Pacientes con trastornos obsesivo-compulsivos y el origen de este desorden

Según un estudio del Ministerio de Sanidad publicado en 2020, los trastornos obsesivo-compulsivos tienen una prevalencia del 1, 1 %. Lo más frecuente es que afloren en torno a los 15-20 años de edad. Los varones son más propensos a desarrollarlos entre los 15 y los 25 años. Entre los factores que provocan su aparición destacan:

• El gradiente social.
• El medio, rural o urbano, en el que reside la persona.
• El país de nacimiento.
• La situación laboral.

Curiosamente, la prevalencia masculina se difumina cuando el hombre cumple los 35 años. A partir de esa edad, el trastorno es más frecuente entre las mujeres. En un 0,2 % de las ocasiones, el TOC se agudiza y exige tratamiento médico. Por ello, resulta indispensable detectar su aparición a tiempo para impedir que el paciente tenga una menor calidad de vida. Juan Sevillà Gascó, encargado del Centro de Terapia de Conducta, aclara los términos inherentes a la alteración mental que nos ocupa. A lo largo de este contenido, aludimos a sus palabras en el marco de un curso relacionado con este tema, que él mismo coordinó y que subrayan la importancia de la salud mental para el bienestar y equilibrio emocional de cualquier persona.

1. ¿Qué son los trastornos obsesivo-compulsivos?

2. ¿Qué características tienen las personas con TOC?

3. Trastornos obsesivo-compulsivos más habituales

4. ¿Qué tipo de terapias se pueden utilizar para tratar estos casos?

¿Qué son los trastornos obsesivo-compulsivos?

Juan Sevillà Gascó define los trastornos obsesivo-compulsivos como desórdenes de ansiedad. Se trata de un trastorno mental en el que las personas que lo sufren tienen pensamientos, sentimientos e impulsos incontrolables repetitivos que los llevan a realizar una acción reiteradamente.

Alguno de los ejemplos más comunes son la necesidad de que exista un orden específico en las cosas o verificar las acciones una y otra vez. La consecuencia directa es repetir el mismo movimiento en multitud de ocasiones para conseguir alivio y estabilidad mental a corto plazo.

¿Qué características tienen las personas con TOC?

Si bien su aparición habitual tiene lugar sobre los 20 años, es en torno a los 30 cuando resultan más evidentes. El motivo no es otro que el largo desarrollo de la alteración y que el paciente no haya buscado ayuda profesional.

Respecto al sexo, pasados los 30 años la prevalencia es indistinta. En lo referente a la clase social, lo usual es que se trate de personas de un nivel sociocultural medio-alto. Otras características de los afectados por estos trastornos son: el perfeccionismo y el estricto sentido de la moral. Igualmente, involucra a personas responsables que no saben adaptarse a la incertidumbre. Reclaman orden y una definición concreta de qué va a suceder en el futuro para mantenerse en calma.

Las claves para un diagnóstico correcto

Es imprescindible aclarar que diagnosticar un TOC no es tarea fácil. Con frecuencia, los síntomas son idénticos a los de la depresión, la ansiedad o la esquizofrenia. A su vez, al tratarse de un trastorno que no excluye la posibilidad de padecer otros similares, conviene afinar al máximo el diagnóstico, valorando:

• La evaluación psiquiátrica y psicológica. Se le solicita al paciente que exprese cómo se siente y que indique qué conducta considera una obsesión. De este modo, logramos que determine cuál es la que le impide llevar una vida normal.
• Los criterios de diagnóstico aceptados internacionalmente. Es el caso del DSM-5, obra de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
• Un examen neurológico que descarte que la repetición de movimientos o las constantes comprobaciones no tienen un origen físico.

Del especialista y de la contribución del paciente durante el proceso de diagnóstico dependerá el inicio de una nueva etapa personal. La selección del tratamiento es de vital importancia para alcanzar los objetivos esperados.

