Descubre los secretos de la función de la nutrición en humanos
A todos nos gusta comer, y mucho más cuando lo que tenemos delante es un plato delicioso que nos encanta. Aunque pueda parecer que comemos por placer, lo cierto es que lo hacemos por necesidad, ya que la verdadera función de la nutrición del ser humano es aportar a nuestro cuerpo toda la energía que necesitamos para afrontar el día a día
Pero, ¿qué ocurre exactamente cuándo comemos? ¿Cómo consigue nuestro cuerpo que una fruta, un dulce, un trozo de carne o cualquier alimento se conviertan en nutrientes? Vamos a verlo con más detenimiento.
El proceso de la función de nutrición del ser humano
Imagina que estás en un restaurante y te ponen un apetitoso plato con una tarta de chocolate y nata, coges el tenedor y metes en tu boca un trozo del pastel. En ese momento comienza la digestión, proceso que culminará con la transformación de esa tarta en diferentes nutrientes que tu cuerpo podrá aprovechar.
El tenedor con el trocito del dulce entra en tu boca, entonces se comienza a mezclar con la saliva que sale por las glándulas salivales y que forma el bolo alimenticio.
El bolo alimenticio se traga, atraviesa la faringe, el esófago y entra en el estómago. En él se producen los denominados jugos gástricos, que tienen la misión de romper los trozos de tarta para hacerlos cada vez más pequeños. Del estómago, el alimento va hasta el intestino delgado.
En el intestino delgado, el hígado y el páncreas vierten los llamados jugos digestivos que hacen que se separen los nutrientes para el cuerpo humano. Los que se han separado de los alimentos se absorben por el intestino delgado para pasar a la circulación.
Lo que el organismo no necesita entra en el intestino grueso. En él, el agua que contienen esos restos pasa a la sangre. Luego los restos forman las heces y se expulsan del cuerpo por el ano. Y así finaliza el recorrido de ese trozo de tarta: lo que a nuestro cuerpo le interesa se lo queda y lo que no, lo expulsa.
Los términos más utilizados en relación a la función de nutrición del ser humano
Para entender bien de qué trata la nutrición y qué factores intervienen en la misma es importante tener claros algunos conceptos básicos:
- Alimentos. Son las sustancias que comemos y bebemos y de las que se obtienen los nutrientes. Por ejemplo, la fruta, la verdura o la carne.
- Nutrientes. Son las moléculas que contienen los alimentos y que necesitan las células de nuestro cuerpo. Algunos ejemplos de nutrientes son glucosa, ácidos grasos o aminoácidos.
- Alimentación. Es la acción de tomar alimentos, es decir, de comer y beber.
- Nutrición. Es el proceso por el cual el organismo absorbe a través de las células lo que necesita para vivir.
- Dieta. Es el conjunto de alimentos que tomamos normalmente, teniendo en cuenta el volumen y las veces que comemos.
Los aparatos que intervienen en la nutrición
En la función de nutrición intervienen varias partes del cuerpo humano:
- El aparato digestivo. Es el encargado de transformar los alimentos en sustancias que sean asimiladas por las células para proporcionar energía al cuerpo humano.
- El aparato circulatorio. Tiene la función de transportar los nutrientes de los alimentos a las células de nuestro cuerpo. Además de los nutrientes, transporta oxígeno y hormonas.
- El aparato respiratorio. Su función es la de intercambiar oxígeno por dióxido de carbono para eliminar este último del organismo. Además, de esta forma, proporciona oxígeno a las células.
- El aparato excretor. Como vimos anteriormente, una vez procesados los alimentos por el cuerpo para extraer los nutrientes, los restos forman heces que son eliminadas por el aparato excretor.
¿Por qué es tan importante el proceso de nutrición?
Ya hemos visto cómo funciona el proceso de digestión, algunos conceptos básicos y las diferentes partes del cuerpo que intervienen en la nutrición, así que es hora de ver por qué es un proceso tan importante.
El cuerpo humano es una “máquina” de diseño perfecto en la que los diferentes órganos asumen funciones que nos permiten desarrollar nuestro día a día con plena normalidad. Pero para que todo funcione bien hacen falta los nutrientes.
Como hemos dicho antes, los nutrientes son moléculas que le aportan a nuestras células los elementos que ellas necesitan para poder trabajar. De este modo, una buena nutrición nos ayuda a prevenir enfermedades e incluso puede ayudar a curar ciertas patologías.
Pero debemos tener en cuenta que para estar bien nutridos no basta con comer, sino que hay que comer de forma equilibrada, siguiendo una dieta basada en productos naturales y ricos en nutrientes como el pescado, la fruta, las verduras, las legumbres y la carne. Estos nos aportan proteínas, vitaminas, hidratos de carbono y otros nutrientes esenciales.
No por comer más vamos a obtener más nutrientes. Nuestro cuerpo solo necesita una determinada cantidad de los mismos, y aquello que no necesita simplemente lo desecha o lo acumula en forma de grasa. De ahí que cuando comemos demasiado, o nos alimentamos a base de productos no sanos como los ultraprocesados, no estemos contribuyendo en realidad a nutrir nuestro cuerpo, porque lo que le estamos dando son cosas que no necesita.
Si una buena nutrición es siempre importante, hay etapas de la vida en las que todavía lo es más. Ocurre durante la infancia y la adolescencia, cuando el cuerpo está en pleno crecimiento y consume mucha más energía. Pero también durante el embarazo, en la menopausia y una vez en la tercera edad.
Consecuencias de una mala alimentación
Llevar de forma habitual una mala alimentación provoca que nuestro cuerpo no disponga de los nutrientes necesarios para seguir funcionando. Le estamos proporcionando calorías, pero no la “gasolina” que le hace falta.
Si nuestro organismo no puede extraer suficientes nutrientes de lo que comemos, empezará a sufrir las consecuencias. Las más evidentes se verán a corto plazo, en forma de problemas gastrointestinales como dolor de estómago, estreñimiento o diarrea. Pero hay consecuencias a largo plazo más graves.
Una mala nutrición puede favorecer el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, causar problemas de memoria, aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, disminuir el rendimiento deportivo o provocar insomnio.
Pero para cuidar de la salud no solo basta con tomar alimentos sanos, también es importante cómo comemos. Los expertos aconsejan hacerlo de forma relajada y despacio, masticando debidamente.
La mejor manera de mantener una buena alimentación a lo largo de toda la vida es enseñar a los niños buenos hábitos alimenticios que puedan mantener en el tiempo. Si somos conscientes de la importancia que tiene la función de la nutrición en humanos y de cómo puede influir en que nuestra salud sea mejor o peor, tendremos el mejor aliciente posible para cuidar nuestra alimentación y elegir productos ricos pero que sean lo más sanos posibles para nuestro organismo.
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