Principio de no maleficencia más allá de la medicina
Entre los cuatro pilares que sustentan la bioética nos encontramos con el principio de no maleficencia. Quizá porque muchas veces confundimos esta rama de la ética con la ética médica, solemos entender este como un principio que solo rige en la actuación de los profesionales de la sanidad, pero no es así.
¿Qué es el principio de maleficencia?
Aunque habría muchas formas técnicas de abordar este concepto, de una forma sencilla podemos decir que se trata simplemente de actuar de forma que esto no cause daño a los demás.
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Este principio forma parte desde hace miles de años de Corpus Hippocraticum, como uno de los principios de actuación deontológica de los médicos, que deben actuar de la forma más conveniente posible para su paciente, intentando evitar además el causarle daño.
Pero, en realidad, se trata de un principio moral que ha logrado imponerse en la mayoría de las sociedades democráticas. Y, gracias a la bioética, se ha ido un paso más allá y se ha entendido que cuando hablamos de no hacer daño no solo nos referimos a otros seres humanos, también a animales, plantas, y el medio ambiente en general.
Principio de maleficencia vs. otros principios
- Autonomía.
- Beneficencia.
- Justicia.
- No maleficencia.
Estos cuatro principios bioéticos están estrechamente relacionados entre sí y el respeto a los mismos es fundamental para que los avances y el progreso humano sean lo más éticos posible.
En el caso concreto de la no maleficencia tiene una relación estrecha con el principio de beneficencia, que aboga precisamente por actuar en beneficio de otros.
Precisamente esa relación también influye directamente en que la no maleficencia se interprete muchas veces como algo exclusivo del campo de la medicina, porque desde el mismo se busca hacer el bien (prevenir y curar enfermedades) y, a la vez, se intenta no causar daño (aplicando procesos de investigación éticos o buscando fórmulas para que los tratamientos sean lo menos lesivos posible).
Pero, en realidad, esto también lo podríamos aplicar al campo de la comunicación, del Derecho, de la economía, etc.
¿Qué debe primar, no maleficencia o beneficencia?
En este caso hay dos teorías, la primera deriva de la teoría de Kant del “deber perfecto” de no hacer daño a los demás de forma intencionada. Mientras que la beneficencia debe entenderse en el sentido de hacer el bien, pero solo algunas personas. Así, la no maleficencia prima sobre la beneficencia.
La segunda teoría, la más extendida y la defendida por los ideólogos de los principios de la bioética, es que un principio no puede primar sobre otro, todo depende de la situación. Un ejemplo es la llamada discriminación positiva, porque cuando se aplica se está favoreciendo a unos sobre otros, lo que podría causar daños a otras personas. Sin embargo, en este caso se entiende que hay intereses que priman más.
Al margen de supremacías entre principios, lo cierto es que el principio de no maleficencia impregna nuestra cultura, y lo vemos claramente en el ordenamiento jurídico, que sanciona duramente aquellas acciones que causan daño a los demás.
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