Psicología del aprendizaje: aprender a estudiar en la etapa adulta
La principal característica de la sociedad contemporánea es el cambio y la rapidez. La ciencia y la tecnología avanzan a una rapidez inusitada, como nunca antes se había visto en la historia de la humanidad. Todavía no nos hemos acostumbrado a un determinado avance tecnológico, cuando ya surge otra novedad que debemos asumir para no quedarnos fuera de juego en el terreno laboral y social.
En este contexto, los adultos no tienen suficiente con lo aprendido en la niñez y la juventud y no tienen otro remedio que reciclarse constantemente para poder ser competentes en su trabajo y en las relaciones con sus hijos, familiares, amigos y con la sociedad en general.
Sin embargo, la mayor parte de los sistemas educativos no dan respuesta, al menos no de forma suficiente, a las necesidades de educación que estos tienen para poder dar adecuada réplica a la sociedad cambiante en la que viven. El problema de base es que la educación, a diferencia de épocas anteriores, no ha de procurar enseñanzas en relación a unas bases de conocimientos muy bien conocidas y afianzadas durante años, sino que deben amoldarse constantemente a un cambio continuo, los que puede dar lugar a situaciones imprevisibles.
¿Cómo aprende un adulto? Las diferencias con niños y jóvenes
En las universidades y centros de formación para adultos existe la tendencia errónea de querer aplicar la misma metodología en la formación de personas adultas que en la enseñanza escolar o secundaria, sin tener en cuenta un serie de diferencias importantes existentes entre la forma de aprender de niños o adolescente y los adultos.
Estas diferencias pueden sintetizarse de esta forma:
- Diferencias en el dominio de habilidades y estrategias de aprendizaje.
- Motivaciones e intereses personales diferentes.
- Perfiles psicológicos distintos.
- Características fisiológicas del cerebro también distintas.
- Las disponibilidad para el estudio suele ser menor, puesto que deben compaginarlos con obligaciones familiares y laborales.
Por lo tanto, a la hora de enseñar a una persona adulta hay que tener muy en cuenta los siguientes factores:
- El tiempo que lleva sin realizar ninguna acción formativa, que pueden llegar a ser muchos años.
- Posibles dificultades derivadas de la falta de recursos, habilidades y estrategias para aprender.
- Falta de hábito de estudio establecidos.
- El adulto suele buscar muy intensamente la utilidad y la aplicación práctica de la formación. En el caso de que tenga la sensación de que aquello que aprende no le sirve, se desmotivará, desviará su interés y dejará de aprender.
- Es probable que realice la formación en condiciones difíciles: cansancio, con preocupaciones laborales y familiares.
- Por lo general, la formación no es el aspecto principal de la vida de un adulto.
Aspectos a tener en cuenta en el aprendizaje de un adulto
- Ayudarle a establecer nuevas estrategias de aprendizaje y dotarle de aquellas habilidades y técnicas de estudio necesarias que le ayuden a organizar y construir su proceso educativo.
- Establecer muy claramente cuáles son los objetivos que se quieren alcanzar.
- Combinar los aspectos teóricos con los prácticos, relacionando lo abstracto con lo concreto y cotidiano.
- Dar mucho énfasis a la parte práctica, concreta y útil de las enseñanzas.
- Siempre que se posible, establecer relaciones entre lo que aprende y su aplicación en el trabajo.
- Es muy importante crear un clima de confianza y entendimiento entre el profesor o formador y alumno.
- Estimular y motivar, valorando muy especialmente el sobre esfuerzo realizado por el alumno adulto para aprender.