia social y la gestión de la diversidad cultural y solucionar problemas puntuales de convivencia o falta de entendimiento por razones culturales.