Aprendizaje y memoria: claves para potenciarlos
Es frecuente pensar que aprendizaje y memoria están íntimamente relacionados. Sin embargo, ¿es posible aprender reteniendo en la memoria los conocimientos adquiridos? La respuesta es bastante abierta. Frases como «se aprende de la experiencia» desmienten que la memoria sea la única clave para aprender. En el estudio publicado por La Fundación Europea Sociedad y Educación titulado Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español (2022), se comenta la situación de nuestro país.
Un 75,4 % de las mujeres y un 67 % de los hombres cursan 4º de la ESO a los 15 años, lo que confirma que el aprendizaje es eficaz. Sin embargo, el informe PISA 2022 es algo más pesimista al comparar los datos de España con los países de su entorno. Los alumnos de 4º de la ESO han bajado, desde 2018, cuatro puntos en matemáticas y tres en comprensión lectora. La tendencia se extiende a otros países europeos, por lo que habría que aclarar los términos más importantes sobre el uso de la memoria en el proceso de aprendizaje.
Relación aprendizaje y memoria
Aprendizaje y memoria son conceptos ensamblados: el aprendizaje constituye la adquisición de conocimientos, y solo podemos determinar que existe si, con el paso del tiempo, dichos conocimientos se conservan en la memoria. Pero esto no confirma el hecho de que aprendamos a base de retener, pues, si el tiempo juega un papel determinante en el proceso, todavía queda por preguntarnos: ¿durante cuánto tiempo hemos de memorizar los conocimientos para poder decir que los hemos aprendido?
Sería conveniente cambiar la forma de relacionar la memoria con el aprendizaje. Este último se encargaría de introducir los datos en el cerebro y la memoria de ponerlos en práctica. No podemos recordar algo que no hayamos aprendido previamente. Es decir, aprender no consiste en guardar información, sino en descubrir cuál es el sentido práctico que tienen los datos almacenados. Al mismo tiempo, la memoria y el aprendizaje se nutren mutuamente y de forma activa. Progresivamente, se van incorporando nuevas ideas y conceptos que se relacionan con los ya aprendidos.
De forma más práctica, se puede afirmar que, cuando aprendemos algo nuevo, esa información queda codificada en la memoria. Al poner en práctica lo aprendido, la información pasa a la memoria a largo plazo para que podamos retenerla en el cerebro y utilizarla cuando sea necesario.
Proceso de aprendizaje
El aprendizaje es la consecuencia directa del proceso comunicativo. Este es la esencia del aprendizaje, y es imprescindible distinguir sus elementos principales.
El mensaje
Su papel en la estrategia educativa reside en la unión del emisor y el receptor (profesor y alumno). El mensaje es la idea que se quiere transmitir y puede ser de varios tipos:
- El de convivencia. Está relacionado con la relación que mantienen los alumnos en el aula.
- El del contenido. Es el más importante y lo emite el profesor. El alumno debe entender las claves de la materia para poder aprender.
El código
No obstante, debemos subrayar que el entorno en el que se desarrolla el aprendizaje interfiere en el proceso. En un aula es habitual que haya ruido y este evita que los alumnos entiendan correctamente el mensaje. El docente debe evitarlo para que su labor sea más eficaz. Por ello, cada vez es más habitual encontrar cursos especializados que desarrollan la capacidad comunicativa en el ámbito escolar.
El canal
Ya sea por medio de fonemas, señas o gestos, el profesor debe:
- Valorar los aspectos individuales de cada alumno (tales como la memoria, la comprensión y la cognición). El objetivo final es personalizar al máximo el aprendizaje.
- Asumir un contexto determinado (los recursos del centro, las necesidades sociales y las expectativas particulares).
- Procurar unos códigos estimulantes que potencien su relación con el grupo y favorezcan la adquisición satisfactoria de conocimientos.
Si el alumno presenta anomalías en cualquiera de los tres aspectos anteriores, el canal será inútil. En estos casos, recomendamos que el profesor encuentre el método didáctico que mejor se ajuste a cada estudiante. Aconsejamos que el canal sea versátil. El formato tradicional no siempre funciona. Así, estimular las habilidades visuales, auditivas, cognitivas, fonatorias y/o de movilidad debe dar respuesta a todos los tipos de aprendizaje, debe servir de refuerzo para el trabajo psicomotor que apuesta por el juego y la experimentación en clase y debe ofrecer un apoyo para la lógica.
