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Ciencia y Tecnología

¿Cuáles son los 4 grandes principios bioéticos?

Los principios bioéticos son normas que guían la actuación sanitaria de los profesionales, con la finalidad de garantizar la ética en todos sus procedimientos y decisiones.

Su fuente natural es la bioética, nacida en los años 70 del siglo XX. Esta rama de la ética trata de responder a los conflictos éticos derivados de los avances científicos. Lo hace velando por la vida —humana, animal y vegetal—, huyendo de posicionamientos extremos y siempre desde un contexto de diálogo y respeto. Para cumplir con sus objetivos se basa en cuatro principios bioéticos que han convertido a esta disciplina en una de las más influyentes hoy en día.

La bioética resulta indispensable en el ámbito de la medicina, dado que se encarga de analizar y promover la ética y la responsabilidad en las prácticas médicas. Por eso, si aspiras a trabajar en el campo de ciencias de la salud, necesitas comprender qué es y cuál es su función, así como su historia. En este artículo vamos a analizar cuáles son los principios bioéticos de Beauchamp y Childress, un verdadero marco de referencia para la toma de decisiones éticas en el ámbito médico.

¿Qué es la bioética? Concepto, función y evolución

La bioética se encarga de analizar y reflexionar sobre los dilemas éticos que surgen en el ámbito de la medicina y la biología. Su finalidad es proporcionar un marco ético para adoptar decisiones en situaciones complejas relacionadas con la salud, la investigación científica y la tecnología biomédica. Así, pretende conciliar los avances médicos y científicos con los valores y principios morales, asegurando el respeto a la dignidad y autonomía de las personas involucradas.

Estudiar bioética está adquiriendo una gran relevancia para guiar y orientar a los profesionales de la salud al tomar decisiones éticas, puesto que considera tanto los aspectos médicos como los derechos y las necesidades de los pacientes. Además, promueve el diálogo interdisciplinario entre profesionales —médicos, investigadores, filósofos, abogados y sociólogos—, por lo que fomenta una visión integral y equilibrada de los problemas éticos.

En definitiva, despliega un marco conceptual y normativo para gestionar los dilemas éticos que surgen en la práctica clínica y en la investigación biomédica. Su propósito es prestar una atención médica basada en el respeto a la dignidad humana, a fin de favorecer el bienestar de los pacientes y el cumplimiento de los principios éticos fundamentales.

Breve historia de la bioética

Para entender mejor los principios bioéticos, es necesario conocer la génesis de esta disciplina. Su historia comienza a mediados del siglo XX, cuando coexistían varios dilemas éticos relacionados con los avances científicos y tecnológicos en la medicina. Fue necesario establecer unos fundamentos éticos que guiaran la toma de decisiones en el ámbito de la salud.

El oncólogo Van Rensselaer Potter acuñó en 1970 el concepto de bioética, al que definió como «la ciencia de la supervivencia humana». Sin embargo, fue el filósofo estadounidense Tom L. Beauchamp quien popularizó el concepto y sentó las bases teóricas de la disciplina. En su obra Principles of Biomedical Ethics (1979), enunció junto a James F. Childress cuatro principios bioéticos fundamentales: autonomía, beneficencia, justicia y no maleficencia.

En paralelo a los exponenciales avances científicos experimentados, la bioética ha protagonizado una innegable expansión. Así, existen comités de ética en instituciones médicas y códigos de conducta profesional médica. Además, se han impulsado debates y reflexiones sobre temas controvertidos como el aborto, la eutanasia, la clonación y los avances genéticos.

Ha sido una evolución dinámica en respuesta a los desafíos éticos planteados por los avances científicos y tecnológicos en medicina. La bioética siempre ha tratado de proveer de un marco ético para manejar los dilemas morales relacionados con la salud y favorecer una atención médica basada en principios fundamentales universales.

La bioética más allá de la medicina

Aunque se confunden con frecuencia, bioética y ética médica no son lo mismo. En primer lugar, porque la primera se puede aplicar a muchas más áreas que a la medicina; por ejemplo, a las decisiones de no clonar seres humanos y no usar armas biológicas.

Ambas están intrínsecamente ligadas, conforman una relación indisoluble. La bioética analiza los dilemas éticos de la medicina y la investigación biomédica, con el objetivo de garantizar el respeto a la vida, la dignidad humana y los derechos fundamentales de los pacientes. En este sentido, la medicina no puede separarse de la bioética, ya que implica tomar decisiones éticas en cada aspecto de su práctica.

Se ha de implementar en todo momento, desde el consentimiento informado hasta la elección de los tratamientos apropiados, pasando por el manejo de la información confidencial del paciente. La bioética permite a los profesionales de la salud tomar decisiones basadas en principios éticos sólidos, atendiendo tanto al bienestar del paciente como a su autonomía y dignidad. Alimenta la reflexión crítica en torno a las implicaciones éticas de los avances científicos y tecnológicos en materia médica. Los principios bioéticos se convierten, así, en una brújula irrenunciable para estos profesionales.

 

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Fundamentos de una actuación ética: los principios bioéticos

Beauchamp y Childress son los creadores de los principios bioéticos que rigen todas estas actuaciones. Recogidos en su obra Principios de Ética Biomédica, constituyen una guía moral ampliamente aceptada para la práctica médica y la toma de decisiones sobre la salud.

