Expertos VIU | Dr. Víctor José Villanueva-Blasco: Apostar para perder: adicción al juego y adolescentes
Las apuestas, especialmente las deportivas, y los juegos de azar, han vivido un crecimiento exponencial en años recientes, confirmando su posición como una de las industrias más rentables de la actualidad. Según cifras de Safebettingsites, el tamaño el sector creció de € 162.900 millones en 2020, a € 182.600 millones en 2021, un aumento del 13%, con proyecciones que aventuran un incremento que llegaría hasta los € 217.000 millones en 2022.
Estas cifras señalan un negocio pujante con un futuro brillante; pero hay otras cifras que evidencian el anverso oscuro de este crecimiento: se estima que cerca de un 3% de la población mundial es adicta al juego. En España el porcentaje oficial de personas con esta adicción es de 680.000, según datos del Ministerio de Sanidad, pero desde la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) se advierte de que habría por lo menos otros 500.000 casos sin diagnosticar. De este grupo de población, una alarmante porción está formada por adolescentes y jóvenes. Concretamente, se señala, un 3,4% de los estudiantes de 14-18 años presentaría conductas problemáticas respecto al juego.
Una situación muy preocupante, con consecuencias directas sobre el tejido social, que exige un abordaje desde el sector administrativo, el sanitario, el social y el académico. Para conocer más de cerca la realidad de la adicción al juego, que mejor que la experiencia de un experto en el tema. El Dr. Víctor José Villanueva-Blasco es doctor en Psicología, director del Máster Oficial en Prevención en Drogodependencias y otras Conductas Adictivas de VIU, miembro de la Red de Investigación en Atención Primaria en Adicciones (RIAPAD) y de la International Society of Substance Use Professionals (ISSUP), capítulo España, e IP del grupo de investigación de VIU GI-SAP.
Las casas de apuesta ya han pasado a ser un habitual de los paisajes urbanos y la publicidad de estos establecimientos es omnipresente, especialmente en entornos digitales ¿Qué problemática genera esta popularización y normalización de esta actividad y qué personas son más vulnerable a sus características negativas?
Los juegos de apuestas son una actividad legal que está ampliamente normalizada en la sociedad, pero no por ello está exenta de riesgo y daño. Lo primero que hay que entender es que los juegos de apuestas no son propiamente un juego. Se trata de una actividad económica impulsada por una industria en expansión, con una estrategia publicitaria y unas dinámicas de juego orientadas a fomentar el juego compulsivo en aquellas personas que, por distintas razones, son más vulnerables a desarrollar una adicción.
Diversos estudios señalan las características de estas personas vulnerables a la adicción al juego de apuestas. Entre estas, se señala la búsqueda de sensaciones, la baja percepción de riesgo, la impulsividad, estilos de afrontamiento inadecuados y distorsiones cognitivas. También la edad de inicio temprana, durante la adolescencia. Y esto es así porque los adolescentes, en pleno desarrollo de sus estructuras cerebrales y de su personalidad, muestran una insuficiente maduración que se relaciona con esas características. Por eso los y las adolescentes son más vulnerables que la población adulta a desarrollar una adicción a los juegos de apuestas. Esto lo sabe la industria, y por ello la publicidad directa e indirecta (a través de internet, youtubers, influencers, videojuegos) se ha focalizado en dirigirse a adolescentes y adultos jóvenes. Para ello, presentan el juego de apuestas como una actividad social, que permite relacionarse con otras personas, divertida, que supone un riesgo pero con alta probabilidad de ganancia, y que por ello, además de emocionante, puede suponer una fuente de ingresos económicos.Esto último es otra de las características que definen a las personas con mayor vulnerabilidad a desarrollar una adicción a los juegos de apuestas.
¿Qué motivaciones existen para apostar y cuáles son las consecuencias de una adicción al juego?
Las motivaciones específicas para ganar dinero apostando pueden ser múltiples. Si se entiende cómo se estructura el negocio de las apuestas, considerando que debe ser rentable para la industria a costa de quiénes juegan, el riesgo de desarrollar una adicción va a ser mayor en quiénes su situación económica sea peor.
El proceso es el siguiente. La persona comienza a jugar de forma gradual, ganando algún premio ocasionalmente, a los que da gran importancia, a la vez que minimiza las pérdidas. Este proceso refuerza su optimismo frente al juego. Progresivamente, el tiempo y dinero dedicado al juego van aumentando, y las pérdidas comienzan a ser importantes. En el desarrollo de la adicción, los comportamientos de juego se vuelven automáticos, activados por aspectos de tipo emocional y con poco control cognitivo sobre el acierto o error en la decisión de jugar. La persona sopesa los beneficios de la gratificación inmediata, es decir, ganar; pero no repara en las posibles consecuencias negativas a largo plazo. De tal manera que, como la industria siempre gana a costa de la pérdida de los jugadores, la persona puede llegar a endeudarse. En este punto, la persona suele ocultar su problema con la ilusión de recuperar las pérdidas y volver a la normalidad, mientras las deudas se incrementan y se hacen insostenibles. Esto sucede hasta que su familia o pareja se percata de lo que está aconteciendo y plantean buscar ayuda profesional.