La clave para que se produzca el aprendizaje es el cómo, y no el qué, pues el qué puede variar y sus variantes las podemos consultar en el futuro. Son las competencias y no los contenidos intrascendentes, pues el exceso de contenidos en la memoria produce confusión y olvido. Aprender, por tanto, es experiencia, cuando la experiencia no se confunde con la información almacenada en la memoria que no siempre se sabe utilizar en una situación concreta.
Tipos de memoria
Tras aclarar los factores más importantes del aprendizaje, debemos explicar cómo funciona la memoria y cuántos tipos existen:
- La memoria explícita. Es la que recuerda, por ejemplo, la fecha de un examen que será tipo test.
- La memoria implícita. Se encarga de recordar cuáles son las características de ese tipo de examen.
Evidentemente, ambas ideas se han adquirido en un punto concreto, pero una vez superado el examen seguiremos recordando cómo se realiza un test, aunque olvidaremos la fecha en la que realizamos la prueba.
¿Significa lo anterior que la memoria explícita no es útil? Ni mucho menos, ya que gracias a ella retenemos hechos, conceptos y fechas clave. Ahora bien, este tipo de aprendizaje es más débil y a lo largo del tiempo vamos olvidando aquellos datos que no nos son de utilidad.
Es bastante probable que se refiriese a la enseñanza de hábitos, habilidades, emociones y estímulos (a lo implícito). O quizás aludiera a la enseñanza de los conocimientos fundamentales para poder desempeñar con éxito esas habilidades, comprender dichas emociones y razonar nuestras respuestas ante determinados estímulos.
En cualquiera de los casos, de su cita se concluye que la función del docente no debe suponer una mera emisión de conocimientos, sino que tiene que asumir como objetivo que el alumno retenga únicamente aquellas piezas imprescindibles para que en un futuro establezca con ellas sus propias composiciones. Debe servir de guía útil y, por tanto, es necesario que exista un nexo que comunique a profesor y a alumno. El problema de esta teoría llega cuando ese nexo se obstaculiza, impidiendo que los conocimientos impartidos sean simplemente los fundamentales, sometiendo al estudiante a un cliffhanger informativo. La importancia del aprendizaje en la memoria se basa en los siguientes puntos:
- La actualización y el refuerzo de los conocimientos. Al aprender, actualizamos y reforzamos toda la información que tenemos en la memoria. Además, se potencia la capacidad mnémica.
- La estructuración de la información. Solo con una organización eficaz es posible almacenar y recuperar los conocimientos adquiridos.
- La aplicación directa. Lo aprendido se debe aplicar en situaciones y contextos que van cambiando. Su utilidad y su adaptabilidad son indispensables para convertir lo estudiado en algo útil.
- El fortalecimiento de las conexiones neuronales. Al aprender, reforzamos nuestras conexiones y potenciamos, a largo plazo, la atención.
- Las estrategias destinadas a recuperar el conocimiento. Cuando nos vemos en una situación en la que debemos utilizarlo, la memoria a largo plazo entra en funcionamiento.
Por todo lo anterior, es muy importante que cada profesor reciba una formación adecuada. Es el docente quien se convierte en transmisor de los conocimientos, pero también en quien descodifica los datos para que sus alumnos los entiendan mejor. Asimismo, debe encargarse de aclarar que el uso de la memoria no es sinónimo de aprendizaje, sino solo una parte del proceso. Explicarles los conceptos anteriores a los estudiantes es de gran ayuda para que puedan estudiar de forma más eficaz. Solo así conseguirán que su aprendizaje sea más acorde a sus necesidades educativas.
No obstante, la memoria también incide en el aprendizaje, ya que interviene en la recuperación oportuna de la información adquirida previamente. También contribuye a retener los conocimientos, a conectar los conceptos aprendidos y a adquirir nuevas habilidades. Finalmente, su contribución a la resolución de problemas es una de las claves que confirman la utilidad de la memoria en el aprendizaje.
La conclusión no puede ser más clara: el binomio formado por aprendizaje y memoria es inseparable. Volviendo al inicio, cuando un alumno indica que se sabe una lección de carrerilla, ha podido utilizar su memoria explícita para conseguir su objetivo. Sin embargo, el objetivo del buen profesor no es este, sino conseguir que aprenda los conceptos más importantes y que pueda ponerlos en práctica a lo largo de su vida. Aclarar el mensaje, personalizar el código y elegir el mejor canal para trasmitir los conocimientos es un importante primer paso hacia la consecución del éxito del proceso educativo. Una formación específica en métodos didácticos es la base más adecuada para que cualquier docente pueda alcanzar sus objetivos más fácilmente.