Dr. José Martí Parreño: Metaverso ¿Qué es? ¿Cómo funciona? y ¿Qué futuro tiene?
Desde que, a finales del año pasado, la compañía anteriormente conocida como Facebook anunciara su cambio de nombre a Meta y presentara su proyecto de ‘Metaverso’ al mundo, el término se ha convertido en uno de los conceptos más ubicuos en la conversación pública y mediática, aunque en la mayor parte de las ocasiones en que aparece el término no exista mucha claridad respecto a qué significa o sobre qué se está hablando. Por ello, pedimos al Dr. José Martí Parreño, Vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad, que nos haga un breve recorrido por algunos de los conceptos e interrogantes fundamentales concernientes al metaverso. El Dr. Martí Parreño es Licenciado en Bellas Artes, Especialidad Pintura; Doctor en Plástica Contemporánea y Doctor en Marketing. Cuenta con una amplia experiencia docente, profesional e investigadora, especializándose en temas relacionados con la publicidad, mensajes híbridos, product placement, comportamiento del consumidor y gamificación.
¿Qué es el metaverso? ¿Qué empresas además de Meta (Facebook) apuestan actualmente por desarrollar este ‘mundo virtual’?
El metaverso es un entorno digital que configura una realidad virtual paralela a nuestro entorno físico. Películas como Ready Player One de Steven Spielberg han dibujado un hipotético metaverso en el que los usuarios interactúan con esta realidad artificial a través de trajes hápticos y gafas de realidad virtual. La serie de Amazon Upload fuerza un poco más la conjetura planteando un metaverso en el que los seres humanos pueden descargar su conciencia y vivir eternamente tras su muerte física.
Meta (Facebook) es posiblemente la empresa que, debido a su impacto mediático y socioeconómico, está generando un mayor interés sobre el tema, pero el concepto, desde el punto de vista comercial, no es nuevo. Second life, creada por Linden Lab en 2003, fue el primer intento realmente serio, y de éxito, en monetizar el metaverso. En este mundo virtual, los usuarios podían adoptar el aspecto que desearan a través de sus avatares; construir castillos, apartamentos o lo que se les pasara por la imaginación, y comerciar con objetos virtuales a través de la moneda de este metaverso, el dólar Linden, que era canjeable por monedas de curso legal como dólares y euros.
¿Qué diferencia el concepto de metaverso de la realidad virtual tal como la conocemos a día de hoy?
Son términos con fronteras difusas y que en ocasiones se utilizan como sinónimos. El concepto de realidad virtual se desarrolló en torno a espacios virtuales digitales generalmente cerrados mientras que el metaverso nace vinculado a la conectividad de internet de última generación. El metaverso se desarrolla en las redes de la tecnología de la información y tiene un enfoque claramente social. No es de extrañar por tanto que Meta quiera evolucionar su exitosa red social de 2 dimensiones (Facebook) a las 3 dimensiones del metaverso. Un metaverso con enormes posibilidades de monetización y no exento de peligros económicos para sus usuarios como podemos ver tanto en Ready Player One como en Upload.
Ya hay informaciones que señalan que hay importantes firmas gastando cuantiosas sumas de dinero en ‘terrenos virtuales’ ¿Nos puedes explicar por qué y qué posibilidades nos ofrece el metaverso si se llega a desarrollar e implementar tal cual está planteado?
Nuevamente esto no es algo nuevo ya que Second life ya vendía estos ‘terrenos virtuales’ (islas) hace 20 años. Parte del éxito de Second life radicó en el desembarco de marcas e instituciones que “construyeron” virtualizaciones de sus tiendas y productos en estas islas digitales: desde concesionarios de automóviles hasta recreaciones virtuales de universidades. Las posibilidades para las marcas son enormes ya que pueden generar un espacio virtual en el que presentar sus nuevos productos a una audiencia planetaria que simplemente necesita conectarse a este metaverso desde el salón de su casa. Puesto que el límite de lo digital sólo lo pone la imaginación, una marca de automóviles puede presentar su último modelo en una recreación del planeta Marte o en la cumbre del Himalaya. El metaverso permite generar experiencias virtuales intensas desde el confort y la seguridad de nuestro sillón. Pensemos en una clase de astronomía que se imparte desde el interior de una galaxia en la que podemos contemplar estrellas y planetas como no sería posible de otra manera. Las posibilidades para la educación son evidentemente interesantes.
Y el reverso ¿Qué peligros puede entrañar este constructo tecnológico?
Un peligro ya apuntado es el riesgo económico en un metaverso comercialmente dominado por las corporaciones y en el que los usuarios pagan sus deudas con trabajos forzosos como ocurre en Ready Player One. Las posibles adicciones subyacen en un mundo virtualizado idílico del que no queramos salir jamás huyendo de una realidad física menos placentera. Si la película Matrix nos mostraba un metaverso dominado por una máquina que había creado una realidad virtual en la que mantenía a los seres humanos vivos únicamente para utilizarlos como “pilas”, un riesgo más real es que los propios seres humanos se encadenen voluntariamente al metaverso renunciando a otro tipo de realidad.
En tu opinión ¿Cuándo podría ser real, es decir cuándo podríamos acceder a él? aunque tal vez la pregunta deba ser ¿Crees que llegará a ser ‘real’, es decir, a implementarse y desarrollarse como está planteado actualmente?
El desarrollo de internet y las tecnologías de difusión masivas de datos, necesarias para realizar estas virtualizaciones, crece exponencialmente año tras año. No van tan rápido los desarrollos de las interfaces (trajes y guantes hápticos, gafas de realidad virtual, etc.) para hacer que nuestra interacción con el metaverso sea tan cómodo y sencillo como nos muestra el cine o la televisión. Sin embargo, si a empresas con los recursos económicos como Meta (Facebook) le siguen inversores en busca de nuevos mercados el punto de inflexión en la constitución del metaverso puede darse en cualquier momento. Lo hemos visto en otros campos como el de los viajes espaciales turísticos ¿quién iba a imaginar hace apenas 20 años la existencia de empresas como Space X o Blue Origin?