El tratamiento del síndrome de Down desde una perspectiva inclusiva
La inclusión educativa de los alumnos con síndrome de Down es un proyecto que beneficia a todos. En primer lugar a este tipo alumnos, porque de esta manera aprenden a desenvolverse en el ambiente real en el que se encontrarán en su etapa adulta, aumentando sus posibilidades de adaptación social y laboral. Pero los efectos positivos también influyen en el resto de compañeros, profesores y el personal de las escuelas porque les permitirá adquirir valores como la tolerancia y el respeto a la diversidad a través de una enriquecedora experiencia.A
Es necesario entender la integración escolar de los niños con síndrome de Down como un estadio fundamental en el proceso de inclusión social que comienza en la familia y culmina en la etapa adulta, con su participación en la sociedad como ciudadanos de pleno derecho.
El proceso de enseñanza-aprendizaje en los niños con síndrome de Down
La planificación educativa de los alumnos con síndrome de Down debe ser integral y sistemática en todo el proceso. No se trata solamente de intervenir sobre el chico o chica adaptando los objetivos y contenidos académicos a su capacidad y estilo de aprendizaje. Esto es sólo una parte del trabajo completo que hay que realizar en el aula, el cual incluye un plan de actuación que incida en multitud de factores y perspectivas, atendiendo a cuestiones como: comportamiento, desarrollo y relaciones con iguales (compañeros) y adultos (profesores, familiares, personal del centro, vecinos, etc.).
El aprendizaje de los chicos con síndrome de Down está muy marcado e influenciado por una mayor lentitud de los circuitos cerebrales, lo que les provoca dificultades importantes en la adquisición de nuevos conceptos y en su retención, así como diversos problemas en el procesamiento, abstracción y conceptualización de la información.
En definitiva, no es que los alumnos y alumnas con síndrome de Down no puedan aprender muchas cosas, sino que lo hacen más lentamente, siendo también inferior a la media de la clase su capacidad para generar respuestas a una situación concreta, correlacionar conceptos y tomar decisiones secuenciales y lógicas.
Los chicos con síndrome de Down pertenecen, obviamente, al grupo de alumnos con necesidades educativas especiales (NEE), por lo que la metodología de enseñanza debe adaptarse al ritmo de aprendizaje, potencial y características individuales de cada niño.
Las siguientes pautas y consejos, convenientemente adaptados al potencial y evolución de cada chico, pueden ser muy eficaces para mejorar el aprendizaje de los alumnos y alumnas con síndrome de Down:
- La inestabilidad de lo aprendido es una característica bastante común entre este tipo de alumnos y a veces olvidan conceptos y competencias que parecían tener consolidadas. Por lo tanto, es necesario establecer un programa muy bien estructurado de reforzamiento y repaso de la materia ya impartida, en especial en los meses de verano.
- Se debe potenciar el enfoque práctico y la aplicación de lo aprendido a situaciones de su vida cotidiana, pues a estos chicos les suele costar mucho generalizar los conceptos a otros ámbitos.
- Es fundamental que el maestro trate de estimular constantemente a estos alumnos, animándoles a participar y a mantener una actitud proactiva, con el objeto de contrarrestar su tendencia a inhibirse y permanecer pasivos.
- Dada su mayor capacidad para la percepción visual, resulta altamente efectivo apoyar la enseñanza en elementos gráficos: signos, gestos, señales, imágenes, dibujos, vídeos, etc.
- Aprovechar su alta capacidad de observación y de imitación para favorecer y reforzar por este método la adquisición de los distintos aprendizajes.
- Reforzar la enseñanza de las diversas competencias y conceptos con el mayor número posible de ejemplos concretos y aplicaciones prácticas.
- Tener en cuenta que, por lo general, su nivel de comprensión lingüística es mucho más alto que su expresión verbal.
- Para conseguir unos óptimos resultados, frecuentemente la educación de estos chicos ha de ser reforzada con apoyos personalizados llevados a cabo por profesionales especializados en Pedagogía Terapéutica, Educación Especial y Audición y Lenguaje y Logopedia. El objeto principal de estos profesionales es complementar la labor de los profesores del aula ordinaria y asesorarlos en aspectos de intervención específicos.
Adaptación curricular y forma de evaluación
Existen casos de alumnos con síndrome de Down que han llegado a cursar incluso estudios universitarios, lo cual demuestra el enorme potencial de estas personas. No obstante, sus problemas cognitivos, pueden ser determinantes, en especial en los últimos cursos de primaria y en la ESO, por lo que es necesario realizar las adaptaciones curriculares individuales pertinentes. De lo contrario, se corre el riego de que sus dificultades de abstracción y conceptualización les impidan seguir avanzando en su educción.
La adaptación de las competencias de los alumnos con síndrome de Down deben basarse en el programa común de sus compañeros del aula ordinaria, pero adaptadas a sus dificultades: ritmo más lento de aprendizaje, dificultades de abstracción y generalización de conceptos, necesidad de más repetición uso de ejemplos prácticas y estímulos visuales para consolidar lo aprendido etc.
Por otra parte, estos alumnos necesitan que se les evalúe principalmente en función de sus capacidades personales, de los objetivos individuales planteados y de la evolución y progreso alcanzando por cada uno de ellos, restando peso los criterios externos.