Ha llegado el momento de profundizar en la naturaleza y en las circunstancias de cada uno de estos principios bioéticos.

Autonomía

Consiste en respetar las decisiones del paciente y reconocer su capacidad para tomar decisiones informadas sobre su salud. Conlleva facilitarle toda la información necesaria, respetar sus preferencias y asegurar su participación activa en el proceso de toma de decisiones médicas. Se acepta su capacidad para decidir y obrar en consecuencia, incluso cuando lo elegido le perjudique.

Es uno de los principios bioéticos cruciales en la relación médico-paciente, dado que reconoce y protege el derecho a recibir información clara y comprensible sobre:

  • Diagnóstico.
  • Opciones de tratamiento.
  • Beneficios y riesgos asociados.
  • Alternativas disponibles.

A su vez, constata que cada paciente tiene derecho a aceptar o a rechazar cualquier intervención médica, siempre que esté en pleno uso de sus facultades mentales. La consecuencia es clara: hay que obtener el consentimiento informado antes de llevar a cabo cualquier procedimiento médico o de administrar cualquier medicamento.

Considera, por otra parte, que la autonomía no es absoluta, ya que puede estar limitada por consideraciones éticas y legales. Por ejemplo, cuando el paciente no tiene capacidad para decidir por una enfermedad mental, por falta de competencia, minoría de edad, estado vegetativo u otras circunstancias. En tales casos, se debe buscar el consentimiento sustituto o el asesoramiento de un representante legal, pues quienes tienen su autonomía mermada poseen el derecho a la protección gracias a los principios bioéticos.

La autonomía personal debe respetarse siempre, puesto que presenta fuerza de ley. Por ello, si una persona enferma se niega a someterse a un tratamiento médico que podría salvarle la vida, no se le puede obligar.

Beneficencia

El segundo de los principios bioéticos que rigen la medicina actual contempla la obligación de actuar en beneficio del paciente, buscando su bienestar y promoviendo su salud.

Lo que comúnmente llamamos «hacer el bien» es un deber moral para todos, en especial cuando se trabaja en el ámbito de la ciencia. La responsabilidad profesional de cualquier sanitario es hacer todo lo posible para curar el daño y favorecer el bienestar de los afectados.

¿Qué ocurre cuando este fundamento choca con el de autonomía? Tal y como ocurre si el sanitario recomienda un tratamiento y el paciente se opone a recibirlo. Los principios bioéticos están jerarquizados, el de autonomía debe imponerse.

Salvo en estas circunstancias, promocionar la salud y el bienestar es el punto de partida y de llegada al poner en práctica la beneficencia. Dicho de forma clara, el paciente es el centro y la medida de todas las cuestiones médicas.

Justicia

Se relaciona con la distribución equitativa de recursos y el acceso igualitario a la atención médica. Todos tenemos derecho a recibir una atención justa y equitativa, con independencia de nuestra raza, género, religión o condición socioeconómica.

Los principios bioéticos subrayan esta realidad que exige:

  • Dar a cada uno lo que merece.
  • Administrar, al repartir, los criterios de igualdad.
  • Procurar minimizar las causas de discriminación.

En la actualidad, es considerada esencial en la atención médica ética. Sin importar su condición, sus orígenes y circunstancias, los pacientes deben recibir una atención equitativa y justa. En paralelo, los recursos sanitarios han de ser perfectamente distribuidos para inhibir cualquier forma de discriminación o desigualdad en la atención médica.

En la práctica, todas las personas han de poder beneficiarse de un avance científico, sin quedar excluidas de ello por razones no objetivas. De este modo, todas las personas pudimos recibir las vacunas anti-COVID-19 en España, sin restricción alguna. No fue necesario contar con seguro médico en los países en los que suele ser requerido. Todos los ciudadanos tuvimos la oportunidad de acceder a ella.

No maleficencia

El último de los principios bioéticos de Beauchamp y Childress se puede resumir en algo tan sencillo como es no causar daño al paciente, al menos intencionadamente. Es uno de los principios bioéticos más extendidos en todas las culturas, quizás porque se basa en el respeto a los demás y al entorno.

Los profesionales de la salud deben adoptar todas las medidas pertinentes para prevenir cualquier forma de daño físico o psicológico. Siempre han de garantizar que sus acciones no generan un sufrimiento innecesario. Para ello, es básico decidir con amplia información y de modo cuidadoso, prestando atención a los posibles riesgos y a los beneficios de cada tratamiento o procedimiento médico planteado.

Estos principios bioéticos resultan ineludibles en la práctica profesional sanitaria, ya que proporcionan un marco ético sólido para tomar decisiones difíciles y garantizar una atención ética y responsable. El equilibrio entre los derechos y deseos del paciente con las obligaciones morales del profesional de la salud es la clave.

En torno a estos cuatro principios bioéticos se ha desarrollado la bioética que, como acabas de leer, es una de las disciplinas más complejas e interesantes de las últimas décadas. ¿Quieres saber más sobre ella? Accede a nuestra web e infórmate sobre nuestro Máster Universitario en Bioética.

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