Esta situación, si bien es grave en adultos, adquiere una dimensión mayor en el caso de los y las adolescentes y jóvenes adultos. Y no son pocos los casos. La encuesta ESTUDES 2021 estima que el 3,4% de los estudiantes de 14-18 años pueden presentar juego problemático, siendo la prevalencia superior en chicos (5%) que en chicas (1,9%). El impacto que tiene el juego problemático en estos menores es devastador en términos de desarrollo personal y social. Algunos de los efectos psicológicos más comunes son el desarrollo de estados de ánimo depresivos, inestabilidad emocional, ansiedad, empobrecimiento afectivo y agresividad. Pero también el fracaso escolar, la conflictividad familiar y otras consecuencias que, en términos generales, generan un desajuste psico-social y una mayor vulnerabilidad para el desarrollo de otras problemáticas.
¿Cómo prevenir la adicción al juego de apuestas en menores?
Aunque se tiende a destacar la importancia de los programas preventivos, estos deben acompañarse con medidas legislativas y aplicación efectiva de estas. Está bien estudiada la influencia que ejercen los medios de comunicación tradicionales y las nuevas tecnologías en la normalización de la conducta de juego a través de la publicidad, directa y encubierta. Por tanto, deben perseguirse y sancionarse de manera lo suficientemente disuasoria aquellas acciones publicitarias que incumplan la legislación vigente. También debe avanzarse en su mejora para no dejar resquicios por los que la industria siga fidelizando y captando nuevos jugadores. Por ejemplo, respecto a la idea del “Juego responsable”, promovida por la propia industria como estrategia para fomentar la normalización del juego y banalizar sus efectos perniciosos. No existe el juego de apuestas responsable en menores, amén de que es ilegal para edades inferiores a 18 años. También es importante que el foco se ponga predominantemente en los juegos de apuestas con mayor potencial adictivo (que son sobre los que la industria ha desarrollado su expansión), siendo las apuestas deportivas, los juegos de casino y las tragaperras. Tanto en su versión online a través de diversos espacios en internet, como en su modalidad offline, a través de los locales que han ido proliferando en las ciudades y municipios en la última década.
Los portales de apuestas online han facilitado el acceso a adolescentes y menores de edad a este tipo de juegos
¿Qué papel debe jugar el entorno inmediato de la persona con adicción al juego?
Tampoco hay que obviar la responsabilidad de las familias, sin establecer generalizaciones ni culpabilizar. Pero es conveniente señalar que las actitudes favorables hacia el juego de apuestas y la propia conducta de apostar por parte de padres y madres, favorecen que los hijos e hijas vean dichas conductas como aceptables y normalizadas, iniciándose en ellas e involucrándose de manera frecuente. En consecuencia, deben impulsarse medidas de prevención familiar, que irían desde la información y sensibilización por la problemática del juego de apuestas y orientaciones sobre indicadores del desarrollo de un posible juego problemático y sobre medidas de supervisión parental. Y, de manera específica con familias en las cuáles alguno de sus miembros tiene un problema de juego, programas intensivos para reducir la vulnerabilidad familiar en relación a los juegos de apuestas y otras problemáticas asociadas.
Volviendo a los programas preventivos ¿Cuál es su importancia y en qué aspectos deben enfocarse?
Finalmente, los programas preventivos orientados a los y las adolescentes también son esenciales. Estos se centran en aspectos clave que los diversos estudios han señalado como más relevantes. Concretamente, se han identificado una serie de distorsiones cognitivas relacionadas con el juego, tales como los errores en la percepción de control, la ilusión de control, la falacia del jugador (creer que va a ganar) y la incapacidad para detener la conducta de juego. Por tanto, los programas preventivos se orientan a la disminución de la ilusión de control y aumentar la percepción del riesgo de pérdida y la baja probabilidad de ganancia. Es decir, sustituir la falsa creencia de que hay más probabilidad de ganar que de perder, por la idea de que a largo plazo las pérdidas van a ser mayores que las ganancias. Estos programas también fomentan el desarrollo en competencias y habilidades socio-emocionales, que reducen la vulnerabilidad de los menores frente a la manipulación de la industria del juego de apuestas. Pero estos programas, para ser efectivos, precisan de financiación suficiente que les permita la sostenibilidad en el tiempo, la intensidad adecuada y alcanzar la mayor cobertura posible. Apostar por la prevención es la apuesta segura.