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Educación

El Trabajo Social. Una responsabilidad con la sociedad.

Equipo de Expertos en Ciencias de la Salud

La situación de conflicto que ha caracterizado a la sociedad a lo largo de toda su historia, así como la exclusión social que da origen a diversos tipos de violencia, la debilidad institucional y las deficiencias en la participación política de los ciudadanos, que limita las posibilidades de construir alternativas a esta condición de crisis, plantea numerosas demandas a la universidad como institución responsable de la construcción del ethos de la sociedad.

Se le exige la formación de profesionales capaces de desempeñarse satisfactoriamente en los distintos ámbitos de la vida social; la construcción de sujetos políticos propositivos y comprometidos con el desarrollo de su país y, finalmente, la producción de conocimientos que respondan a las necesidades más relevantes de la sociedad.

En este sentido existe cierto consenso acerca del papel determinante de la educación en la construcción de un orden social incluyente, con base en la formación integral, de sujetos políticos conscientes y participativos. No sólo de la capacitación de trabajadores competentes para el mercado laboral que, muchas veces, ni siquiera alcanzan una inclusión exitosa en el mundo del trabajo debido a que el desarrollo se ha visto reducido  al crecimiento económico, con lo que se desconocen las múltiples dimensiones del ser humano, se restringen sus posibilidades de acceso a los desarrollos superiores de la cultura y se lo reduce a su capacidad para adquirir mercancías, excluyendo a millones de personas de los beneficios de un sistema económico concebido a partir del mercado para beneficiar a sólo unos pocos.

Es así como se espera que los procesos de formación que tienen lugar en la universidad, aporten a la construcción de alternativas a los problemas sociales y al conocimiento, la comprensión y la superación de los  mismos, no sólo en su dimensión estrictamente técnica, sino en sus implicaciones sociales, políticas, éticas y ambientales.

En este contexto las ciencias sociales contemporáneas han puesto en evidencia la urgencia de reflexionar en torno a  los procesos de formación, esta reflexión alude también  al  desempeño de los profesionales  en el ámbito de la sociedad, como alternativa y aporte a la  solución de  las actuales situaciones de violencia, exclusión, corrupción política, intolerancia, indiferencia  y desigualdad presentes en la historia de los países. Se destaca el interés de desarrollar procesos de aprendizaje en el ámbito de las ciencias sociales que permitan acceder a una mejor y mas gratificante interacción social que se base en la comprensión de lo humano y de las condiciones de vida,  con miras no solo a conocer para comprender sino que, a partir de esa comprensión, se logré la trasformación.

En este sentido observar los problemas sociales y humanos en el conjunto de las interacciones entre los sujetos, en la estructura de las sociedades y en las formas de organización de los conglomerados humanos, se constituye en una de las premisas que asume la orientación  del Trabajo Social. “Podría decirse entonces, que el trabajo social se sociologiza. En esta trilogía de la llamada metodología clásica o tradicional de trabajo social, individuo-grupo-comunidad, el péndulo oscila desde una concepción que centra lo social en el sujeto  hasta  una especie de comunitarismo que sumerge al individuo en el colectivo”. (Gartner Isaza, Lorena. ¿es el trabajo social una disciplina?.p.5 )

En el panorama del trabajo social y en la trayectoria hacia  su evidente fortalecimiento como disciplina, las ciencias sociales han jugado un papel relevante en todas las dimensiones que ha asumido desde su nacimiento. Es así como se destaca una mirada holística e interdisciplinaria que permite comprender la complejidad de la realidad social en la que  se  valida el trabajo que allí se realiza, del que  emergen realidades  en torno a dicotomías entre el sujeto y su comunidad, la necesidad de comprensión para el cambio y la asimilación de la integralidad del desarrollo humano, el trabajo de intervención y la sensibilidad frente a la situación del otro. Todo esto plantea un dialogo de saberes que difumina los limites entre las disciplinas con miras a un trabajo articulado, coherente y responsable en función del cambio y la cohesión social, con base en un evidente altruismo que trasciende el reconocimiento de la naturaleza humana y su connotación social, hacia el fortalecimiento de la persona, de sus posibilidades para la  convivencia y la trasformación con miras a su bienestar y desarrollo.

En el campo del Trabajo Social las fronteras entre las ciencias sociales son difusas y entre una y otra disciplina existen vínculos y convergencias  que enriquecen y validan la realidad social en el marco de una evidente complejidad que posibilita contribuir a responder a las demandas que exige la formación universitaria en un mundo convulsionado y complejo   en el que es imperativo   destacar  la responsabilidad social inherente al quehacer universitario.

En consecuencia, se  identifica la universidad como una institución social con la clara responsabilidad en la formación de profesiones fuertes en lo científico y técnico pero también y sobre todo en la formación del carácter humano, y por ende, ético, político y moral, es decir, con una responsabilidad directa hacia  procesos de formación ciudadana. De esta forma la universidad   orienta su quehacer hacia la consolidación de una sociedad solidaria y autogestionada fortalecida por un espacio público deliberativo e incluyente. Es en este espacio de reflexión y saber en donde debe constituirse la complementariedad entre  el progreso material  y la igualdad de derechos y obligaciones en lo público y en lo político.

En consecuencia, se considera que ante visiones de corte estratégico- intrumental  y eminentemente economicista, es preciso anteponer una interpretación filosófica, pedagógica y social en la que prevalezca el sentido moral, ético y político del quehacer universitario que indudablemte se vislumbra en porgramas como el de Trabajo Social.

Liliana Del Basto S.

Profesora de Sociología en Grado en Trabajo Social de la Universidad Internacional de Valencia

 

Referentes bibliográficos:

DEL BASTO, L. (2011) Universidad y sociedad civil. Dimensiones éticas y políticas de la educación. Universidad de Tolima. León Graficas Ltda.

HOYOS, G. (1998). El ethos de la universidad. Revista de Humanidades UIS, Bucaramanga.

HOYOS, G. (2009). Educación para un nuevo humanismo. Magis, 435-433.

JONAS, H. (1995). El principio de responsabilidad: ensayo de una ética para la civilización tecnológica. Herder: Barcelona.

MARTINEZ, María Eugenia et al. Historia del trabajo Social en Colombia.1900-1975.  Bogotá: Cuadernos Universitarios, 1981. Del Basto, L. (2007). Lo público y la sociedad civil en el contexto de la Universidad. Universidad del Cauca.

MORENO, Carlos y OVALLE María Cristina ( 2014). Formación ciudadana y universidad: un abordaje crítico a la responsabilidad social de la universidad, desde la perspectiva de los jóvenes. Universidad del Tolima. Trabajo de Maestría.

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Equipo de Expertos en Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia.

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