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Ciencia y Tecnología

Telescopio reflector: ventajas y origen

Telescopio reflector: ventajas y origen

Dentro del mundo de los telescopios podemos encontrarnos con diferentes tipos. Uno de ellos, y que es uno de los más populares y conocidos de todos, es el telescopio reflector, que tiene una larga trayectoria desde que se inventara por primera vez en el siglo XVI.

El origen del telescopio reflector es realmente incierto, ya que su sistema es realmente sencillo, lo que hace que su invención pudiera remontarse tiempo atrás a las primeras documentaciones disponibles que tenemos sobre en él. En cualquier caso, la invención del telescopio reflector está atribuida a Leonard Digges, gracias a su libro Pantometría, que fuera publicado por su hijo Thomas Digges en el año 1571 y donde se hacía referencia a cómo fabricar un telescopio reflector y qué ventajas presentaba. Más adelante, el modelo fue perfeccionado por Marin Mersenne, y finalmente por el propio Newton, a quien se le atribuye la invención del primer telescopio reflector realmente funcional.

¿Qué es un telescopio reflector?

Un telescopio reflector es un tipo de telescopio que se caracteriza por el uso de espejos en lugar de lentes para conseguir obtener una imagen nítida y de calidad del objeto observado cuando se lleva a cabo el estudio del cielo nocturno. Esto se consigue mediante el uso de dos espejos de diferente tamaño, que reciben el nombre de espejo primario el de mayores dimensiones y espejo secundario el más pequeño.

El sistema es realmente sencillo. En primer lugar, se parte del clásico tubo que da forma a la mayoría de los telescopios. El espejo primario, el de mayor tamaño, se sitúa en el extremo inferior del tubo telescópico, mientras que el espejo secundario se ubica en un punto intermedio y orientado hacia el espejo primario y a la ventana de observación. El resultado se consigue gracias a que la luz de los objetos observados pasa a través del tubo telescópico, se refleja en el espejo primario para crear la primera imagen, que a su vez se refleja en el espejo secundario y, finalmente, puede ser observada por el ojo humano a través de la ventana del telescopio.

Historia del telescopio reflector

Como hemos dicho, la primera documentación que hace referencia al telescopio reflector es la que sitúa a Leonard Digges como su inventor en el siglo XVI. El telescopio original de Digges era el más sencillo de todos, lo que no supuso en absoluto un problema a la hora de obtener buenos resultados, ya que al prescindir de lentes y usar espejos se consiguen imágenes mucho más nítidas y menos distorsionadas, uno de los objetos principales de este tipo de telescopios.

En 1636, el religioso Marin Mersenne dio un paso más en la historia del telescopio reflector. En este caso, su principal aportación fue la de sustituir el espejo primario, y liso, del telescopio de Digges por un espejo parabólico, lo que supuso una mejora considerable de la calidad de la imagen que se obtenía.

En 1663, fue James Gregory quien dio un nuevo paso en el perfeccionamiento del telescopio reflector de Mersenne. En este caso, su aportación se debe a sustituir el espejo secundario original por otro espejo cóncavo, lo que permitió reflejar la luz que procedía del espejo primario parabólico de Mersenne al segundo plano focal de la elipse y, por último, a la ventana de observación.

Finalmente, la historia del telescopio reflector daría su último paso evolutivo de la mano de Newton, quien en 1668 usó un espejo primario cóncavo pero, en el caso del espejo secundario, optó por uno de plano diagonal. Esta última modificación tenía su origen en la necesidad de obtener una imagen pura, es decir, que no distorsionara el color de la luz, como sucedía especialmente con los telescopios refractores de su época. El resultado fue tan bueno que, a pesar de su simpleza, se trata del modelo de telescopio reflector que todavía hoy en día siguen usando multitud de aficionados a la astronomía cuando quieren observar el cielo nocturno sin necesidad de usar telescopios de  última generación.