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Trastornos obsesivo-compulsivos más habituales

El 80 % de los casos se dividen en dos grandes grupos. El primero está formado por los que limpian o lavan objetos. El segundo, por los comprobadores. Estos últimos revisan continuamente los objetos que, según ellos, eludirían cualquier catástrofe. Es el caso de la puerta principal, la llave del gas o la llave de paso del agua. No pretendemos expresar que no sea necesario comprobar estos elementos, sino que hacerlo durante 15 minutos supone una alteración que debe ser tratada. Otras obsesiones tienen índole sexual, pueden estar relacionadas con la religión e incluso ser lesivas para los demás. No existe un único patrón y cada caso es completamente distinto.

¿Qué tipo de terapias se pueden utilizar para tratar estos casos?

Sevillà Gascó considera que la más recomendable es la exposición en vivo con prevención de respuestas. Consiste en conseguir que el paciente se enfrente gradualmente a lo que le causa malestar. La meta es impedir que se ritualice la sensación de ansiedad y que el miedo generado remita. Este tipo de psicoterapia puede recurrir, por ejemplo, a la suciedad o a la sensación de inseguridad como base. De forma progresiva, se consigue que la persona no experimente ansiedad ante situaciones que percibe como peligrosas. A partir de ahí, resulta más sencillo controlar el comportamiento compulsivo y la repetición obsesiva del procedimiento de comprobación. Otras alternativas de tratamiento son las que desarrollamos a continuación.

El tratamiento farmacológico

Son varios los medicamentos de tipo psiquiátrico que ayudan a rebajar la obsesión y la compulsión. Los antidepresivos aportan un enfoque distinto al problema. Hay casos en los que el TOC esconde una depresión que, una vez desaparecida, elimina el problema. A este grupo pertenecen la clominaprina, la fluoxetina, la fluvozamina, la paroxetina y la sertralina.

Programa para pacientes residenciales

Cuando la gravedad del TOC implica que el paciente no pueda llevar su vida con normalidad, suele recomendarse su ingreso hospitalario. Estos casos involucran la puesta en marcha de programas de duración variable. Suelen basarse en los siguientes principios:

• La estimulación cerebral profunda. Consiste en la implantación de electrodos en áreas distintas del cerebro. De esta forma se logra controlar los impulsos mediante descargas eléctricas. Si bien en el pasado era habitual, en la actualidad está en desuso.
• La estimulación magnética transcraneal. Se emplean tres dispositivos: NeuroStar, MagVenture y BrainsWay. Su propósito es controlar, mediante campos magnéticos, la actividad de las células nerviosas. Implica la colocación de una bobina electromagnética sobre la cabeza.

La prevención

El paciente debe ser informado de que un TOC puede ser crónico. Sin embargo, siempre es posible tomar medidas como:

• Seguir los consejos del especialista en salud mental en lo referente a las terapias propuestas.
• Tomar la medicación prescrita siguiendo las indicaciones del profesional. Registrar por escrito las sensaciones que producen las dosis pautadas favorece la consecución de mejores resultados.
• No perder de vista las señales que generan los síntomas y disponer de una estrategia para neutralizarlos.
• No automedicarse, ya que puede provocar un efecto contrario al deseado.
• Perseguir unos objetivos e interiorizar la superación del trastorno como un proceso constante.
• Hallar fórmulas para relajarse y prevenir la ansiedad. Actividades como el yoga, la práctica de deportes de bajo impacto, leer o escuchar música ayudan al paciente en este sentido.
• No alterar la rutina diaria e impedir que el TOC se convierta en el eje de cualquier actividad.

El enfoque actual para prevenir y tratar el trastorno obsesivo-compulsivo, tiene más en cuenta la unión de factores sociales y la influencia de otras alteraciones mentales en los síntomas. No obstante, el tratamiento farmacológico sigue siendo una de las claves para contener los síntomas. Sin embargo, ningún especialista renuncia a la puesta en práctica de terapias cognitivas-conductuales que coadyuven a corregir la situación.

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